Las lágrimas no paran de salir de mis ojos, ver a Andrés en ese ataúd me parte el alma en mil pedazos.
Sus labios morados, su antes iluminado rostro ahora apagado y pálido, lleva un traje negro con una corbata corta del mismo color.
Mucha gente que nunca había visto en mi vida le daban apoyo a los padres de Andrés y Megan llora rodeada de su grupo de amigas.
Me siento destrozada, esto es algo que realmente me duele.
Recuerdos del vergonzoso día en el que lo conocí vinieron a mi mente, su intensa mirada azul, su abdomen desnudo y el momento en que se paró frente a mí con atrevimiento para atar su suéter alrededor mi cadera. Cuando me llevó a su cabaña y en la forma en la que me quede dormida sobre él.
Nuestro primer beso, nuestro intento fallido de tener sexo, su sonrisa que por momentos me hacía tener impulsos de perder la cordura y lanzarme sobre él.
Por último, cuando luchaba con todas sus fuerzas por desatarse de aquella silla para impedir que el bastardo de Axel siguiera tocándome, cuando me miraba fijamente, nunca pensé que esa seria la ultima vez que vería sus bellos ojos azules. No se como describir precisamente como me estoy sintiendo ahora.
Es la peor sensación que pude tener nunca, saber que no lo voy a volver a ver me duele, demasiado.
Su madre de se posiciona a mi lado y pone su mano sobre mi hombro acariciándolo con frecuencia.
-Lo siento- susurra casi inaudible tratando de retener las lágrimas.
Un sollozo sale de mi garganta y una lágrima solitaria hace un recorrido por mi mejilla hasta caer sobre el ataúd.
Todo se torna oscuro de un momento a otro, pero sigo estando consciente de lo que pasa. A lo lejos se escucha un parpadeante sonido algo agudo.
-Despejen- es la siguiente primera que escucho a lo lejos, es una potente voz masculina.
Siento como hacen presión en mi pecho una y otra vez.
-Ya está estable doctor- informa una voz femenina, pero todo lo escucho lejos.
-Buen trabajo-
¿Qué pasa después?
Silencio, no escucho, ni veo nada, es como si estuviera dormida físicamente pero mentalmente no.
Después de largos minutos de silencio y oscuridad, abro mis ojos y tomo una bocanada de aire, el olor a medicamentos inunda mis fosas nasales y no hace falta mirar hacia otro lado para saber que me encuentro en un hospital.
Pongo mis manos a los lados de mi cuerpo para intentar sentarme, pero un fuerte dolor en la pierna me lo impide. Un chillido se me escapa y mis ojos se llenan instantáneamente de lágrimas al recordar a Andrés en el ataúd.
Giro mi cabeza hacia la izquierda y lo veo, él está recostado en la camilla, pálido y con sus labios morados. Paso mi mano por mis ojos y una tranquilidad increíble me invade al ver que se encuentra con vida aún, todo había sido un mal sueño.
-Andres- susurro pero mi voz está algo ronca y apagada.
No recibo ningún movimiento de su parte, me recuesto de nuevo en la camilla e intento relajarme pero me es casi imposible.
Recuerdo todo lo que pasó y se me hace un nudo en la garganta, confíe tanto en Zoe y ahora me doy cuenta que todo fue una mentira, las cosas que Axel decía sentir por mí, lo mucho que Zoe decía amarme como su hermana... Y lo peor es que juzgamos a mi padre sin motivos.
Me siento la auténtica protagonista de la novela "corona de lágrimas " siempre estoy llorando, pero qué más puedo hacer si es la única forma de soltar todo el dolor que llevo dentro.
-Hija, despertaste- dice mi madre con un brillo en sus ojos mientras se acerca a mí.
-Madre- musito, cuando ya se encuentra a mi lado me rodea con sus brazos.
-¿Cómo te sientes?- pregunta aún pegada a mí.
-Bien- respondo y me separo de ella para poder verla a los ojos.
-¿Donde esta Donnie y mi padre?- pregunto.
-Están dando su declaración en la fiscalía- responde mientras acaricia mi mejilla.
-¿Cuanto tiempo en prisión crees que le den a los tres?- pregunto conmocionada, tengo muchas preguntas en este preciso momento y necesito respuestas.
-No se hija, cuando te den de alta hablaremos mejor las cosas ¿vale?- propone mientras me regla una débil sonrisa.
Acepto y le doy un beso en la mejilla.
-Madre- la llamo cuando esta apunto de cruzar la puerta.
-Dime- pide mientras me mira atenta.
-¿Puedes hacerme un favor?- pregunto apenada por lo que le diré a continuación.
-Si claro cariño, solo dime- responde y se acerca de nuevo a mí.
-¿Puedes por favor correr mi camilla para estar más cerca de Andrés?- mi madre sonríe y siento mis mejillas calientes.
Mi madre arrastra mi camilla delicadamente hasta quedar cerca a la de Andrés.
-Gracias- agradezco sin mirarla, me siento avergonzada por tener que pedirle esto a ella.
Ellas sale de la habitación sin decir mas nada. Entrelazo mis dedos con su fría mano y la acaricio con mi pulgar. Cierro mis ojos para intentar dormir pero algo me lo impide.
Abro mis ojos de nuevo y bajo la mirada de inmediato hasta nuestras manos, Andrés también acaricia mi mano con su pulgar.
Poso la mirada en su rostro y él también lo hace mientras sonríe débilmente.
Siento mis ojos picar pero no quiero que me vea llorar, así que le regalo un amplia sonrisa.
Levanta mi mano y la lleva hasta su boca para dar varios besos sobre ésta.
-Te amo- musita.
-Yo también te amo-
Una sonrisa de satisfacción aparece en su sombrío rostro para luego cerrar los ojos.
Con nuestras manos entrelazadas aún, decido cerrar mis ojos para descansar.
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Maldito Andrés °Sin Corregir°
TeenfikceMi nombres es Manuela, (no seas malpensado) soy colombiana y vivo en España. Tengo el cabello castaño, rizado y largo hasta los hombros, tez trigueña, ojos verdes oscuros y un vocabulario no tan agradable de escuchar. No soy la típica chica tímida q...