XVI

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*Narra Alex*

-Hayley...ultimamente te sonrojas mucho cuando estamos juntos...-dije con esperanza.

-¿Qué? No lo creo. -Respondió rápidamente.

-¿Es en serio?-Pregunte incrédulo. - Si lo haces.

-Ya lo sé.-Acabó admitiendo y sonreí.

-¿Y por qué crees que es?

-No lo sé...-Titubeó.

-Eres una chica lista, seguro que lo sabes.

-No, no lo sé.-Repitió firme.- Igual que no sé porque tu te pusiste rojo el otro día cuando mi madre hablo de nosotros como pareja.

Mierda, me había pillado. Pero ella estaba mucho más nerviosa que yo.

-En realidad de eso también sabes el porqué.

Me miró por unos segundos y se sonrojó de nuevo. Lo que daría por estar en su cabeza y saber lo que está pensando ahora mismo.

-¡Es verdad!¡Estás muy roja! ¿Te gusta Álex? -Preguntó mi hermana con los ojos brillantes. -Yo quiero que tú y Álex seáis novios y vivas aquí, y duermas conmigo.

-¿Contigo?-Cuestionó Hayley sorprendida.

-Si lo prefieres conmigo...-Sonreí de lado y otro sonrojo por su parte.- ¿No sería la primera vez no?

-No, en realidad no. ¿Oye Erika, te puedes bajar un momento?

*Narra Hayley*

¡Joder!¿Cuántos sonrojos van ya? ¿Cincuenta? No me sorprendería si así fuera. Al parecer no soy tan lista porque realmente no se porque me pasa esto con Alex desde el día en que casi nos besamos.
Sé que tambien me sonrojo con Dani, pero no con tanta frecuencia. Uf, ¡Dani! Todavía no se lo he contado a Álex, y debería hacerlo.

-Oye Erika, ¿te puedes bajar un momento?

-¿Por qué? -Preguntó a la vez que hacia un puchero al que no me pude resistir.

-Bueno no pasa nada...-Titubeé. Podía contárselo otro día.

-Porque has crecido y se va a cansar.-Dije un firme Álex y yo abrí la boca sorprendida. -Tus pucheros son encantadores pequeña, pero no para mí. Bájala Hayley.

Quise sentarla en el sofá pero en el intento ella agarró mi camiseta estirando de ésta y permitiendo que se me viera el sujetador. ¡Maldita sea!

*Narra Alex*

Sin duda, Hayley se había portado genial con mi hermana. Normal que luego mi hermana la adore tanto. Sin embargo, también me ha ayudado a que Erika me perdone y eso que es bastante cabezota. Lo ha hecho a pesar de que yo no la haya perdonado a ella. Es buena amiga, y es mi mejor amiga.
Le pedí que bajara a Erika porque sino se iba a cansar pero mi hermana se aferró a su camiseta dejando al descubierto su sujetador de encaje.
Santa mierda...

Hoy me estaban poniendo a prueba, no sé que ni quién pero ya no podía más con mi autocontrol. Hayley tenía un trasero tan...y unos pechos tan...Joder. Me estaba empezando a doler. Necesitaba liberarme y no podía.

-¡Erika suelta! -Exclamó Hayley alarmada.

Y menos mal que le hizo caso. Primero, porque yo no podía más y segundo, porque ella seguramente estaría muerta de la vergüenza y su fuerte sonrojo lo demostraba.

BAJO LLAVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora