Capítulo 19

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17 Días Después

Ya solo faltaba 1 semana para que cumpliera 17, logre llegar al 30% de ambos seres, no sabia que haría ese día, en el que tengo que escoger, por un lado podría ser loba, convertirse es una sensación hermosa, te hace sentir libre, que puedes hacer lo que quieras, por otro lado, ser vampiro me da una vida eterna, la verdad suena bastante atrayente, además de que no necesito matar personas para sobrevivir, sería casi inmune.

Con Esteban estamos bien, no somos novios aún, no me lo a pedido, pero hemos salido, nos hemos besado, a estado conmigo. Además de que me ayudo a completar el 30% de mi habilidad de loba, me enseño a pelear como ellos.

George también me estuvo ayudando un poco, las cosas con el se han estado arreglando, el se a comportado menos idiota, me a contado como serian algunas cosas si elijo seguir el camino de los hombres lobo. Creo que estamos intentando tener una amistad.

Ariel resulto ser un amante de la moda y una persona muy amable, pero egocéntrica. Resulta que la manada "Riders" esta aquí en una alianza con "las tinieblas", ya que descubrieron que hay un gran numero de rechazados en esta ciudad, y ellos protegerán la ciudad y eliminaran rechazados. Sobre el novio de Ariel, aun no se sobre el, no lo conozco.

Sebastián y Francisca siguen de novios, en el camino descubrí que ella también era mujer lobo, pero el no lo sabe y yo tengo la certeza de que a el no le pasara nada a su lado, por ahora se ve el afecto mutuo que se tienen.

Romina y Sawyer también siguen juntos, han salido en varias ocasiones conmigo y Esteban, y es lindo verlos juntos y felices. Sawyer también termino de entrenarme y me enseño métodos de pelea vampirica.

Si soy sincera prefiero los métodos de pelea vampirica que licantropa.

Y ahora, ya que tan solo falta una semana me han encomendado vivir mi vida normal esta ultima semana, ya que luego todo cambiara, o seré loba, me ire a una manada y dependeré de ellos, o soy vampira y mis sentidos se agudizaran y tendré que beber sangre. Así que me encuentro de compras con Romina, Francisca y el infaltable de Esteban.

-Ese vestido se vería increíble con los tacones beige que viste allá.-Hablo Francisca a Romina.

Resulta que las presentamos y ambas se hicieron grandes amigas.

-Pero es para una ocasión formal, la verdad yo casi nunca salgo a cosas formales.-Respondió Romina.

-El armario de una mujer siempre debe tener algo formal, uno nunca sabe cuando una celebración se aproxima.-Contraataco Francisca.

-Claro, tienes razón.-Río Romina.-Tal vez lo lleve. Por cierto, ¿Que harás para tu cumpleaños?-Me miro, Esteban me tenía abrazada de un lado, lo mire y dude en que decir.

-No lo se, tal vez nada, en realidad no lo había pensado.-Respondí, dudando un poco.

-Deberías hacer algo, no se cumplen 17 todos los días.-Dijo ella.

Salimos de la tienda, Esteban nos invito a un helado, así que os encaminamos al patio de comida, donde compramos lo helados y nos sentamos a tomarlo.

Mi mirada se dirigió a Esteban, lo veía demasiado callado. Su mirada se encontraba en un tipo, se veía de unos veinte y algo, estaba completamente de negro y llevaba unas gafas de sol, cuando vio que lo estaba mirando, saludo con la mano.

-Es tarde, deberíamos irnos.-Dijo Esteban.

-Si, debo juntarme con Sebastian.-Estuvo de acuerdo Francisca.

-Vamos.-Dije yo, levantándome.

Caminamos al estacionamiento, mire hacía atrás, donde el tipo de negro venía, y no solo, con otro señor, un poco mayo, que vestía con una camiseta roja y jeans negros. Este último silbo y de una manera increíblemente rápida corrió hacía nosotros. Romina estaba anonadada con la velocidad del hombre, Esteban se lanzó a el y comenzaron a luchar.

 Por los lados aparecieron dos mas, Francisca se  acerco a ambos para encargarse de ellos.

Yo estaba muy nerviosa, nunca combatí de verdad con un enemigo, pero en ese momento creí que no había opción.

-¡Váyanse de aquí! ¡Huyan!-Grito Esteban.


P.V.P Esteban

Flashback

-Marianne, es increiblela vista, ¿No crees?-La admiraba, mientras ella admiraba la hermosa cascada que se veía de allí.

-¡Claro que lo es! Me encanta compartirla contigo.-Sonreí a sus palabras.-Eres una de las mejores cosas que me a pasado Esteban.

-Estoy seguro de que puedo decir lo mismo Marianne.-La besé, con una sonrisa en los labios.

Un sonido en los árboles me hizo separarme de ella.

-¿Que pasa?-Pregunto.

-¿Escuchas eso?- Devolví la pregunta a Marianne.

-No, ¿Qué cosa, Esteban? Me estas asustando.-Dijo ella. Saque las llaves del auto de el bolsillo del pantalón.

-Ten, corre lo mas rápido que puedas al auto, no mires hacía atras.

-¿Qué? Esteban por favor dime que pasa, puedo ayudarte. No quiero dejarte solo.-Marianne suplicaba.

-Marianne, debo protegerte, no puedo exponerte a daño. Yo debo protegerte.-Dije, rogando porque se fuera. Ella asintió, y corrió de allí.

Fin Flashback.

Intentaba matar al rechazado, no podía permitir que dañara a Sofía.

La mire, ella estaba corriendo hacia el rechazado con lentes de sol, mi angustia se elevo al cien. Ella aún no aprendía a pelear completamente.

Me quite al rechazado de encima, fui hacía el contrincante de Sofía. Ella ya luchaba, pero no podía permitir que algo le pasara, así que agarre al rechazado del cuello, estaba rompiendolo.

Sofía abrió los ojos, sorprendida, se movió a toda velocidad, hacía detrás de mi.

Quebré el cuello de mi contrincante, di la vuelta y me sorprendí con lo que vi.

En la mano de Sofía, estaba el corazón del rechazado con el que antes luchaba. Sus ojos estaban llorosos, temblaba. La tome entre mis brazos.

-Francisca, ve a buscar a Romina y explícale todo esto.-Le hable a mi hermana, que ya había matado a los otros dos rechazados. 

Romina había corrido cuando les dije que huyeran.

-Sofía, Sofía, no tenías que hacerlo, te pedí que huyeras.-Le dije, ella se separo un poco de mi y me miro directo a los ojos.

-No, Esteban, no. Ese rechazado estuvo a punto de arrancarte el corazón y no podía permirlo.-Dijo, ya dejando de botar lagrimas.

-Tenías que huir.

-¡No podía dejarte solo! ¡Tenía que ayudarte!-Me grito.

-Sofía, debo protegerte, no puedo exponerte a daño. Yo debo protegerte. -Dije, alterado.

.¡No, Esteban! ¡Ambos debemos protegernos!

En ese momento, supe lo diferente que era Sofía, que ella no me abandonaría aunque se lo pidiera, o eramos los dos o ninguno.




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