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RAPHAEL.

Miro a ambos chicos, primero a Magnus aquel brujo con vestimenta extraña y que de una manera sin explicación le gustaba estar inundado de purpurina por todos lados, vestimenta, cara y pelo; este era como un padre para él, el único que había podido conseguir, aunque recién ahora comenzará a recordar todos aquellos momentos y si, sabía que aunque se dedicará a tratarlo mal o burlarse de él para su diversión lo quería hasta el punto de matar si algún daño se le acercaba, sus recuerdos le había demostrado que hacía lo mismo en aquellas décadas antiguas.

Magnus era un buen hombre, uno de los mejores que pudo conocer y mientras él estuviera cerca haría todo lo posible para que nada le hiciera daño, no dejaría que a las personas que quería salieran heridas, porque Magnus, aquel brujo loco, era el salvador de su vida, era quién había dado todo, le había ofrecido hospedaje en el Loft décadas atrás y había soportado tener a un polluelo en su lujosa hogar, además jamás había dejado de contactarlo, siempre estaba cerca tratando de saber cómo estaba, que hacía, cosas para no perder el contacto aunque Raphael siempre tomara aquello como una pesadez, de igual manera el brujo era esencial en su vida Y si Alexander, el novio de su padre adoptivo, estaba en peligro no dejaría que eso se cumpliera, no dejaría que nada le pasará por que si no tendría que soportar años, décadas viendo la infelicidad de Magnus.

Pero en medio de este problema, había otro que disminuía completamente el de Magnus y por mucho, y se trataba de ayudar a Fran un pequeño vampiro, pareja de Ragnor, que había llevado toda su inmortalidad encerrado en aquella caja por culpa de la vampiro quien ahora estaba por causar una epidemia de vampiros descontrolados que irían matando por las calles de Brooklyn para satisfacerse como en aquel año de la cuarentena, y no podía dejar que eso pasará, no podía dejar que los Nephilim vinieran a matar a sus polluelos y amigos vampiros que no tenían porque meterse en esto por culpa de un capricho de aquella mujer.

Eran una decisión difícil, pero sabía muy bien cuál era la gravedad de cada uno. Alexander estaba en Idris, con muchos Nephilim que podrían rebanar las gargantas de cualquiera subterráneo que quisiera ir a evitar que se incumplieran sus leyes, pero aquí había más en juego, vida de mundanos inocentes, que estaban en juego muchas vidas si esto no se detenía, si él no lo detenía. Pero a su vez había algo que lo atormentaría, si se iba con Magnus, dejaría a todos, a los mundanos y a Fran con Ragnor, porque era seguro que el brujo iría con él, a su merced, y este problema era suyo, lo incluía porque Camille estaba haciendo toda estás locuras solamente por él; pero sabía que la culpa de no acompañar a Magnus lo perseguirá todo el día.

"Tic, Toc"

El reloj que estaba en alguna parte de la habitación era la única que podía escucharse en aquel lugar; afirmaba que lo había tomado de sorpresa todo aquello y su cabeza no había podido pensar nada para este asunto, no sabía que responder.

—Es mejor que te quedes aquí Raphael, tus vampiros necesitan de ti en este momento tan difícil, Alexander solo está encerrado en Idris, no es tanta preocupación, pero es mejor ir y supervisar que todo está bien, los Nephilim no le haría daño a hijos de familias muy nombradas— La voz de Magnus se escucho después de unos minutos.

Claro que eso era mentira, si Alexander estaba encerrado en aquel lugar era porque​ que después vendría el castigo, y esta podía ser que se tratara de un castigo grave o mucho peor, que le quitaran las runas, algo parecido a la muerte para los Nephilim, era como sacarle la inmortalidad y los poderes a un brujo o cambiara a un vampiro a mundano, no sabrían que hacer si llevaban una adaptación a aquella vida, una muerte psicológica, esperaba que Alexander estuviera enfrentando aquello, y rogaba que no hubieran más metidos con él en ese problema o para Magnus sería inútil hacer razonar a personas que no tenían la misma mente abierta que los demás.

No Te Enamores Del Novato. • Saphael •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora