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Alonso y Jos no se separaron ni un minutos en todo el día. Era hora de salir, Alan invitó a Alonso a salir, Jos le rogó porque no fuera y pasara tiempo con él y los demás. Pero Alonso se negó y decidió ir con Alan.

—Está bien. —Suspira— Otro día será entonces, que tengan una linda tarde.

Se aleja de ahí y camina directo a una cafetería en donde había quedado verse con Bryan y Freddy.

Finalmente llegó, entró y no tardó en localizar al par de novios que se encontraban dándose mimos.

—Llegué.

—¿Y Alonso? Creí que vendría contigo.

—Nah, Alan lo invitó a salir y él no se negó.

—Villal va salir muy lastimado.

—Pero el lo “ama”. —Hace comillas con sus dedos.

—Que estúpido.

Los tres chicos charlaban, reían y bromeaban. El teléfono de Jos empezó a vibrar, era Alonso.

—¿Hola?

—¡Hola Jos! —Suena en la otra línea— ¿Dónde estás?

—Hm. En una cafetería con Bryan y Freddy. Tú debes estar con Alan, ¿no?

—La verdad es que quería hacerte una pregunta.

—¿Dónde estás?

—En el parque.

—Llego en diez.

Termina la llamada. A Jos ya se le estaba haciendo común ir a traer a Alonso después de que salía con Alan, y eso no le molestaba en absoluto, más bien le gustaba.

—¿Quién era?

—Alonso.

—Alan lo dejó de nuevo solo.

El mayor solo asiente con la cabeza y toma su mochila.

—Nos vemos en tu casa Bry, tengo que ir por Alonso, adiós.

El mayor sale de la cafetería y camina a paso acelerado.

—Le encanta Alonso.

—Ni lo digas, y Alonso es tan estúpido que no se da cuenta.

—Lo hará algún día.

••••

Mientras esperaba a Jos, pensaba en todo.

¿Alan en serio lo amaba? ¿Era todo verdad? ¿Por qué Jos siempre lo ayudaba?

Le dolía el simple hecho de que Alan lo dejara ahí y el siguiera aceptando salir con él. Cubrió su rostro con sus pequeñas manos y lágrimas empezaron a salir.

—Perdona la tardanza, había olvidado que no fui en auto. —Respira agitadamente— Hey, ¿qué tienes Alon?

—N-nada.

—Oh, vamos, puedes decirme.

—Me duele que Alan, siendo mi novio, no me preste atención. Y tú, siendo mi amigo, sí me prestes atención.

—¿Y por qué aceptaste ser su novio?

—No lo sé. —Solloza.

—Bien. —Lo toma del brazo y lo levanta— ¿Qué te parece si vamos a la casa de Bryan? ¿O vamos a mí casa a ver películas?

—A tú casa.

El mayor solamente asiente con la cabeza y realiza una llamada.

—Vamos. No llores más, ¿sí?

—No prometo nada.

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