SIMÓN
Caminaba al lado de Raphael mientras que lo miraba de reojo, su manera de caminar seguía siendo igual, sus gestos no habían cambiado, su cuerpo seguía siendo el mismo, corpulento, era su Raphael y a la vez no, parecía tan cambiado, su interior había cambiado.
— ¿Puedes dejar de mirarme? Es incómodo— dijo Raphael.
Y ahí estaba, ¿Cuando Raphael decía eso? Nunca, al contrario el hubiera encontrado algo que decir al respecto y así se avergonzaría, no entendía que había sucedido pero no le gustaba para nada, quería a su Raphael Santiago de vuelta.
—Esta casa es muy colorida— dijo Raphael frunciendo el ceño.
Pero seguía mirando todo con fascinación a la vez, ni se acordaba de la casa de Magnus, esto era malo, muy malo.
—A Magnus le gusta estas clases de cosas— explicó Simón— le gustan los colores y las cosas que tengan mucho brillos, tu solías decir que el uso de alta purpurina afectaba su cerebro.
— ¿Yo decía eso?—preguntó Raphael confundido—eso es muy cruel, no creo que haya dicho eso.
Simón lo miró sorprendido pero después volvió a mirar al frente tratando de no llorar.
—Te gustaba molestar a Magnus al igual que a los Nephilim, hasta a mí, cuando me conociste— dijo en un hilo de voz Simón.
El menor entró por la puerta de la cocina y hizo sentar a Raphael en una de las silla que estaba cerca de la mesada mientras que él caminaba hacia la heladera, si Raphael no recordaba nada del submundo, la sangre lo asustaría por completó como le había sucedido a él al principio.
—Me creo incapaz de molestar a personas que no conozco.
Simón tomó la botella con un poco de fuerza, la sacó, buscó un vaso y lo sirvió hasta la mitad para después llevarlo hasta la mesa y colocarlo frente a Raphael, que pudo ver que lo miro con asco.
— ¿Eso es sangre?
—Si— dijo Simón sentándose para ver cada uno de sus movimientos.
—Me niego a tomarlo.
—Si no bebes te vas a poner débil— dijo Simón— y digamos que yo soy el débil de los dos, no tú.
Los ojos avellanas de Raphael lo miraron en pánico, esos ojos no eran de su chico ¿A dónde estaba la seguridad que sabía tener en sus ojos? ¿Quién era este chico y donde había quedado Raphael?
—Es sangre— dijo Raphael frunciendo de nuevo el ceño.
—Eres un vampiro Raphael— dijo Simón irritado—has pasado casi cincuenta años tomando esto.
—Lo único que me acuerdo es haber comido la pasta casera que solía hacer mi madre, no de tomar sangre como alguien que hace rituales.
El menor quería golpear su cabeza con algo, mejor dicho quería golpear la cabeza de Raphael con algo para que dejara de comportarse tan así, tan extraño.
—No es satánico, es alimento— dijo Simón tratando de ser suave— el alimento que nos mantiene fuerte y si te aterra saber si es de humano, no lo es, es de algún animal o eso fue lo que me dijiste tú hace unas semanas.
Los ojos de Raphael bajaron hasta el vaso mostrando una mueca de repugnancia en su cara.
—No me acuerdo de eso—dijo Raphael— y no sería capaz de darte sangre.
—Toma la sangre de una vez—dijo Simón queriendo llorar— por favor.
Vio como Raphael le obedecía después de unos segundos y tomaba del líquido del vaso, su cara de asco cambio por completo viendo tomar todo en unos minutos, dejando el vaso vacío en su lugar.
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No Te Enamores Del Novato. • Saphael •
Fanfic||SAPHAEL|| ||Malec|| ||Fragnor|| Crédito de portada a: @KassandraDeLaRosaBal. ❤️ Raphael Santiago, vampiro segundo al mando del hotel Dumort, con décadas de vida y una gran jerarquía en aquel hotel, lleva la vida más tranquila que alguien pudiera t...