El Psicópata (Rubius y tu)[Adaptada]||Terminada||

*23*

No sabía exactamente cómo reaccionar, lo primero que salió de mi boca fue un susurro:

Tu: Yo no soy tuya –dije seria.
Rubén: -Se sentó en la cama- Retráctate.
Tu: No. Tú no tienes derecho de decir que soy tuya. No soy un objeto, soy una chica, una persona –dije desafiándolo.
Rubén: Eres mi chica.
Tu: -Negué con la cabeza- No. Nunca lo fui, no lo soy, y nunca, seré tu chica –dije haciendo énfasis en cada palabra.
Rubén: No debiste decir eso –dijo él mientras negaba con la cabeza.

Se acercó a mí rápidamente, me tomo con sus manos por los hombros y me beso. No me permitía separarme de él.
Le seguí el beso y sólo así aflojo un poco las manos y pude zafarme de él. Lo separe de mí.

Tu: ¿Qué demonios te sucede? -le grite mientras me ponía de pie, él se me acerco- Déjame en paz –Empecé a caminar hasta la puerta. Pero el me impidió el paso- Hazte a un lado -le volví a gritar.
Rubén: No. No te dejare salir. –Yo estaba furiosa, así que le pegue una bofetada con todas mis fuerzas. El me miro. –Tú no debiste hacer eso –me dijo serio.

Yo lo mire.

Tu: Rubén déjame salir –ya no le estaba gritando, de hecho, estaba nerviosa.

Rubén sonrió de lado. Me tomo por las muñecas y me hizo retroceder.
Choque contra la cama y caí sobre esta, Rubén se agacho.

Tu: Rubén, déjame –le dije tratando de hacer que me soltara.

Él se agacho más y empezó a besarme.
Con una mano sostuvo mis muñecas por encima de mi cabeza, me estaba lastimando la mano fracturada, con la otra mano Me agarro la mejilla.

Tu: Rubén Detente –le dije en un susurro mientras las lágrimas empezaban a caer por mi rostro.
Rubén: Admite que eres mía y me detendré.
Tu: No, ya déjame –le volví a decir- Rubén...
Rubén: Admítelo-

Las lágrimas no dejaban de caer, pero a él no le interesaba.

Tu: Bien lo admito –dije rápidamente Él se detuvo.
Rubén: ¿Admites qué?
Tu: Soy tuya –le dije en un susurro.

Él se separó de mí un poco y me soltó lentamente las manos.
Me arrincone hasta la cabecera de la cama. Él estaba en la orilla. Rodee mis rodillas con mis brazos y pegue mi frente contra mis rodillas y seguí llorando en silencio.
Escuche ruidos y sentí la respiración de Rubén cerca de mí.
Sentí su mano en mi hombro. Yo me moví.

Tu: No me toques. Déjame sola. Vete. –Escuche como caminaba sobre el piso –Te odio.

Los pasos se detuvieron.