🍎 XI 🍎

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Tn y Kanato se despertaron cuando Reiji entró a la habitación, diciéndoles que llegarían tarde a la escuela; el pelilia se quejó antes de levantarse; ella, al contrario, no dijo nada y sólo se quedó en la cama. Kanato, tras levantarse, comenzó a buscar su uniforme en su armario.

– Kanato-kun –llamó.

Él se giró, mirándola.

– ¿Qué? –preguntó serio.

– ...Iré a cambiarme también –se incorporó.–, ten a Teddy –extendió al oso hacia él.

– Bien –tomó a su oso.– Vete.

Ella se levantó y se acercó un poco al contrario.

– Gracias por dejarme dormir aquí –besó su mejilla.– Descansé muy bien –rió algo sonrojada.– Con permiso.

Ella hizo una pequeña reverencia y salió, yendo a su habitación para cambiarse. Él la observó irse y terminó de vestirse.

La chica salió con los hermanos de la mansión, rumbo a la escuela. Las clases transcurrieron con normalidad.

[Más tarde]

Tn caminó por los pasillos de la mansión, en silencio, hasta llegar a una habitación cerrada con candado; se detuvo frente a la puerta y la observó unos segundos, antes de tomar el candado en sus manos haciendo que se rompa; cuando aquella cadena cayó el suelo, ella se adentró en la habitación, cerrando la puerta tras de sí.

– Aquí es... –susurró.

Tn miró la habitación detenidamente, esta era iluminada por la luz de la luna que se colaba por las ventanas y la puerta del balcón; habían varios muebles y cuadros, en su mayoría cubiertos con telas blancas. Se acercó a una vitrina, en donde reposaba el roto y ensangrentado vestido de su hermana, el vestido de Cordelia.

 Se acercó a una vitrina, en donde reposaba el roto y ensangrentado vestido de su hermana, el vestido de Cordelia

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Lo observó con detenimiento, captando cada detalle de este. Levantó una mano para tocar el cristal, y al hacerlo sintió un fuerte palpito en su corazón; fue doloroso, pero no reaccionó.

– Su vestido...tan negro como su alma... –murmuró.

– ¿Qué haces aquí? –preguntó molesto alguien detrás de ella.

Tn se giró inmediatamente, mirando al dueño de aquella voz.

– Kanato-kun... ¿Qué sucede?

– ¿Qué haces aquí? –repitió.– Este cuarto estaba cerrado.

– Vi la puerta abierta y entré por curiosidad –mintió.

– ¿Curiosidad? –cuestionó.– Vete de aquí.

– Es el cuarto de mi hermana, tengo derecho a estar aquí.

– No debes estar en este cuarto, vete.

– Es verdad Bitchy, este cuarto estaba cerrado para que nadie pudiese entrar –dijo el de fedora, apareciendo de la nada.

– ¿Cómo hiciste para entrar aquí, Oppai-onna? El cuarto estaba con candado –preguntó el pelirrojo, quien también había salido de la nada.

– El cuarto estaba abierto y entré por curiosidad, nada más.

– ¿Abierto? –miró la puerta.– Oh, es verdad, el candado se rompió de nuevo. Nfu~

– Sólo vine a echar un vistazo, después de todo es la habitación de mi hermana, ¿No? –sonrió.

Los trillizos quedaron serios y en silencio; Tn tenía la misma sonrisa que Cordelia, es más, era idéntica, sentían como si tuviesen a su madre frente a ellos nuevamente, algo que les hizo dar escalofríos.

Los trillizos quedaron serios y en silencio; Tn tenía la misma sonrisa que Cordelia, es más, era idéntica, sentían como si tuviesen a su madre frente a ellos nuevamente, algo que les hizo dar escalofríos

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– ¿Qué sucede? –preguntó ella.

– ...Nada –negó el pelirrojo.

– Bien –miró el vestido.– Ese vestido...yo que ustedes lo quemaría –bromeó y rió divertida.– Me retiro, si no les importa. Con permiso –hizo una pequeña reverencia.

Tn salió de la habitación dejando a los trillizos solos, mirando por la puerta por la que ella se había ido. Ninguno dijo nada, pero los tres pensaban lo mismo.

[Noche siguiente]

Tn estaba recostada entre las rosas rojas, sin importarle si alguna espina la dañaba; su mirada estaba fija en el cielo nocturno, en aquellas brillantes estrellas y su bella Luna.

– ¿Tn-san?

La chica se incorporó para mirarlo. Él estaba de pie mirándola con seriedad, con su oso entre sus brazos como siempre.

– Kanato-kun –sonrió.– ¿Sucedió algo?

– Nada. Ven conmigo.

– Claro.

Tn se levantó y siguió a Kanato hasta un salón enorme, lleno de muñecas de cera con variados y bellos vestidos de novia y ramos en sus manos. Ella miraba aquellas muñecas encantada, cada una le parecía más bella que la otra.

– Son muy hermosas.

– ¿Te gustan?

– Mucho. ¿Son de cera?

– Sí...eran novias también, como Yui-san.

– ¿Novias? Ya veo –sonrió.– ¿A Yui la convertirás en una?

– Quería hacerlo, pero antes de matarla apareció Ayato.

– Entiendo –lo miró.

– Tú también te verías muy hermosa como una muñeca –se detuvo, girándose para mirarla.– ¿No quieres ser mi muñeca? Teddy estaría feliz de tener una nueva amiga –sonrió abrazando a su oso.

Tn rió, deteniéndose a unos pocos centímetros de él.

– Me gustaría, pero preferiría que no...por ahora.

– ...Bien.

– ¿Los vestidos los haces tú también? –preguntó, volviendo la vista a las muñecas.

– Sí, ¿Te gustan?

– Sí, mucho –sonrió.– Me gustaría que me hicieses uno.

– Claro Tn-san –sonrió.

Ella rió y lo miró.

– Ven –tomó su mano.– Sígueme, tomaré tus medidas y te haré un hermoso vestido.

– Claro –sonrió, siguiéndolo.

Lilith 🍎 Kanato SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora