🍎 IX 🍎

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Tn preparaba un pastel simple de chocolate, lo hacia lo más rápido que podía para no tener esperando mucho tiempo a su querido sobrino. Kanato estaba sentado en la mesa que había en aquella cocina, observando a la chica ir de un lado a otro mientras cocinaba.

– Apresúrate Tn-san –ordenó.

– Lo hago lo más rápido que puedo, Kanato-kun.

– Eres lenta Tn-san –rió.– Hasta Yui-san se mueve más rápido que tú, ¿Cierto, Teddy? –se burló.

– Tranquilo, ya –rió, dejando el pastel frente a él.– Aquí está tu pastel –le sonrió.

Él miró el pastel y sonrió. Ella le sirvió un buen trozo del pastel con unas fresas y un poco de crema junto a estas, y luego de entregarle un tenedor para que coma se dedicó a limpiar la cocina; al terminar miró al ojilila, quien comía tranquilo junto a su oso una tercera porción. Sonrió ante la escena. Él levantó la mirada, viéndola; el pastel le había gustado, estaba delicioso.

 Él levantó la mirada, viéndola; el pastel le había gustado, estaba delicioso

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– ¿Sucede algo, Tn-san?

Ella quedé en silencio unos segundos, pensativa; sacudió la cabeza y negó.

– No, nada –sonrió.– ¿Cómo está el pastel?

– Está bien.

– Me alegra –sonrió.

– Ven, siéntate aquí –dijo señalando la silla junto a él.

Tn asintió y se sentó junto al chico. Kanato tomó un poco de pastel con el tenedor y lo metió en la boca de ella con algo de brusquedad; ella hizo una pequeña mueca, pero no le importó, sólo mascó el pastel, y al tragar él sonrió.
Ella se sirvió una porción de pastel para comer también. Él la miró, admirando su perfil; parecía una muñeca, su piel era blanca y limpia como la porcelana, su cabello era largo color violeta como el de su madre y el suyo, tenía un lazo negro en su cabello sosteniendo una trenza en medio de su cabeza dejando el resto suelto, y sus ojos eran verdes como esmeraldas; ella era bonita, más que su madre, masdrastras, o cualquier novia que antes haya visto.

Ambos siguieron comiendo el pastel en silencio, al terminar Tn sirvió otras porciones mientras Kanato comía las fresas pasándolas por la crema; cuando ella dejó el plato frente a él y lo miró, notó un poco de crema en la comisura de sus labios, algo que le hizo un poco de gracia.

– ¿Qué es lo gracioso? –cuestionó algo molesto.

– Nada, es sólo que tienes un poco de crema en los labios –sonrió.– Déjame limpiarte.

Ella tomó una servilleta, la humedeció un poco con su lengua y acercó al rostro del chico para limpiar la crema en sus labios, y al terminar sonrió.

– Listo, ahora sí Kanato-kun.

– Tn-san...

– Dime.

– ...

Kanato la tomó de la nuca y la besó; Tn se sorprendió, pero de inmediato correspondió. Cuando el aire se les acabó se separaron.

– Kanato-kun... –murmuró ella, con sus mejillas teñidas de un ligero rosa.

Lilith 🍎 Kanato SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora