Capítulo 32

52 1 0
                                    

Capítulo 32:


KYLE

A cualquier persona le parecería aburrido solo mirar y mirar el reloj que tiene enfrente, pero para mí, era cuestión de vida o muerte. Cada segundo que pasaba era una posibilidad de encontrar a Emily sin vida, y yo, no quiero llegar y solo encontrar su cuerpo. Quiero llegar a este jodido país al que la trajeron, tomarla conmigo y matar de una vez por todas a Adam. Y, esta vez, estoy dispuesto a perseguirlo por todo el mundo hasta encontrarlo y matarlo.

Desesperado, me puse de pie y me dirigí de nuevo a la cabina. Toqué tres veces y abrí la puerta, encontrando a uno de mis compañeros en el lado del piloto y a otro como su acompañante.

—¿Falta mucho para llegar? —le pregunté a Ríos, que era el que piloteaba el avión.

—En unos 15 minutos aterrizaremos, jefe —me respondió sin quitar la vista de enfrente.

—Gracias. Cualquier cosa, avísame.

Asintió, y yo salí de la cabina. Les avisé a los chicos cuánto faltaba para aterrizar, y ellos asintieron mientras seguían en lo suyo. El otro avión que había despegado junto a nosotros ya había aterrizado, y ya se encontraban investigando dónde puede estar. La única información que nos pudo dar el primo de Lena es que Kenzo Akagawa, la mano derecha de Adam, contaba con varios bares y antros en la ciudad. Mis compañeros ya han buscado en todos y cada uno, hasta en el rincón más escondido, pero no han podido dar con el rastro de Emily.

Mi celular empezó a sonar de la nada. Me fijé en el número, y era desconocido. Le hice una seña a Zachary para que fuera rápido y lograra rastrear la llamada. Una vez que él asintió, dándome a entender que estaba listo, respondí.

—Evenson.

—¿Quieres saber cómo está tu novia? Bueno, escúchala —dijo un tipo del otro lado de la línea. Por su acento, supe que podía tratarse de Kenzo Akagawa.

De repente, lo único que podía escuchar era gritos, pero no lograba distinguir si se trataban de Emily. Mis amigos se acercaron más a mí y coloqué el celular en altavoz para que también pudieran escuchar. Rezaba en mi interior para que no fuera ella la que se encontrara gritando, pero mis súplicas fueron en vano cuando logré escuchar su voz de una forma muy clara.

—¡No! ¡Déjenme salir!

—Deja de gritar y vente, niña. Quiero divertirme contigo antes de matarte.

Apreté el celular cuando noté que se trataba de la voz de Adam Marx. Mi furia empezó a crecer tan rápidamente que Louis me arrebató el celular al notar que lo estaba apretando de más. Él quería hacerle daño, él quería torturarla, y yo todavía no podía ni siquiera llegar a ese jodido país.

—No, por favor... —suplicó ella.

—¡Vamos! —Los gritos de súplica de Emily se dejaron de escuchar. Eso hizo que mi coraje aumentara.

—Ya no tienes probabilidad, Evenson. Ni siquiera pudiste despedirte de tu noviecita. —Rieron antes de colgar.

Le arrebaté el celular a Louis y lo lancé a la pared con toda la fuerza que tenía. Diría que se rompió, lo cual era lo más probable, pero Nate, quien venía del baño, lo alcanzó a tomar antes de que se estrellara. Empecé a maldecir y a gritar de enojo, de furia, de coraje, de ira... Ese idiota estaba lastimando a mi novia, sé lo que le va a hacer. Cuando lo vea, juro que lo mataré y dejaré que los animales se coman sus restos. Él no merece vivir, merece el peor de los castigos, y yo estoy dispuesto a dárselo.

Un Asesino SueltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora