Ver a Samantha había sido demasiado para mí. Lo sabía, sabía con qué iba a encontrarme cuando pudiese volver a verla, y creía que estaba preparado para ello, para afrontarlo, pero no fue así. Ver sus ojos cargados de terror, oír como su corazón y su respiración se aceleraban por el miedo.... Sinceramente, no podía cargar con eso.
Esperé entonces en las sombras a que ella se metiera en el edificio de clases antes de volver sobre mis pasos, arrancar el motor del coche y salir de allí. Había conducido sin proponérmelo hasta aquella remota playa en la que hacía unos días Samantha y yo habíamos pasado la tarde. Bajé del coche y paseé por allí, intentando calmar mi acalorada mente.
El mar y su susurrante sonido consiguieron aplacar poco a poco mis fuertes emociones, que me gritaban miles de cosas a la vez. Llegó un momento en que me sentí desconectar incluso de mi cuerpo terrenal y, sentado en la arena, dejé pasar las horas, con la mente tranquila por primera vez en días. Este era uno de los pocos sitios que me devolvían la paz.
Tanto fue así que perdí la noción del tiempo, del espacio y del ser. Al menos, hasta que el teléfono de mi bolsillo comenzó a pitar. Abrí los ojos entonces y no pude evitar parpadear con sorpresa. Las luces del día se habían apagado, dando lugar a las primeras sombras de la noche. No me hizo falta mirar la pantalla para saber quién era.
—¿Dónde estás?— escuché la voz de Gabe al otro lado cuando me llevé el teléfono a la oreja —. ¡Habíamos quedado hace más de quince minutos! Estamos todos esperándote en casa de Cordelia para ir a Inferno. Probablemente esos hijos de puta ya estén allí, Blake.
—Lo sé, lo sé.—Suspiré, poniéndome en pie y caminando apresuradamente de vuelta.— Iré directamente desde aquí, estoy cerca. Llegaré antes que vosotros, pero esperaré.
—Nos vemos allí.
Colgamos prácticamente a la vez. Subí a mi coche y antes de lo esperado, ya estaba aparcando en una de las zonas poco iluminadas del polígono, no muy lejos de nuestro contenedor. Salí del coche, con los sentidos ya funcionando al cien por cien, pues sabía que no me esperaba precisamente una cálida bienvenida.
Sin embargo, no me esperaba encontrar aquellos gritos. Fruncí las cejas, sin comprender. Me deshice de mi chaqueta para poder dejar salir mis alas y en menos de un segundo, cubierto por las sombras, ya me había subido al techo de un contenedor. Caminé por ellos rápidamente intentando ser sigiloso. El plan era vigilarlos, mientras esperaba a los demás.
Mi corazón dio un salto cuando, entre los gritos y las órdenes de los hombres de Carduccio, se filtró el grito quejumbroso y horrorizado de una chica. Eso sí que no lo esperaba. Me quedé paralizado ahí arriba, sin tenerlos aún a la vista, pues juraría que esa voz me era familiar.
Afiné el oído y el mundo se detuvo en el momento en que ella volvió a alzar la voz, gritando:
—¡Soltadme ahora mismo!
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The Falling Grace © [PAUSADA]
Paranormal* NOVELA PAUSADA HASTA NUEVO AVISO * En el mundo del Infierno no hay límites, no existen las reglas y desear algo es poseerlo. Así comprende D. Blake el mundo y hasta ahora, siempre le había ido bien. Su problema comienza cuando una chica, Samantha...