Me siento un tanto débil, un tanto agotada, sin fuerzas, algo adolorida.
No sé cuánto tiempo ha pasado desde que me quede dormida, pero mi corazón se encoge de la ternura al ver a Andrés dormido a mi lado, viste una bata azul, tiene un gorro en su cabeza y el tapabocas atado a su muñeca.
Ver dormir a Andrés es algo placentero, las facciones de su rostro relajadas, sus labios rosas y carnosos entreabiertos..
Ni hablar de su cuerpo, sus brazos y abdomen marcado, su...
-¿Hace cuanto me estás observando? - pregunta mientras me mira con sus intenso ojos azules y sonríe.
-Yo... ¿observándote a ti?, no seas tan iluso- digo y rompo todo contacto visual.
-¿Así que no me estabas mirando?- pregunta levantándose y mirándome de forma burlona.
-No... ¿para que voy a mirarte yo a ti?- pregunto de vuelta mordiendo mi labio inferior para evitar reír.
-Deja de morderte el labio- dice desviando la mirada.
-¿Por qué?- pregunto confundida.
-Por qué causas muchas cosas en mi cuando haces eso, literalmente siento obesos saltando allí dentro- responde volviendo la mirada a mí y señalando su estómago.
Suelto una risita y muerdo mi labio inconscientemente.
-Vuelves a morderte el labio y no me importara que las enfermeras presencien un acto sexual- advierte y siento mi rostro ponerse caliente.
-Te ves tan adorable así- musita y acaricia mi nariz con su dedo índice.
Le saco mi dedo corazón y le doy la espalda, odio que me haga tan feliz por que no sé si lo tendre mucho mas tiempo conmigo.
Me asusta, me asusta la idea de no volver a verlo, de perderlo.
-Manuela, mírame- me pide.
Me giro lentamente hasta quedar frente a frente con él, repara cada parte de mi rostro y luego une sus labios con los míos, son suaves y gruesos, los mueve con agilidad y decisión, su dedos se enredan en mi cabello haciendo presión para intensificar el beso.
Alguien carraspea haciendo que nos separemos de inmediato.
-Manuela necesito hablar contigo- pronuncia la inconfundible voz de Zoe, miro en su dirección y la veo parada en el marco de la puerta mientras se limpia el rostro.
Le doy una mirada a Andrés y éste entiende, pues me da un beso en la frente y sale de la habitación.
Me acomodo en la camilla y le hago un movimiento con la cabeza para que se acerque.
-Axel me utilizó- musita entre sollozos- me hizo hacer cosas horribles Manuela- sigue hablando, ¿pero como creerle?, su comportamiento ha sido muy extraño y la manera como me dijo todo aquel día. No estoy segura de nada.
Me pongo las manos alrededor de la cabeza e intento pensar con claridad y no tomar decisiones a la ligera, respiro hondo, el pulso se me acelera y duele un poco mi cabeza. Tanto pensar y aun no sé qué hacer, ni decir.
-Manuela... ¿Te acuerdas cuando no iba al instituto?¿cuando desaparecía?- toma una bocanada de aire como si lo que fuera a decir la destrozara- todo ese tiempo estuve con Axel... Él me amenazó y se acercó a ti, me dijo que si no hacía lo que me pedía, te mataría, peleaba mucho contigo y mas lo que Axel me hizo, caí en depresión por eso no comía...- un sollozo sale de lo más profundo de su garganta.
-Ven aquí- digo abriendo los brazos, mi parte idiota, cariñoso, amable e inocente siempre gana cuando se trata de ella. Muchas veces me odio por ser así, todos se aprovechan de ello y abusan, sabiendo que me lastiman.
Cuando quiero perdono, perdono aún sabiendo que volverán a fallarme y herirme, aunque sé que no les importa volver a lastimar y abrir de nuevo las heridas que recién cerraban.
Zoe se acerca a mí y la envuelvo con mis brazos, pero ya nada se siente igual, siento que algo está mal, tengo un mal presentimiento.
-Perdoname, pero tenemos que irnos de aquí- pronuncia con notable miedo a mi reacción.
-¿Que?¿irnos?¿donde y porque?- pregunto alarmada.
-Manuela, Axel me buscará y me matara, no me iré sin ti- dice manteniendo su mirada puesta en mí.
Cierro mis ojos con fuerza y maldigo la razón de mi existencia, ahora comprendo por qué el condón es sumamente importante.
-Esta bien... Nos iremos de aquí, ¿pero cuando?- pregunto resignada.
-Hoy- responde y yo me aparto completamente de ella.
-Ve a casa y pídele a George que te ayude a recoger nuestras cosas, llama a mi madre y cuentale todo, pero dile que no venga, sólo que nos diga a donde ir- digo con la mirada perdida mientras me recuesto de nuevo en la camilla.
Ella asiente y sale de la habitación.
Al segundo que Zoe sale, Andrés ingresa con una gran sonrisa en su rostro, una caja de chocolates y un peluche.
No puedo aguantar y un sollozo sale de lo más profundo de mi garganta, las lágrimas salen como un volcán en erupción.
Acaso... ¿Me Enamoré?
Me iré hoy y siento que mi corazón se quedara con él, no quiero dejarlo, ¿porque pasa esto cuando comienzo a quererlo?¿no merezco ser feliz?
Andrés deja todo en la silla y su expresión cambia radicalmente a una de preocupación.
Se acerca a mí y acuna mi rostro con sus grandes y calidas manos.
-¿Manuela qué te pasa?¿te sientes mal?¿llamo un doctor?- pregunta desesperado y eso me rompe aún más el corazón. Esto me duele demasiado.
-Andrés, basta- exclamo con la voz quebrada- tienes que alejarte de mí, me iré del país- me deja un sabor amargo en la boca pronunciar esas palabras, en realidad quiero todo lo contrario, que se quede y me cuide, que esté conmigo, pero lo hago por su bien.
-¿Que?- pregunta en un susurro- ¿me lo estas diciendo de verdad?- pregunta de nuevo incrédulo.
Asiento levemente con la cabeza, Andrés niega con la cabeza y sale corriendo de la habitación.
Las lágrimas no paran de salir de mis ojos...
ESTÁS LEYENDO
Maldito Andrés °Sin Corregir°
Подростковая литератураMi nombres es Manuela, (no seas malpensado) soy colombiana y vivo en España. Tengo el cabello castaño, rizado y largo hasta los hombros, tez trigueña, ojos verdes oscuros y un vocabulario no tan agradable de escuchar. No soy la típica chica tímida q...