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SIMÓN

Corrió fuera del restaurante dejando escapar ruidosos sollozos, su pecho, no podía explicar el dolor que habían en su pecho, que aunque no pudiera sentirlo porque estaba muerto, eran como agujas que se clavaban en su muerto corazón y a la vez sintió como un nudo se formaba en su garganta, Raphael estaba dentro del restaurante muriendo mientras que Ethan festejaba su triunfo y el estaba huyendo como un gallina tratando de buscar ayuda a dos chicos a kilómetros del lugar ¡Había dejado solo a su pareja, alguien que había puesto su vida para salvarlo! Quería volver y tener esperanza de que Raphael no estaba lastimado, de que él había sido el que había lastimado a Ethan y estuviera muriendo en el piso fuera ese maldito bastardo, trató de frenar y terminó cayendo en el callejón vacío que estaba detrás del restaurante, bueno no tan vacío, había tres o cuatros personas tiradas en el suelo y cuatro personas más paradas mirando con atención a las personas muertas, vio como todos ponían atención en él y como uno de ellos alto se le acercó, Simón golpeó con fuerza el suelo lastimando un poco su nudillos, sus ojos estaban nublados por las lágrimas y de la rabia, no podía hacer nada bien, seguía siendo el maldito mundano frágil que no podía ayudar en nada.

— ¿Simón?

Levantó la mirada, se puso de rodillas y sollozo abrazándose a las piernas de Alec, no estaba alucinando, era él y en verdad le aliviaba que fuera el que estuviera allí.

—Simón— dijo más preocupado Alec.

— ¡Raphael esta muriéndose!— dijo Simón casi gritando— ¡Ayúdalo por favor ayúdalo Alec!

Lo miró con suplica, rogándole que lo ayudará, tenían que ayudar a Raphael, Alec tenía que ayudarlo porque estaba teniendo encuentros con Magnus y antes de haber venido hacia la cita había dicho que ayudaría con protegerlos, un Nephilim nunca rompía una de sus palabras ¿O no?.

—Quédate aquí— dijo Alec— iré a buscarlo, toma mi celular llama a Magnus.

Simón tomó el celular con las manos temblando, un pinchazo en su pecho hizo separarse de las piernas de Alec y empezar a buscar en el celular con rapidez, Magnus lo salvaría, lo haría y Ragnor también, ellos eran brujos, podían hacerlo.

—Jace acompáñame— gritó Alec— Izzy, Clarissa estén atentas a cualquier movimiento extraño.

Los vio alejarse por la puerta por cual él había salido y rogó que Raphael estuviera aún consciente, miró el celular y tardo en darse cuenta como lo había agendado el chico "MG", lo había agendado por sus iniciales como tratando de ocultarlo, Simón apretó para llamarlo y se llevó el celular a su oído, esperando que contestará, demoró solo segundo en hacerlo haciendo que Simón no tuviera tiempo de morder la uña de su pulgar.

—Si ahora vienes a decirme que quieres aceptar mi invitación— dijo Magnus a través de la línea un poco molesto—te tendré que decir que no, estoy teniendo una encantadora pijamada con mi querido Ragnor y decidiste ir a una aventura de caza demonios, eso es descortés Alexander.

— ¡Magnus!— gritó Simón entre el pánico y alivio— ¡Magnus vengan a Taki's, al callejón Raphael está muriendo!

Vio a Clary y la hermana de Alec arrimarse a él pero Simón negó apretando el celular con más fuerza a su oído.

— ¿Simón? ¿Qué haces con el celular de Alec? ¿Qué paso con Raphael?

—Magnus por favor Raphael está muriendo— dijo llorando Simón— por favor Magnus ven, por favor.

La llamada se cortó y Simón tuvo que apretar el celular en su pecho, las lágrimas no dejaban de caer, su cabeza no podía dejar de recrear la imagen, esa imagen donde Raphael estaba en el suelo, la sangre saliendo por su abdomen, sus manos ensangrentadas manchando los pisos de la cocina, su boca con sangre por el impacto, y gritándole que corriera fuera del lugar, nunca podría olvidar que esa era su culpa, su culpa de haber dejado que peleará solo.

No Te Enamores Del Novato. • Saphael •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora