Capítulo 12

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Capítulo 12:


KYLE

Estacioné mi auto frente a la casa de Emily. Después de lo que sucedió ayer entre ambos, lo relacionado a William McCartney y su hermana, algo dentro de mí me dice que arregle las cosas con ella. Intenté hacerlo ayer, pero estaba tan alterada que hacía de todo, menos escucharme. Por eso, hoy dormí afuera de su casa, me fui a la mía durante algunas horas, y ahora regreso para tratar de arreglar estos asuntos.

Sé que besarla fue un gran error, pero no pude contenerme. Ella no se callaba, y yo deseaba con ansias probar de nuevo esos labios. En vez de arreglar las cosas con Emily, las estoy empeorando. Casi siento que ese es mi don: creo que mejoro las cosas cuando, en realidad, las estoy empeorando.

Mi teléfono me sacó de mis pensamientos en ese momento. Bufando, lo tomé, notando que se trataba de una llamada de Louis.

—¿Qué? —hablé, malhumorado.

—Oye, no es mi culpa que no te la hayas tocado hoy en la mañana y, por eso, estés de mal humor —reprendió, riendo—. No tenemos muy buenas noticias, Kyle.

—¿No encontraron nada? —Apreté el volante con fuerza, sintiéndome molesto.

—Las cámaras de las calles en las que fueron atacados Emily y tú fueron apagadas en el mismo momento en el que sucedió eso. Un auto se estacionó a unas cuantas calles de distancia del tuyo, y cuando una persona se bajó de éste, las cámaras se apagaron. Cuando fueron encendidas de nuevo, ese auto ya no estaba, y ustedes ya se encontraban conmigo en mi auto.

—¿Investigaste las placas del auto?

—Lo hice, y conseguí un nombre.

—¿Cuál?

—Kyle Evenson.

—Estás loco —gruñí—. ¿Cómo yo pediría ese auto ¿Por qué esas placas están a mi jodido nombre?

—Ese hombre es muy inteligente, Kyle —aseguró—. No sabemos cómo lo hizo. Lo más probable es que utilizó una identificación falsa. Cómo sea, él es muy inteligente, y tardaremos mucho tiempo en encontrarlo.

—Investiga las calles que recorrió ese auto con ayuda de las cámaras que no se apagaron. Con suerte y podemos saber una ubicación. Si no, ya sabes a quién llamar. Ahora más que nada necesitamos de su ayuda.

—Lo haré. No te preocupes.

Colgué inmediatamente mientras un jadeo de frustración salía de mi boca. Ha pasado demasiado tiempo, y sigo sin encontrar al jodido asesino de mi madre. Supe que él fue el que nos intentó matar cuando Emily se dirigía a la parada de autobuses, así como el mismo que provocó el atentado aquella noche en la que salimos con mis amigos y sus novias. Ese hombre me conoce a la perfección, y sabe que estoy detrás de él. Para mi desgracia, cuando yo doy un paso, él ya ha dado dos. Va muy delante de mí, y no sé qué hacer para evitarlo si ni siquiera sé de quién se trata.

De algo sí estoy muy seguro: si se le ocurre dañar a Emily de una forma u otra, ese idiota no se saldrá con la suya. Y no solo él, todas las personas que se pongan en su camino. Sí, tal vez la sobreprotejo, pero en verdad me preocupa que le pase algo malo, y más si es por mi culpa.

¿Cómo rayos estoy pensando en esto? Antes, cuando recién la conocí, me daba igual si ella sufría o no. Ahora me importa saber hasta en qué lugar está. Es que quieres a Emily, Evenson, habló una vocecilla en mi interior. Decidí ignorarla y dirigirme a la entrada de la casa de Emily. Miré fijamente hacia la puerta, y vi al estúpido de su amigo cara bonita que conocí un día después de que Em llegó a mi vida. A miles de kilómetros se nota que ese idiota quiere algo con ella, algo más que una amistad. Pero él no sabe algo: nadie se mete con mi chica.

Un Asesino SueltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora