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Quiero hacer dos aclaraciones antes de que lean:

1) no soy una feminazi que pretende- con esta novela- hacer una descarga en contra del machismo. Por favor, no se "peleen" ni armen debates INSULTANDO por pensar de x o j manera. Mi idea no es insultar a nadie.

2) a partir de ahora, en la novela va a haber un lenguaje un poco más fuerte, tal vez. Y criticas sociales. Como dije en el primer punto, no pretendo insultar ni ofender a nadie. Respeto todas las religiones, pero siempre tuve una debilidad por la islámica. Busqué información e intento escribir con la mayor credibilidad posible. Si ustedes notan algún error o lo que sea, dejármelo  saber, pero no sean agresivos u ofensivos.

3) ya sé que la novela es muy machista y muy feminista al mismo tiempo. Ya lo sé. De nuevo, NO TENGO INTENCIÓN DE OFENDER A NADIE. Si no les resulta agradable o piensan que el enfoque de la historia está mal o les resulta una estupidez, por favor absténganse de hacer comentarios sobre eso. Somos libres de elegir qué leer y si esto te parece ofensivo o estúpido, no lo leas.

Sin más, los dejo con el capitulo. ¡Besos!


Eumur

Ella está estable.

Necesito que esté bien

Debe calmarse, señor. Ella estará bien. Debe esperar a que el efecto del sedante se vaya.

¿Y mi hijo?

Intenté abrir los ojos, pero había una fuerza empujándolos y manteniéndolos cerrados. Yo estaba consiente. Escuchaba a Rahim hablar con alguien. También sabía que no estaba en la casa. El olor a hospitales me era inconfundible.

Rahim lo había hecho de nuevo. La única cosa que le había dicho que no hiciera... él... si algo le pasó a mi hijo, Rahim iba a ser un peso muerto.

Lo mataría.

Intenté nuevamente abrir los ojos. Esta vez, pude parpadear, pero rápidamente debí cerrarlos por el peso de los mismos y la cegadora luz de la habitación. Al menos, pensé, puedo sentir mi cuerpo.

-los dejaré solos, ella probablemente esté confundida al despertar―dijo la primer voz. La segunda había sido sin duda la de Rahim.

No tardé mucho en poder conectar mi cerebro con mi cuerpo y mantener mis ojos abiertos durante unos segundos. Rahim me estaba mirando, sin decir nada. Su expresión estaba muerta.

―estás en un hospital...― empezó― tal vez te sientas un poco confundida...

Pero no me sentía así. Jamás me había sentido más lucida en mi miserable vida. Él me había vuelto a hacer daño, y en cierta forma, yo se lo había pedido.

―te dije que si le pasaba algo a mi hijo yo iba a matarte, Rahim― le dije. Mi voz estaba bastante grave por la falta de uso.

A saber cuánto tiempo había estado sedada.

―tuviste una pérdida― midió las palabras y mis expresiones, pero me mantuve neutra.

La única cosa capaz de delatar mi movimiento en ese momento, fue la máquina que mostraba mi estabilidad cardiaca en un monitor a la derecha de la cama.

Durante unos minutos, ninguno de los dos dijo nada. Nos sostuvimos la mirada y por primera vez, fue él quien la desvió primero.

―el bebé está bien, sólo debes hacer reposo por unos días― siguió. De nuevo, opté por quedarme callada. ¿Qué le iba a decir? ― sé que estás enfadada, pero entiende que tú te lo buscaste.

Saghir, amor árabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora