I want to be heard (P. O. V. Cece)

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¡Hola hola diablitos y angelitos!

YamilViro a las teclas 🙈 Hoy, en la novela, estamos de celebración pues hace un año que Leti y yo comenzamos a publicarla.

Sabemos que os hemos tenido abandonados y sin noticias de nuestros queridísimos demonios, pero así y todo queríamos tener este detalle con vosotros y regalaros este pequeño especial por el que algunos han rogado (me incluyo jajaja)

Esperamos de corazón que os guste ^^ Besazos enormísimos para todos

Black e Iara.

***

Llevaba toda la noche intentando llamar su atención. Me había propuesto que de hoy no pasaría, que sería capaz de conseguir algo más que una mirada seca y un ceño fruncido. Pero al parecer y para fastidio mío, hiciera lo que hiciese, no bastaba.

Todavía no sabía de dónde había sacado el valor para hacer lo que había hecho con los malditos chupitos. Y, para colmo, no había servido de nada. No sabía cómo había llegado a creer, por un sólo segundo, que sería capaz de seducirlo con un juego tan estúpido. No había tardado ni medio minuto en mirarme con el rostro serio y cierta pizca de desaprobación antes de darse media vuelta y alejarse de mí. Quizá en ese momento tendría que haber desistido y quizá, si lo hubiese hecho, si no me hubiese empeñado en seguir buscándolo, ahora no estaríamos así.

Sentía su mirada en mi nuca, atravesándome la piel como si fuese algo tangible y verdaderamente punzante. Yo apenas era capaz de controlar el temblor de mis manos ni mi propia respiración, por no hablar de mi estúpido corazón, como para tener que soportar su afilada y desaprobatoria mirada. Tenía los nervios a flor de piel y no dudaba de que, si me rozaba aunque fuese por una milésima de segundo, saltaría como un conejillo asustado. Sabía que si me giraba, que si me permitía mirarlo a los ojos, no me iba a gustar lo que vería. Desprecio, asco, desaprobación y furia. Y por el amor de todo lo que más quería que lo odiaba por ello.

¡Dios! No lo entendía. De verdad que no. ¿Por qué mierda todo el mundo se empeñaba en protegerme? ¿Por qué todos me veían como a una niña pequeña? ¿Por qué nadie me tomaba en serio? Entendía por qué lo hacía Sam y no podía reprocharle nada por preocuparse, simplemente había aprendido a dejarlo estar y lidiar con ello. Pero no podía entender por qué lo hacían los demás. ¿Es que llevaba un puñetero cartel de neón luminoso que gritaba: DAMISELA EN APUROS?

Y lo peor era que ya me había rendido en mis intentos por conseguir un poco de su atención, lo que hacía que toda esta situación de mierda fuese aún más absurda. Hacía rato que ya me había cansado y había decidido ignorarlo y divertirme de verdad, sin preocuparme por si me miraba, por si me sonreía o por si, simplemente, desaparecía. Al principio, bailé con las chicas hasta que Sam desapareció con Blake y Cordelia comenzó a sentirse demasiado mareada como para continuar en pie y se dejó caer en uno de los taburetes junto a la barra. Junto a él.

Sólo quedábamos Eileen y yo y, para ese momento, ya me daba todo igual. Había conseguido superar mi incomodidad ante su actitud descarada y constantemente sugerente hasta el punto en el que, había ocasiones, en las que me divertía seguirle el juego. Como en ese momento, en el que las dos estábamos bailando la una pegada a la otra, ella paseaba sus manos por mi cuerpo y yo me dejaba, riendo y moviéndome al ritmo de la música hasta que intercambiamos papeles. Pero Eileen no se reía, ella simplemente me miraba con una sonrisa pícara y ojos devoradores que, lejos de ponerme nerviosa, me hacían reír aún más. Puede que fuese culpa del alcohol, puede que no, pero el caso era que me lo estaba pasando genial y no quería dejar de bailar. Ni siquiera fui consciente del momento en el que dejé de bailar con Eileen y comencé a hacerlo con ese chico.

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⏰ Última actualización: Sep 14, 2017 ⏰

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The Falling Grace © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora