Rahim
Abrí los ojos cuando algo se movió del otro lado de la cama. Eumur estaba girando bruscamente y haciendo ruidos extraños.
―¿Saghir? ― Ella no me respondió― ¿Qué estás haciendo?
Me incorporé sobre mi costado derecho y froté mis ojos para ver qué mierda estaba haciendo la chica. Ella estaba con los ojos cerrados, lo que me dio a entender que estaba dormida.
Puse mi mano en su cuello, midiendo su pulso― que estaba bastante acelerado― y cuando la toqué, ella abrió bruscamente los ojos, incorporándose.
―¿Estás bien?
Eumur me miró por un segundo para luego barrer toda la habitación con los ojos. Todavía no me contestaba y yo quería golpearla por dejarme con la duda. ¿Qué mierda le había pasado para estar así por un sueño?
De la nada, empezó a sollozar. No estaba muy seguro de lo que debía hacer, porque si la tocaba o trataba de consolarla, tenía una respuesta negativa, por seguro; y si intentaba hablarle, ella no me daría ni la hora.
―saghir...― apoyé mi mano sobre su hombro. Estaba un poco arrepentido de cómo la había tratado. A saber con qué le había hecho un juego su mente― ¿Qué te pasa?
―déjame, Rahim― me dijo.
―Tú no estás bien― atraje el cuerpo de la chica hacia el mío, intentando consolarla, a pesar de que ella estuviera en contra. Sabía que en el fondo lo necesitaba― ¿Qué te ha pasado, saghir?
―tuve un mal sueño, nada más, Rahim. ¿Puedes soltarme, por favor?
―te dejaré cuando me digas qué fue lo que soñaste― la presioné. No me interesaba, realmente. Simplemente la curiosidad me picaba.
―no es de tu incumbencia, Rahim, ¡Suéltame!
―sí que lo es, Eumur. Es de mi incumbencia desde el día que puse un anillo en tu dedo.
―entonces sácalo y todos felices.
―yo no, saghir― me burlé― ¿Qué sería de mí sin ti?
―¿Y sabes lo que sería de mí sin ti? ― dijo― sería feliz.
―qué lastima que eso no sea posible ― le respondí con falsa empatía― al menos hasta que me muera.
―quién sabe. Tal vez falta poco― habló la chica con los dientes apretados.
―¿Sabes que amenazar a tu esposo de muerte puede llevarte a cavar tu tumba, saghir? ― dije con gracia.
―espero que nos entierren en distintos cementerios, entonces.
Golpeé su culo con la palma abierta, dejando una futura marca. Ella chilló con dolor y se revolvió para salir de mi anterior intento de consuelo.
―¿Quieres que lo repita, Eumur? ― Ella negó― bien, entonces pórtate bien, porque tengo muchas otras formas de causarte dolor sin lastimar a mi hijo, ¿Me has oído? ―Eumur se mantuvo callada. Enojado por su falta de respuesta, apreté su pierna con fuerza, haciéndole notar su error― te he preguntado algo.
―sí.
―¿Sí qué?
―sí te he oído.
Ella volvió a removerse para salir de mi agarre y la solté para salir de la cama y buscar las pastillas que Abdel me había dado unos días atrás, cuando nos había dicho que Eumur estaba embarazada.
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Saghir, amor árabe
ChickLitEl hombre ha tomado su lugar como lider en el mundo, dejando indefensas a las mujeres. Entre todas las nuevas leyes, se encuentra una que dice lo siguiente: "cada hombre, llegando a sus dieciocho años, deberá elegir una mujer para hacerla su e...