Capítulo 9: ¿Quieres ser mi novia?.

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Pensaba que nadie era perfecto hasta que te vi sonreír.

Narra Neymar:

—¿Qué pasa con Adriana?

¿De verdad quieres que te rompa la cara?

—¡Nada!— reí nervioso. —¿Qué va a pasar? Jajaja— comencé a reírme para fingir, aunque el tenía el semblante serio. —Solo venía para decirte que tu nuevo coche es muy bonito, y... me tengo que ir adiós.

Me levanté del sofá y salí por la puerta.

[...]

No me atreví a preguntarle a Piqué, soy demasiado cobarde para eso. Ahora solo estaré centrado en la cita que tendré ahora con Adri.

Me quedé esperando en la puerta hasta que ella abrió. Estaba hermosa. Como siempre, pero hoy resaltaba más que nunca.

—Que susto me has dado— rió ella. Yo reí por acto reflejo.
—Estás... guapísima— le dije desde mi más sincera opinión.

Ella se sonrojó. Es muy tierna cuando se sonroja.

—Vamos— le tendí la mano, con la esperanza de que ella la tomase. Cuando lo hizo no lo pude creer. Tan solo me dejé llevar.

Nuestras manos... era como si encajasen a la perfección.

—Te sudan las manos, ¿No pretenderás violarme otra vez, verdad?

Ya lo tuvo que joder.

—No te voy a violar— reí. Ella me miró insegura. —¡No te voy a violar!

La vieja de la acera de enfrente me miró mal al escuchar eso, así que hice que fuésemos un poco más rápido.

—Tú y tu manía de tirarme del brazo— se quejó ella caminando detrás mía.
—Perdone señorita— le solté de la mano, ella me miró confundida. A continuación la cargué cuál novio a la novia en la noche de boda.

—¿Era necesario?— Rió ella, rodeando sus brazos en mi cuello.
—Sí— le sonreí mirándole.

Sus ojos azules son muchos más bonitos bajo la luz de luna.

Cuando por fin llegamos al coche la solté, los dos fuimos al asiento de atrás y nos sentamos juntos, el chofer conducía.

Le pedí que subiese las ventanas.

—¿Te acuerdas de mí lugar favorito?— le pregunté. Ella asintió con la cabeza.

—Pues es mucho más bonito de noche— le dije.

[...]

Narra Adriana:

Llegamos al mismo sitio que la anterior vez, y los recuerdos invadieron mi mente provocándome una sonrisa.

—Esta vez no te atrevas a tirarme— le dije mientras el me guiaba el camino.
—No, esta vez no— rió.

El me agarró de la mano disimuladamente, me sonrojé. Esos gestos hacen que le quiera todavía más.

A lo lejos veía unas luces, cuando nos fuimos acercando me quedé boquiabierta. Donde menos me esperaba una casa de lujo era aquí.

—Me gustaba este sitio así que me hice una casa aquí— miró su casa. —Entremos.

Entramos a esa gran casa, por dentro hermosa. Se nota que no la decoró Neymar.

—Sé que no te gusta la comida lujosa, yo siempre me quedo con hambre— rió, yo también reí porque es cierto. —Así que he traído algo que seguro que te hace más feliz.

Se dio la vuelta y agarró una caja en la mesa de cristal que había detrás suya, la abrió y había una pizza. Tenía un aspecto que casi se me cae la baba.

—Ojalá me mirases a mi igual— rió el.
—No lo demuestro pero lo pienso— espera, ¿Acabo de decir eso?.
—Deberías de demostrarlo más seguido— dijo el en voz baja, mirándome con intensidad y una sonrisa traviesa.

—¿Quieres que te lo demuestre?— seguí sus gestos. El asintió con la cabeza embobado. —Vale, pero primero la pizza— reí y con la caja entre mis manos caminé hasta el salón.

[...]

—Esto para mí es la comida de lujo— reí mientras miraba la caja de pizza, que estaba vacía.
—Que yo recuerde me debías algo después de la cena— me miró.
—No recuerdo eso— me hice la tonta. —¿Que te debo?— pregunté.

El se quedó fijamente mirándome por unos segundos, segundos que parecían eternos.

Sus ojos brillaban, y su cara se acercaba más y más la mía. Vi como cerraba sus ojos y unía sus labios con los míos. Yo me dejé llevar, cuando puso su mano en mi mejilla para profundizar el beso coloqué mis manos entrelazadas en su nuca, apegándole más a mi como si fuese posible. El pasó su cálida lengua por mis labios, y después se introdujo en ellos.

No era posible. Me estaba besando con Neymar.

Besando, hasta que el se separó de mi y me volvió a mirar a los ojos.

—Eso me debías, porque me tienes loco desde que te conocí— susurró con voz ronca. —Te quiero, y nunca quise a alguien tan rápido como a ti— siguió.

Yo solo le miraba, mi mirada decía mil cosas pero mi broca estaba entreabierta sin nada que decir.

—Yo también te quiero— dije en un hilo de voz. —Y me creo que me hayas dicho eso.
—Pues créelo— sonrió torcidamente. —Te quiero— repitió. —Y me da igual si voy rápido o no, pero no aguanto un segundo más sin preguntarte eso.

Se separó de mi, miró al techo moviendo los labios como si le dijese algo a Dios y seguido me tomó de la mano.

—¿Quieres ser mi novia?.




En el siguiente capítulo:

¿Qué responderá Adriana?

¿Qué responderá Adriana?

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¡Déjame en paz!© NeymarJrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora