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SIMÓN

Se había podido dormir después de una noche complicada, pero nadie pudo salvarlo de las pesadillas que lo teletransportaron a un lugar peculiar, un hotel destruido. De afuera podía verse la pintura vieja y muchas de las ventanas tapadas, el nombre estaba borroso, pero se sentía tan real que podía hasta describirlo. Al entrar al hotel la decoración parecia antigua, farola de vidrio en el techo, tapizado rojo y paredes parecidas, muebles antiguos y aroma peculiar. 

La sala estaba llena de personas vestidas de manera extraña, parecia un baile de época, con parejas por todos lados, pero él nunca se detuvo, caminó por el centro de la sala hasta llegar al pie de las escaleras. Al mirar hacia arriba pudo notar personas ahí, dos personas, una mujer hermosa con un peinado levantado y un largo vestido, decorado de una mascara dorada, con un chico de traje a su lado con una mascara oscura. El chico le miraba y le sonreía, habían hoyuelos en ellos, el chico le dijo algo al oído de la chica y está asintió. 

Las emociones eran tan vividas, Simón se sentía tan aterrado cuando vio al chico bajando las escaleras que quiso huir pero no pudo. El chico se detuvo, le tendió la mano y Simón como si no tuviera control de si mismo aceptó sin dudarlo y empezo a subir. Cada escalón que subia el chico de la mascara se volteaba a mirarlo y le sonreía, pero cuando llegaron hasta la mujer que estaba en el último peldazo este se alejó cuando la mujer le hizo una seña. Todos se sacaron las máscaras, pero Simón solo miró una, el chico de la mascara era su salvador del callejón. Pero la escena cambió, estaba en el centro, rodeado de personas de pieles pálidas mirandole fijamente, como si estuvieran preparados para atacar, divertidos como si hubiese caido en una trampa. 

Sintió unas manos que lo dieron vuelta hasta marearlo y un dolor en su cuello, el mismo dolor que sintió cuando el desconocido del callejón lo mordió. Sentía ganas de llorar, sentía impotencia, habían tantas emociones juntas. La mujer apareció frente a él con una copa en sus mano, contenía un líquido escarlata, el empezó a negar como si supiera de que trataba y a retroceder, pero muchos de las personas lo habían agarrado y la mujer se seguía acercando poniéndole la copa en la boca y obligandolo a tomar. Unas manos se pusieron en su cuello, hicieron que empezarán a sentir en sus glándulas gustativas el sabor parecdo sangre, trató de escupir pero no lo dejaban y se estaba ahogando, la única opción fue tragarse el líquido, todo empezó a oscurecer y las personas desaparecieron del lugar. Simón estaba tirado en el piso con una marca de sangre en sus labios y estaba desorientado.

— Bienvenido a tu hogar, polluelo.

Despierta transpirado y asustado por tal sueño, su respiración está agitada y su manos tiemblan, no entiende, nunca había soñado con cosas parecidas a estas ¿Acaso la charla con Clary le había afectado? ¿O la situación del callejón? Se rasca el cuello y busca sus lentes ¿Había soñado que lo transformaban en vampiro? 

Se levanta de la cama con pesadez, como si en verdad no hubiera dormido nada, camina hacia el escritorio y mira por la ventana hacia la calle. El sol entra por la ventana, puede ver que niños juegan en la calle y autos circulan con lentitud, al mirar sus manos porque le pican un poco, ve cómo su piel ha pasado de su color de piel a un color rojizo, pero no solamente eso, sus manos, brazos y pecho pasan a un rojo intenso y el dolor parece como si lo estuviese quemando. El horror pasa a desesperación, empieza a correr hacia la sala baja casi gritando.

— ¡Mamá!

Casi se cae de las escaleras.

— ¡Mamá!

Casi tropieza con el sillón.

— ¡Moriré por un tipo de alergia al sol!

Los gritos se escuchan por toda la casa pero su madre no aparece, está solo. Después de correr como loco, gritando que moriría, mira de nuevo sus brazos viendo que no tiene nada, ninguna quemadura, nada de piel roja, nada de nada.

— ¿Qué rayos sucede aquí?—pregunto Simón tirándose al sillón. 

No Te Enamores Del Novato. • Saphael •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora