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RAPHAEL

Habían pasado los días y todos habían vuelto a la normalidad, Simón había vuelto a hablar hasta por los codos y sus dos amigos brujos habían dejado de molestarle con el "Saphael", así que ese día, ya siendo media noche se habían colocado, él y Simón, arriba del techo de la casa de Magnus para entrenar, ya no había tensiones, solo entrenamientos que un jefe le daba a su alumno.

—Hoy haremos práctica de salto— dijo Raphael apoyándose en la pared.

— ¿Salto?—repitió Simón— ¿tengo que saltar con una soga y hacer las que más pueda?

El vampiro mayor negó.

—No Simón, tienes que saltar de aquí al piso—dijo señalando los lugares.

Era hora de que Simón aprendiera más sobre las habilidades de los vampiros y que supiera lo que tenía que hacer en caso de que estuviera en una situación en la cual no pudiera escapar más que saltando de lugares distante.

— ¿Estás loco? Me voy a matar—dijo Simón.

—No es tan difícil—dijo el vampiro rodeando los ojos.

—Ni is tin dificil—se burló Simón— sabes, prefiero ser un vampiro inexperto antes que un vampiro roto.

Raphael lo agarró del brazo cuando vio que se estaba yendo hacia adentro de la casa, buscó su mirada.

—Tienes que estar preparado—dijo Raphael—Ethan viene en tu búsqueda y se le hará más fácil atraparte con tu inexperiencia.

Vio como Simón se asombraba a escuchar ese comentario, porque habían tratado de evitar hablar del asunto desde el principio.

— ¿Qué estás diciendo?— Preguntó Simón— eso es ridículo ¿Para qué Ethan me vendría a buscar?

—No lo sé Simón— dijo Raphael sin soltarlo—pero necesito que te empieces a adiestrar ¿Tanto te cuesta ayudarme y colaborar?

Sintió como Simón se trataba de soltar mirando al piso.

—Tengo miedo—dijo el menor— no puedo hacer esto cuando el miedo me invade.

Raphael lo soltó, si uno de sus novatos le hubiera dicho que sentía miedo se hubiera reído, lo hubiera agarrado de la remera y lo hubiese tirado sin importarle si caía de pies o no, pero era Simón, no tenia las agallas para hacerlo y no quería que le sucediera nada.

—Yo no dejaré que te pase nada—dijo Raphael— lo prometo.

Era más que una promesa, era una demostración de su cariño hacia él, nunca al novato le pasaría algo bajo su vista, nunca.

—Si yo salto—dijo Simón— tú me llevarás al cine.

— ¿Al cine?—repitió Raphael asombrado.

— Si, con comida—dijo Simón—y yo elegiré la película ¿Entendido?

Raphael sonrió.

—Entendido—dijo Raphael.

Vio como Simón le devolvía la sonrisa y caminaba hasta el filo del techo mirando hacia el piso, Raphael empezó a caminar hasta el colocándose a su lado.

—Solo tienes que caer de pies—dijo Raphael mirándolo.

—Las horas de educación física me servirán de algo—dijo Simón con una sonrisa.

Entonces vio como Simón saltó y Raphael se desesperó mirando hacia abajo, parecía que caería de cara en el suelo, haciendo que el mayor se preparará para saltar para ayudarlo, pero se sorprendió a ver como el menor daba un giro y caía de rodillas.

No Te Enamores Del Novato. • Saphael •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora