No Te Enamores Del Novato. • Saphael •

(56)

RAPHAEL

Caminaba detrás de Simón que seguía tapado con las sabanas, le hacia un poco de gracia verlo así, podía notarlo nervioso, el mayor no se había puesto nada para taparse como lo había hecho el menor ¿Por qué tendría que taparse? si hace minutos Simón había visto todo de él, y habían hecho cosas intimas, eso tendría que hacer que entraran en confianza.

— Simón.

Le gustaba provocarlo, Simón se veía tan inocente y nervioso a esto por ser su primera vez.

— ¿Por qué no te tapas? — Preguntó Simón sin voltear—o te colocas algo.

Raphael dejó escapar una risa de diversión por lo que había dicho.

— ¿Por qué? Nos vamos a bañar —Dijo Raphael acercándose a él—tu también tendrías que desnudarte.

Cuando vio que el menor no se trataba de alejar de él, Raphael aprovechó para pasar sus manos hasta quedar en el estómago, pudiendo tocar la sabana que rodeaba en su cadera, Simón no tenía mucha diferencia de altura, así que era perfecto para que el mayor pudiera darle un par de besos al cuello del menor.

— Y-Yo—dijo Simón.

Girando su cabeza para darle más lugar para besarlo, algo que hizo que Raphael se animará a más.

— No podrías bañarte tapado —dijo Raphael.

—Puedo hacerlo ¿Quieres verlo?

El mayor empezó a hacer círculos con sus pulgares a cada lado de las caderas del menor, viendo como Simón no se oponía a aquellas caricias.

— Si piensas que desde ahora tendré sexo contigo en cada lado de esta casa—añadió Simón sin apartarlo— estas equivocado.

Raphael sonrió, dándolo vuelta para que el menor lo mirara a la cara mientras hablaban.

— Si no te diste cuenta—dijo Raphael sonriendo— tú te aprovechaste de mí, me has obligado a hacer esto.

— Pero lo disfrutaste, así que no cuenta.

El mayor aprovechó para alargar su mano y desabrochar la sabana que cayó al piso, viendo como Simón se miraba y después lo miraba a él sorprendido.

— Ups— dijo Raphael sonriendo.

— ¡Me acabas de sacar la sabana! —chilló Simón.

Se dio vuelta, dejando que Raphael tuviera una vista de su trasero, aprovechó para admirarlo, Simón tenía una figura fascinante, su cuerpo delgado mostraba muy poca musculatura, su postura era más recta y podía notar algunas manchitas que otras dispersa en parte de las espalda del menor, su pelo se veía más revuelto que de costumbre y esas piernas eran para suspirar.

— ¿Puedes dejar de mirarme y prender la ducha?

— No te estoy mirando.

— Prende la ducha—ordenó Simón.

— Hazlo tú, estas más cerca.

Sintió como Simón bufaba y se acercaba a las manijas de la ducha, viendo como el agua empezaba a salir, dando un tono de fondo que los acompañara.

— Sabes, esto es extraño para mí—dijo Simón un poco nervioso— nunca me he bañado con alguien.

—Hay primera vez para todo—dijo Raphael sonriendo.

— ¿Lo estás diciendo en doble sentido?

— ¿Crees que lo estoy diciendo en doble sentido? —preguntó Raphael cruzándose de brazos.