🍎 XVI 🍎

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En los siguientes días, aquellos durante los cuales Tn durmió junto a Kanato, nada volvió a ocurrir, no hubo episodios de sonambulismo ni alguna pesadilla o mal sueño, como si estuviera consiente que en cuanto se levantara la detendrían.

Aquel día había dormido mucho, demasiado, casi todo el día, algo que era extraño en ella; debido a esto y a lo débil que se sentía, Reiji decidió que no asistiese a la escuela. Al despertar, ya por fin sin estar cansada, notó que ya era un día nuevo, y que además estaba sola en la habitación; miró a la ventana, viendo el atardecer caer. Se levantó y se encaminó al armario para cambiarse su pijama, luego se dirigió al cuarto del Sakamaki de cabellos negros, pero aquel no se encontraba allí; suspiró y volvió a caminar por el pasillo, encontrándose con uno de sus sobrinos.

– Mo~ Bitchy, ¿Te has levantado recién? –rió.– Es algo tarde para que estés durmiendo, ¿No crees?

– Sí, pero no sé qué me ocurre.

– ¿Te sientes mejor?

– Sí, gracias. ¿Has visto a Reiji-san?

– Está abajo hablando con Bitch-chan.

– ¿Yui? –preguntó con algo de sorpresa.

– Sí. Ayato-kun la trajo aquí hace poco.

– Ya veo...Gracias, Laito-kun.

– Claro –sonrió.

Tn volvió a caminar y bajó las escaleras, yendo hacia el living; allí vio a Reijo hablando con Yui. Esperó a que la conversación terminase, recargada en el umbral; Shu y Kanato estaban allí también, el mayor se encontraba recostado en el sofá y el menor había aparecido para regañar a la rubia, diciéndole que no la perdonaría por haberlos abandonado. Cuando la conversación terminó, ella ingresó a la sala, llamando la atención.

– Reiji-san –llamó.

– Tn –miró su reloj.– Despertaste tarde.

– Sí, lo sé.

– ¿Te sientes mejor?

– Algo mareada, pero sí.

– Con la poción que te di, pronto se te pasará.

– Gracias –sonrió.

La chica giró la mirada, viendo a Yui, quien la había estado observando desde que entró a la sala.

– Buenas tardes, Yui –saludó.

– Hola, Tn-san –saludó ella, algo tímida.

– Oí algo de "Adán y Eva" –miró al de lentes.–, ¿Quieres explicarme, Reiji-san?

– Algún plan de Él. Nada importante –acomodó sus lentes.

– ¿Estás seguro?

– Calma, tú no debes preocuparte.

– ...De acuerdo –asintió.

– Ahm...Ellos mencionaron a Tn-san también –dijo Yui. Todos la miraron.

– ¿Qué dijeron? –preguntó Kanato, serio.

– Que Tn-san también tenía la sangre de Eva, y que su sangre también puede ser usada para el plan...pero que había algo extraño en ella, por lo que no sabían si funcionaría...así que le preguntarían a esa persona.

«¿Preguntarle a Él? ¿Qué es lo que planea el maldito de KarlHeinz?», pensó Tn, frunciendo el ceño.

La pelilia no entendía muy bien sobre aquel plan, y al parecer los chicos tampoco sabían bien acerca de las intenciones de su padre. Tn miró a Kanato, él tenía un rostro algo preocupado.

– ¿Pasará algo? –preguntó Yui.

– Será una luna menguante especial que unirá al mundo demoníaco con este mundo. Nuestra fuerza irá decayendo poco a poco –dijo Reiji.

– Eso no es nada del otro mundo –intervino Ayato.

De la nada, el resto de los hermanos habían aparecido en aquella sala también. Shu se incorporó en sofá, quedando sentado y atrayendo la mirada de sus hermanos menores y las chicas.

– No deberíamos subestimarlo –dijo. Todos quedaron en silencio.– Aunque, espero que no pase nada.

La vista de Tn comenzó a distorsionarse de pronto; dio un paso hacia atrás en un intento de mantener su equilibrio, atrayendo así las miradas de todos.

– Hime-sama, ¿Te sientes mal? –preguntó Kanato.

Pero ella no contestó, las palabras no salían de su boca. El pelilila gritó su nombre, exigiendo que le contestara, pero ella no podía hacerlo. Cerró los ojos tratando de calmar su mareo, y una imagen apareció en su mente, en sus retinas...era Cordelia; la mujer salió entre la oscuridad y se estiró hacia ella, mientras sonreía con malicia.

Tn sintió unas manos frías sobre sus mejillas, sujetándola; eran las manos de alguien que no estaba allí, o al menos que nadie podía ver

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Tn sintió unas manos frías sobre sus mejillas, sujetándola; eran las manos de alguien que no estaba allí, o al menos que nadie podía ver. Abrió los ojos y la habitación comenzó a dar vueltas; llevó una mano a su cabeza y perdió el equilibrio por completo. Comenzó a caer y perdió el conocimiento.
Ayato se apresuró y logró sujetarla antes de que el cuerpo de ella tocase el suelo, dándose un grave golpe; la tomó en brazos y la llevó al sofá más largo, mientras Laito se levantaba de él para cedérselo. Reiji se acercó a ella y tocó su frente.

– No tiene fiebre –confirmó.

– Entonces, ¿Qué le pasó? –preguntó el pelilila.

– No lo sé, deben ser sus mareos –acomodó sus lentes.– Iré a prepararle algo para ver si su condición mejora.

El pelinegro se fue. Kanato miró a su querida tía, viendo que ella estaba sudando; cuando tocó su frente, notó que era un sudor frío. Ella comenzó a retorcerse en el sofá, preocupando a todos, en especial a los trillizos.

– Kanato-kun, ¿Ella se ha levantado durante las noches? –preguntó Laito.

– No, no lo ha hecho.

– Su salud se ha deteriorado desde que entró a ese cuarto –comentó Shu.

– Será mejor llevarla a su cama –recomendó Subaru.

– Sí, tienes razón –asintió el pelirrojo.

Ayato volvió a tomar a Tn en brazos, para llevarla a la cama; Kanato y Laito fueron tras él. El menor dejó a la joven en su cama, mientras el mayor abría una ventana para dejar que entrase aire, y el trillizo del medio sólo la observaba preocupado.

Lilith 🍎 Kanato SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora