XIII

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-¿Hola? ¿Hay alguien?-Cuestioné  desde el otro lado de la puerta  empezando  a empacietarme.

Nada.  Silencio.  Un momento. Oigo sollozos. ¿Álex?

No no. Esa voz...

-¿Erika? ¡¿Erika te encuentras bien?! -Grité  desde mi posición.

-Estoy so..so.. sóla en casa.-Lloriqueó. - Álex me dijo que volvería  pronto... No es..está....

¿QUÉ?  Mierda. Ahora yo estaba alterada. Pero no podía perder la compostura, sino su hermana pequeña no sería capaz de calmarse.

-Tranquilízate  cariño. Abre la puerta y me cuentas todo, ¿sí?

-N..no a..abre... ¡Hayley! Tengo miedo.  No..no te vayas por favor... -Pude escuchar su llanto más  cercano. Me la imaginaba pegada  a la puerta, asustada  y me sentía impotente. ¡¿Qué  hago?!

-Erika escúchame... No voy a moverme de aquí.

-¿M..me lo prometes?-Sollozó de nuevo.

-Sí pequeña, te lo prometo.  Y te prometo que Álex volverá  pronto.

Pasaron un par de minutos y no escuché  más  llantos por su parte.  Por lo menos había conseguido tranquilizarla. De repente un recuerdo iluminó  mi mente. 
Me agaché y empecé  a gatear  en el suelo en busca de la copia de sus llaves. 
Seguro que estaba por algún lado.  Pero que no me cogiese  ni el teléfono  me estaba poniendo peor de lo que ya me encontraba.

BAJO LLAVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora