Capítulo 28

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Capítulo 28:


Después de desayunar una comida que, a mi parecer, sabía muy bien en comparación a las críticas de las demás personas, me dieron de alta del hospital. Salí de la habitación y me encontré solamente con Carl y Kate. Al parecer, Lena ya había salido hace unas horas y Danielle se la había llevado a su casa. Agradecía enormemente en mi interior que Kyle no se encontrara aquí, y creo que el esposo de mi amiga vio mi alivio ya que rió y tomó mi mano para ayudarme a caminar.

—Estoy bien. Puedo caminar por mi cuenta —carraspeé.

—Sí me imagino, pero te ayudo de todas formas —habló. Las chicas se rieron a nuestro lado—. Kyle se encontraba esperándote, pero tuvo una llamada urgente del FBI y se fue.

—Eso es bueno ya que, supongo, no querías verlo —intervino Kate.

Salimos del hospital, y el frío era tan notorio que Helena, muy a la fuerza, me enredó con un abrigo y una bufanda que había ido a traer de mi casa, junto con un gorro rojo de lana. Y, ahora que vi este gorro, recordé que el día de mañana es Noche Buena y, una vez más, creo que la pasaré con la mamá de Kate. Así han sido todos los años desde que la conozco. Antes, éramos su mamá, su hermano, Kate, Helena y yo, y ahora, también está Carl.

—Oigan, mi madre hará la típica cena el día de mañana —habló la rubia como si me leyera la mente—. Sí pasarán Navidad con nosotros, ¿no?

—Por supuesto —afirmó Helena—. Lástima que, ahora, tendremos a un extraño en casa.

—Como si la madre de Kate no me adorara —se burló el chico.

—Tú vendrás, ¿no? —Kate alzó una ceja en mi dirección.

—No lo...

—Si dices no lo sé, voy a tu casa y te saco de la oreja —me interrumpió la pelinegra—. No tienes con quién más estar, así que te vendrás con nosotras y punto.

—Pero no he comprado regalos y...

Chillé cuando, de la nada, sentí unos brazos envolver mi cuerpo. Inmediatamente, al oler ese aroma, supe de quién se trataba. Mi cuerpo aún estaba débil por los golpes y las heridas que esos hombres me habían causado, y creo que Kyle lo notó al escuchar mi quejido ya que se separó inmediatamente de mí. Tomó mi cara entre sus manos y me analizó poco a poco. Logré notar que sus ojos se encontraban algo rojos, y lo más probable era que había llorado.

—Joder, estás bien. —Sonrió con tristeza—. Pensé que te iba a perder. ¿Por qué no me dejaste entrar ayer? No sabes las ganas que tenía de tenerte cerca, abrazarte, besarte...

—Kyle, no la alteres —interrumpió Helena con su típica voz seria que siempre usaba cuando Evenson estaba presente—. Ella aún no se encuentra bien. Tenemos que llevarla a su casa.

—No se preocupen. —Les dirigió una mirada rápida a todos—. Yo la llevaré.

—Hermano —interfirió Carl—, no creo que sea lo correcto ahora. Nosotros podemos llevarla.

—Chicos, si no les molesta, quiero estar a solas con mi chica. —Llevó su mano a la mía y entrelazó nuestros dedos. Aprovechando que él no me miraba, cerré los ojos y solté un suspiro de frustración—. No se preocupen, que yo la dejaré en casa sana y salva.

Mi sorpresa fue que, en ningún momento, se mostró enojado por la insistencia de mis mejores amigos de llevarme a mi casa. El Kyle antiguo inmediatamente hubiera hecho un alboroto. Esto me demuestra un poco que ha cambiado, pero no me dejaré llevar por esos pequeños cambios tan fácilmente.

Un Asesino SueltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora