VIII.

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*Hayley*

-¿Hayley?

Asentí atónita y sonrió.

-Qué rencorosa eres mujer...me has dado en toda la cabeza.-Se quejó.

De inmediato enrojecí. ¡Qué vergüenza!

-Lo siento..-murmuré avergonzada y de repente soltó una carcajada.

-Era broma, tranquila que no pasa nada.

-¿Qué hacías en el suelo?

-Coger un billete, ¿no está hoy tú novio contigo?

-¿Qué novio?-Pregunté a la vez que me incorporaba y me imitó.

-¿Cuántos tienes, mujer?

-Ninguno.-Reí ante su pregunta.- ¿Qué clase de pregunta es esa?

-Una...para saber si tengo vía libre contigo.-Contestó guiñándome un ojo.

-Lo dudo. Siempre que nos vemos acabamos en el suelo.

-¿Qué tal el golpe?-Cuestionó acordándose de ayer.

-Mucho mejor, gracias.-Contesté con una sonrisa, que me devolvió.-Bueno...oye, me tengo que ir a casa, es tarde.

-¿Te puedo acompañar?

-¿En serio?

-No, en broma. Pues claro que es en serio.

Dudé por unos segundos. Podía ser majo, pero, ¿y si me secuestraba? Aunque pensándolo bien...eso solo pasa en las películas, ¿no?

-Vamos entonces.

Por el camino estuvimos hablando de muchísimas cosas, cosas simples que hicieron que no parase de reír. Por otra parte, no paraba de pillar indirectas que iba lanzando. Pero era simpático, tanto como guapo.

-Llegamos.-Señalé una vez divisé la puerta de casa.

Acarició mi mejilla y sonrió.

-¿Qué pasa si te beso?

-No va a pasar, Dani.-Contesté sorprendida e intentando sonar firme.

-Pero quiero hacerlo...-Susurró aproximándose, haciendo que mis nervios aumentaran.

-Dani, no.-Susurré yo por la distancia.

-Por favor...

Podía sentir su aliento. Su otra mano en mi cintura. Y mi corazón latiendo fuerte. Estaba a punto de posar sus labios sobre los míos pero antes de que chocaran, un estruendo proveniente de un callejón nos sobresaltó haciendo que nos separásemos de golpe. Busqué con la mirada el origen del ruido.

-Oh, vaya. Ha sido ese gato que ha tirado un cubo de basura...-Comentó en voz baja.

-Oh...bueno entonces yo... ¡me voy!-Dije rápidamente y me adentré a casa antes de poder escuchar una respuesta por su parte.

Fui directa a mi habitación y me adentré en la cama.

¿Qué había sido eso?


Menos mal que no ha sucedido. Había estado a punto de besarme con mi mejor amigo hace un par de horas y ahora con un desconocido...Bueno, amigo. No lo sé. Aún seguía nerviosa por los acontecimientos. No es posible que mi corazón lata tan rápido por dos chicos, uno de los cuales acabo de conocer.


*Narra Álex*

Sin duda, estaba enfadado con Hayley. No podía entender cómo había sido capaz de ocultarme que ese gilipollas de Daniel la haya estado enviando una rosa cada día. Cada vez que recuerdo la manera en que me he enterado, me cabreo un poco más.

BAJO LLAVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora