Tu madre

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Un grito agudo, fuera de lo normal, que supera los estándares femeninos llegó a mis oídos haciéndome levantar de prisa .

Al borde de mi cama se encuentra Donnie con las manos en la boca y con una expresión de asombro.

Andrés no se percata de nada, por lo que sigue dormido como una roca.

Hago señas con mis mano en forma de pregunta, Donnie se acerca con pasos débiles y se acomoda a mi lado.

-¿Te ha desvirgado?- pregunta en voz baja con una sonrisa en su rostro.

-No, no me desvirgó- respondo mientras ruedo los ojos y veo como la sonrisa que segundos antes tenía en su rostro, se esfuma de inmediato.

-¿Qué?¿por qué?- pregunta.

-Dijo: "Esperaré, se que lo puedo hacer"- trato de imitar la varonil voz de Andrés, pero fracaso.

-¿Esperaré?, ¿por qué no te la metió y ya?- pregunta arrugando su entrecejo.

-Donnie, sabes que soy virgen y no me la puede meter así porque sí- respondo irritada.

Él bufa y se levanta de mi lado dándome la espalda, pero pareció haber recordado algo importante porque se gira de inmediato dejándome ver su rostro preocupado.

-¡Tu madre!- exclama.

-¡La tuya pendejo!- exclamo de vuelta mostrándole mi dedo corazón.

Se pasa las manos por el rostro exasperado y su rostro se torna de un color rojo claro.

-¿Por qué eres tan idiota?- pregunta en voz baja- no debería decirte nada por pendeja- vuelve a hablar pero esta vez más calmado.

-Tu ma-má es-tá a-ba-jo- explica.

Abro desesperada cuando escucho el crujir de las escaleras, Donnie me mira atento esperando que le diga algo.

Empujo el cuerpo de Andrés con los pies haciéndolo caer al suelo, él abre sus ojos asustado y yo pongo mi dedo índice entre mis labios pidiendo silencio.

Donnie se tira sobre la cama a mi lado y se queda inmóvil, la pierna me duele un poco por el esfuerzo que hice, pero me aguanto.

La puerta se abre dejándome ver a mi madre con una amplia sonrisa que se esfuma cuando me ve con la sábana alrededor de mi cuerpo.

-Hija, ¿estás desnuda?- pregunta arrugando su entrecejo y mirando hacia todas las direcciones posibles.

-¿Yo?, sí... Es que está haciendo mucho calor- 

Mi madre mira a Donnie fijamente y éste se levanta de la cama con expresión seria.

-Señora Medina, con todo el respeto que se merece, yo soy re marica, re gay, así que no me mire, porque no tengo velas en este entierro, permiso- habla mientras hace un movimiento de diva con sus manos y sale de la habitación meneando sus caderas.

Reprimo una carcajada y niego con cabeza mientras observo a mi madre acercarse y sentarse a mi lado.

-Sabía que algún día tendría que hablar contigo de esto cuando te veía besar las paredes, tus muñecos, las venta...- habla con una sonrisa escalofriante pero la interrumpo, porque si no, Andrés se burlara de mí toda su vida.

-Si madre, ya entendí, déjame vestirme y después me recuerdas todo los que besé, ¿vale?- le digo.

Mi madre se levanta de mi lado y se dirige hacia la puerta.

-Eres muy guapo, Andrés- dice ella mientras gira el pomo de la puerta.

-Gracias señora- agradece él y se levanta del suelo con el torso desnudo.

-Te veo abajo hija- dice.

Kha!? Pensé que me mataría.

-Ahora entiendo de donde sacaste lo bella y encantadora- dice - lo bueno de todo es que ya no tendrás que besar las paredes, los muñecos, las ven...-

-Ya entendí!- exclamo mientras me le levanto de la cama y me dirijo al baño.

-¿Me puedo bañar contigo?- pregunta haciendo un puchero.

Niego con la cabeza, entro al baño y cierro la puerta detrás de mí.






Maldito Andrés °Sin Corregir°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora