🍎 V 🍎

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Tras la visita al cementerio familiar, Tn volvió adentro de la mansión.

[Noche]

Todos dormían...bueno, todos menos el mayor de los hermanos, Shu, quien daba vueltas en su cama con fastidio pues no podía conciliar el sueño.
Por el lado de Tn, ella también daba vueltas en su cama, pero no por el insomnio sino por una pesadilla.

‹‹Tn corría por la oscura mansión, mientras pasos tras ella la seguían, al parecer era alguien que conocía y temía. Tropezó al pisar su largo y bello vestido color noche, cayendo al suelo; se giró para sentarse en el piso y sobó sus rodillas que ahora ardían debido al raspón. Vio unos zapatos negros frente a ella y levantó la vista lentamente, viendo un enorme y elegante vestido negro con una holgada tela blanca de gran volado sobresaliendo de este, en su cintura una cadena dorada con flores azules, y en el escote rosas blancas; esta persona frente a ella era una mujer pálida de largo cabello purpura, con un guante negro en el brazo izquierdo y uno de red en el derecho, sus ojos eran verdes como una esmeralda y estaban apagados, consumidos por la oscuridad de la muerte. Esta persona era todo lo contrario a quien la seguía, de quien ella escapaba. Tn la observó en silencio, no le salían las palabras, hasta que...

– Co-Cordelia... –murmuró.

La mujer sonrió y extendió su mano hacia ella, ayudándola a levantarse; cuando Tn estuvo de pie la mujer comenzó a caminar; ella la siguió, no porque quisiera sino porque sus piernas se movían solas, siguiendo el firme y lento paso de aquella mujer. Llegaron a una habitación donde Tn vio como uno de los trillizos, Ayato, apuñalaba a su madre, la misma mujer que estaba a su lado. La menor miró a la mujer a su lado, luego volvió la vista a la escena. Vio como la mujer corría, y ella junto a su "guía" la siguieron hasta las escaleras de la mansión; aquella subió las escaleras, y Ayato llegó.

– Ah. Era mi camisa favorita, ahora está manchada de tu sangre, mamá.

Tn vio como Ayato lamía la sangre de su mano, como Cordelia gritaba y corría subiendo las escaleras. La joven y su acompañante la siguieron. Aquella mujer entró a una habitación, y allí estaba Laito, a quien le pidió ayuda; él salió de la habitación regresando a los pocos minutos, diciéndole a su madre que ya se había encargado de su hermano, Ayato, y esta le agradeció.

– Laito, te amo –dijo ella mientras mantenía su mano estirada hacia el castaño. Él sonrió.

– Nunca cambiaras, ¿Verdad? –dijo él.

Laito empujó a Cordelia por el balcón. Tn y su acompañante aparecieron de pronto en el jardín, donde vieron a la mujer recostada entre las rosas tras la caída. Richter llegó y habló con Cordelia, quien ya estaba en las puertas de la muerte; ella pidió a su amante trasplantar su corazón en otro cuerpo y él aceptó, luego le sacó el corazón y el vestido para desaparecer en la noche.
Kanato llegó cargando un candelabro de mesa con sus velas encendidas, se acercó a la mujer y se agachó, hablándole a su ahora difunta madre, diciéndole que le ayudaría a buscar su corazón y que estaba fría; acercó el candelabro a su madre, encendiéndola y dejándola que se consumiera por el fuego mientras él reía.

Tn miró a la Cordelia que permanecía a su lado en silencio, esta la miró también y luego se giró, caminando hasta el cementerio; ella la siguió. Al llegar a la tumba de la mujer, ella tomó el ramo de rosas que Tn había dejado en la tumba cuando fue allí con Kanato, aspiró el aroma de las flores y miró a la chica.

– Sabía que no te alejarías de mí como dijiste –habló finalmente aquella mujer.

– ¿Para qué me mostraste esto? –preguntó seriamente.

– Para que sepas...lo que te espera si sigues aquí...Tn...

– No me pasará lo que a ti.

– ¿Eso crees? –rió.– Dime, ¿Qué te hace diferente? Eres igual a mí después de todo, él te lo dijo ¿No?

Tn recordó las palabras dichas por Kanato horas atrás: "Tú te pareces a ella".

– No soy igual a ti, el parecido físico no cuenta.

– ¿Estás segura?

Cordelia dejó las rosas nuevamente sobre su tumba y volvió a mirar a Tn, comenzó a acercarse a ella mientras extendía sus manos, tomando así el rostro de la joven.

– Te pasará lo mismo que a mí –acercó su rostro al de ella.–, porque eres igual a mí –sonrió.– Tn...

Cordelia comenzó a reír mientras las llamas la consumían. Tn vio el fuego y luego miró a la mayor, viendo como esta se convertía en un incinerado cadáver y como las llamas corrían por sus brazos llegando a su rostro; comenzó a forcejear para intentar que la contraria la soltara, pero era en vano, el fuego también comenzó a consumirla a ella, y ante esto Tn gritó.››

Tn se despertó de un sobresalto, con su respiración agitada; se encontraba en el cementerio, recostada sobre la tumba de Cordelia, siendo observada por los trillizos. Ella se incorporó y los miró confusa.

– Chicos... ¿Qué sucede?

– Eso deberíamos preguntártelo nosotros a ti, ¿No crees? –dijo el pelirrojo.

– Te vimos caminar por la mansión y te arrojaste por el balcón, Bitchy –le informó el castaño.

– Tn-san susurraba el nombre de "Cordelia" mientras caminaba, ¿No es así, Teddy? –dijo el ojilila.

– ¿"Cordelia"? –preguntó.

– Dinos la verdad Tn, ¿De dónde conoces a Cordelia?

– No la conozco –se levantó.– Y no sé de dónde saqué ese nombre, no sé porqué lo susurré y no sé qué hago sobre la tumba de su madre –dijo seria.– Si me disculpan, me regreso a mi habitación.

Tn se despidió de los trillizos y comenzó a caminar rumbo a la mansión, pero antes de salir del cementerio algo la detuvo, algo que calló de alguna parte de su pijama; bajó la mirada hacia el suelo y se encontró con un cinturón de cadena color oro con flores azules y junto a este una rosa blanca manchada con sangre; tomó ambas cosas a sus pies y las miró detenidamente.
Ayato habló:

– Cordelia...era el nombre de nuestra madre –dijo seriamente.

Ella giró un poco la cabeza, mirándolos; los tres estaban serios, sus miradas estaban oscuras.

– Su madre... –miró la tumba.– Cordelia... –miró a los trillizos.– Era una mujer bonita, la vi en mi sueño...me mostró como ustedes la asesinaron y me trajo hasta aquí, pero...realmente no la conocía –miró a rosa.– No sé porqué soñé con ella –quedó en silencio unos segundos y luego volvió a mirarlos.– Iré a dormir, con permiso.

Tn salió del cementerio, entrando a la mansión y regresando a su habitación; dejó el cinturón y la rosa en el cajón de su mesa de noche y volvió a dormirse. Esta vez, no soñó con nada.

Lilith 🍎 Kanato SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora