Capítulo 5

167 10 0
                                    

Capítulo 5:


Agaché la mirada, sintiéndome, por una extraña razón, avergonzada. Pero no confiaba nada en Kyle, así que mi mirada se mantenía fija por completo en sus brazos que columpiaban a Melissa, quien reía a todo pulmón.

Tal vez no es tan malo después de todo...

¿Qué idioteces estoy diciendo? ¿Estoy diciendo que el chico que me secuestró, que trató de matarme y estuvo a punto de violar de mí es bueno? No lo sé, creo que ya estoy alucinando.

Pero... ¿por qué habrá dicho ese comentario de que le gustaría tener hijos conmigo en un día? Está loco si cree que caeré a sus pies con esa clase de comentarios. No quiero que me guste y que se aproveche de mí, para después, matarme. No puedo hacerlo. No puedo...


—¿No dirás nada?


Subí la cabeza, notando que ahora él me miraba con el ceño fruncido, mientras que Melissa se mantenía completamente atraída por su barba sin afeitar de pocos días. Sonreí de forma tensa y traté de sonar lo más natural posible.


—Qué gracioso eres, Kyle. —Reí, nerviosa—. ¿Tú y yo, teniendo hijos algún día? Ja, no lo creo.

—No estaba jugando, pero bueno. —Se encogió de hombros. Decidí quedarme callada para no decir alguna otra incoherencia o, peor, hacerlo enojar—. ¿Qué película ves?

—Flores en el ático —respondí.

—La conozco —susurró, mirando a la bebé, que ya empezaba a cerrar sus pequeños ojos. Abrí la boca al notar que Kyle la acomodaba mejor entre sus brazos y empezaba a arrullarla—. Mi madre siempre me hablaba sobre ese libro. Lástima que existan madres así. La mía era una muy buena persona, pero tuvo que dejar este mundo cuando yo apenas era un niño. Daría todo para que regresara a mi lado...


Al parecer, ambos nos sorprendimos por su repentino cambio de actitud y su enorme sinceridad hacia mí para contarme algo muy privado. Con curiosidad, lo miré a los ojos, notando en ellos algo completamente extraño que no había visto desde que lo conocí: decepción. Decepción, ¿de qué? ¿De su madre? ¿De él? ¿De mí?

Kyle hizo lo mismo, y no apartó su mirada de la mía. Parecía que, a través de nuestros ojos, nos transmitíamos mil y un mensajes, como si estuviéramos conectados para sentir y pensar lo que el otro siente y piensa.

Kyle fue el que alejó primero la mirada, negando con la cabeza por su raro momento de debilidad. Después, miró a la niña.


—Creo que... se quedó dormida. —La señaló con la mirada.

—Cierto —afirmé al ver a la niña dormida en los brazos de Kyle. Su pulgar se mantenía en su boca, como si eso la tranquilizara para dormir—. ¿Podrías... dármela? Para llevarla a la habitación, obvio —aclaré rápidamente. El chico rió.

—Lo sé, lo sé —afirmó, haciéndome sentir estúpida por aclarar algo que era muy obvio.


Kyle borró su sonrisa y me dio a Melissa para llevarla a mi habitación a dormir. Mientras me la daba, no apartó su mirada de ella en ningún momento. Lo ignoré y la cargué y la llevé a la cama. Después, la dejé en ella, la cobijé y puse unas almohadas a los lados como obstáculos por si se mueve y evitar que se cayera de la cama. Me senté unos segundos a su lado, admirando cómo dormía tranquilamente.

Un Asesino SueltoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora