Cuarta Carta

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De Laura a Marianne

Nuestro vecindario era pequeño, ya que se reducía a tu Madre. Quizá ella te ha contado ya que, siendo abandonada por sus Padres en la Indigencia, se había retirado a Gales por motivos económicos. Allí fue donde comenzó nuestra amistad. Isabel tenía entonces veintiún años. Aunque tanto su Persona como sus Modales eran agradables, nunca poseyó una centésima parte de mi Belleza o de mis Perfecciones. Isabel había visto el Mundo; había pasado 2 Años en uno de los mejores Internados de Londres, dos semanas en Bath y había cenado una noche en Southampton.

-Ten cuidado, mi querida Laura -me decía a menudo-. Ten cuidado de la insípida Vanidad y de la ociosa Disipación de la Metrópolis de Inglaterra. Ten cuidado de los Lujos superficiales de Bath y del apestoso pescado de Southampton.

-¡Ay! -exclamaba yo-. ¿Cómo podría evitar males a los que nunca estaré expuesta? ¿Qué probabilidades tengo de comprobar la Disipación de Londres, los Lujos de Bath o el apestoso pescado de Southampton? ¡Yo, que estoy condenada a malgastar los Días de mi Juventud y mi Belleza en una humilde Casa del Valle de Uske!

¡Ah, qué poco pensaba entonces que pronto se me ordenaría abandonar esa humilde Casa por los Engañosos Placeres del Mundo!

Adeiu.

LAURA

Jane Austen - Amor y AmistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora