Estúpida. Me espabile en el momento en que caí en cuenta que de mi boca salieron las palabras que tanto miedo tuve de decir. ¿Qué tan idiota podía ser el ser humano? Yo era la respuesta a esa pregunta.
El silencio reinaba y traté en lo máximo de relajar mi cuerpo, para mí fue mejor que creyera que estaba dormida, pero a pesar de eso, quería una respuesta y todo indicaba que él no me la daría en ese momento, sentí su respiración, relajada y pacifica como siempre, quise creer que estaba dormido pero no creía que estuviera tan cansado como para ir al mundo de Morfeo tan rápido.
Me acomode un poco más y lo abrace con más fuerza queriendo reforzar un poco mi actuación, pero eso le indico que no estaba tan relajada.
- Lo olvidare - su voz me aceleró el corazón y mi cuerpo se tensó, una de sus manos fue hasta mi cabeza y acaricio mi cabello - Sé que estas despierta pequeña - su voz baja y un poco ronca hizo que mi cuerpo se erizara
- ¿De qué hablas? - le pregunte inocentemente sin atreverme a levantar la mirada.
- Solo te diré que no tomare en cuenta tus palabras - apenas terminó la primera frase, juro que sentí una punzada de decepción en mi pecho pero por otro lado me alivio, ¿indecisa? Siempre. - ¿Sabes cuantas mujeres me han dicho lo mismo después de una sesión de sexo? - preguntó
- No lo sé y tampoco me interesa Matthew - levante la mirada por los celos que me produjo que dijera eso, sabia no era un santo pero el que sea un mujeriego quisiera mejor omitirlo
- Lo se pequeña - me ofreció una sonrisa burlona - Lo que trato de decir es que no confió mucho en palabras que salgan por el calor del momento, los pensamientos en otro continente o en medio de un orgasmo, tomo en serio en palabras que salgan durante una cena, caminando, tomando el desayunado, en conclusión en estado de calma - concluyo acariciando mi mejilla
- ¿Donde esta Matthew y que es hecho con él? - levante mi ceja y coloque una cara seria - Me parece estar hablando con Don Mandón - sonreí
- Déjame mostrarte que no soy Don mandón - me tomo de los hombros y me coloco a la altura de su rostros.
- ¿Cómo lo harás? - le pregunte cerca a sus labios
- Déjame saborear esa boca pequeña - coloco sus manos a los lados de mi cabeza y capturó mis labios en un exquisito beso. ¿Cómo poder controlar lo que siento?
🔥🔥🔥Había pasado una hora desde que estuve en cama con Matthew y cometí la mayor estupidez, pero agradecía a los santos el que no lo haya tomado en serio; de Aaron no había rastro, la situación era complicada y su falta de compromiso me agotaba la paciencia.
De forma rápida pase la plancha por mi cabello y me maquillé un poco, no tenía idea para que podía necesitarme la Sra. Taylor, mis jefes le tenían prohibida la entrada a la empresa y mentiría si no tenía curiosidad del por qué.
- ¿Te quedaras toda la vida viéndote en el espejo? - la voz de mi amiga me saco de mis pensamientos, había estado tan ida que no me di cuenta de cuando entro.
- Casi estoy lista - le sonreí
- Eso veo - dijo - ¿A dónde iras? - pregunto subiéndose al Mesón del lavamanos
- Una tal Rebecca Taylor me cito e iré a ver que quiere - le conteste acomodando mi ropa
- ¿Algún cliente de Aaron y Matthew? -
- No lo sé, ella tienen prohibida la entrada a la empresa y la vez que la mencione la actitud de Aaron fue rara. Quizás sea una clienta dura para mis jefes - le respondí tomando un poco de crema de manos
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Nuestra para amar. (Nuestra Ángel Nuestra Diabla)
RomanceAaron Blair y Matthew Blair. Dos hermanos que a han logrado construir una de los mayores imperios en la industria de la construcción a nivel global. Son dueños y fundadores de Blair Construction Inc. Empresa encargada de grandes construcciones de ca...