Dolió. Aguante una maldición al estampar mi mano en una de las mejillas de mi jefe.
-¿Acabas de golpearme? - me preguntó atónito llevándose una de sus manos a su mejilla ahora roja.
- Por supuesto - respondí altiva
- ¿Por qué? si lo estabas disfrutando, puedo en estos momentos colar mi mano entre tus piernas y sentir tu humedad. – habló confiado.
- La respuesta es simple Matthew, por cabrón - suspiré, me voltee y me acerque al panel de control del ascensor colocandolo otra vez en movimiento - Espero que con esto quede más que claro que la relación que habrá entre tú y yo será estrictamente laboral, si quieres sentir mi puño o mi pierna directamente en tu entrepierna, vuélvalo a intentar, mientras no lo haga. Que tenga buena tarde Sr. Blair.
Salí del ascensor y me dirigí hasta mi escritorio. Al cabo de 5 minutos vi pasar a mi jefe que entro en su oficina dando un portazo.
Malditos dioses cabrones hijos de puta que besan bien.
Pasaron 2 horas con 25 minutos y no tuve respuestas de ninguno de mis jefes, el día fue aburrido a diferencia de lo ocurrido durante el almuerzo, del resto nada fuera de lo común. Minutos después una alerta de nuevo mensaje en mi correo electrónico me esperanzó con ver algo interesante. Era un correo de mi amiga Andrea.
"Amiga, ¿sabías que eres lo suficientemente ingrata como para ni siquiera regalarme una llamada?, estoy enojadísima y cabreada contigo, espero que tengas una buena explicación con respecto a tu olvido.
Me regresare para los Estados Unidos dentro de unos días, ya no hay nada que me ate aquí, espero y pueda quedarme en tu departamento mientras consigo lugar donde vivir, Te quiero. Besos."
Quede impactada con lo que leí, Andrea Evans era mi mejor amiga desde la guardería, se fue a vivir hace 5 años a París por cuestiones de estudio y amorosas también, ella y su novio Ethan Adams se fueron juntos en busca de sus sueños, que me haya dicho que se regresaba porque no había nada que la atara en ese país es porque ya no había ningún tipo de relación entre ella y Ethan. Andrea destrozada mode - On.
Le respondí el mensaje.
"Amiga, lo siento mucho, son razones laborales las que me han mentido lejos de ti.
Por supuesto que puedes quedarte en mi departamento, es más quédate a vivir conmigo y nos dividimos los gastos, es muy grande donde vivo y me siento sola.
Por lo que veo ya no hay nada entre tú y Ethan, lo lamento. Mantenme informada de tu itinerario y cuando llegas para ir a recogerte al aeropuerto.
Mis jefes llegaron hoy y son unos malditos hombres hermosos, parecen Dioses.
Te quiero amiga, espero verte pronto. Besos."
Pulsé "Enviar" y me quede pensativa con todo lo ocurrido.
Tanto era mí pérdida al mundo de los pensamientos que no noté que en frente mío estaba uno de mis jefes observándome fijamente con expresión seria.
Enderece mi postura y me coloqué de pie.
- Veo que estaba lo suficientemente entretenida con sus pensamientos Srta. Evans - se metió las manos en los bolsillos - Me gustaría saber que piensa. - Lo último lo dijo más para sí mismo pero alcance a oírlo. Extraño.
- Disculpe, Sr. Blair, son cosas sin importancia, me excuso - dije en forma de disculpa
- Srta. Evans, por ahora llámeme Sr. Aaron y quitémosle un poco el formalismo aunque lo sigamos manteniendo - se acercó un poco. Mas a mi escritorio - Espero que no sea mucha molestia y atrevimiento pedirle que me acompañe a cenar - pidió
- Disculpe Sr. Aaron, pero no me parece una buena idea que yo, su asistente, salga con usted a cenar - quise decir que ya no confiaba mucho en su hermano y por ende en él, por el simple hecho de que podía ser genético lo cabrón. Aunque Aaron también era un cabrón con todas y cada una de sus letras.
- Lo hago con las mejores intenciones Srta. Evans, por favor, acompáñeme - me pidió
- Esta bien, Sr. Aaron - acepté.
- Paso por usted al finalizar la jornada laboral - dijo de modo de despedida mientras ingresaba a su oficina.
La verdad es que tuve que reconocer que su cambio de actitud a comparación del de la mañana fue mucho mejor. Organicé unos documentos y revisé 3 veces más la agenda de mis jefes.
Al llegar el final de la jornada laboral estaba nerviosa y expectante con lo podía ocurrir en la cena.
- Srta. Evans, ¿me acompaña? - me preguntó Aaron de pie frente a mí.
-Por supuesto - Me levanté, agarre mi bolso y camine a su lado, a una distancia prudente, hasta el ascensor.
Durante el trayecto hasta la planta baja todo fue incómodo y en silencio, al llegar a la salida del edificio mi jefe se detuvo en seco y me quedó observando de abajo hacia arriba muy fijamente. Deduje que iba a hacer lo mismo que su hermano así que levante el rostro y opte por una pose a la defensiva.
- Srta. Evans, hace mucho frío, ¿dónde está su abrigo? - me relajé al notar que no iba a ser igual que su hermano
- Lo olvide en casa y por favor llámeme Katherine - dije en un tono mucho más relajado
- Venga, tenga, no quiero que se resfrié - se sacó su abrigo y me lo dio, colgándolo muy gentilmente alrededor de mis hombros
- Gracias, no debió de molestarse - dije apenada
5 minutos después llego un carro último modelo, era un Mercedes Benz negro, mi jefe abrió la puerta por mí y me invitó a pasar mientras el entraba y se acomodaba. El trayecto fue en total silencio. Un funeral era mas alegra que el ambiente en el auto.
Mi jefe fue metido en sus pensamientos, si siquiera decirme alguna palabra en la mayoría del trayecto.
- Espero que no le moleste en que cenemos en mi casa - al escucharlo me tense - Prefiero la comida hecha por mi cocinero. - dijo
Rato después llegamos a su departamento. Al pasar por la portería, el portero nos brindó un saludó con un simple asentimiento de cabeza. Seguimos al ascensor y en menos de 5 minutos estábamos en la entrada de su morada.
Al entrar noté perfectamente que era un apartamento de soltero. La decoración estaba en tonos negros, blancos y grises, el apartamento era espacioso casi del mismo tamaño que el mío, tenía un cocina amplia con electrodomésticos y demás en acero inoxidable, una gran sala con televisor en la pared, un gran sillón en forma de L MUY LARGA, una mesa de centro, varias puertas a los costados y un gran ventanal que da vista a Park Avenue Lexington, cerca de la quinta avenida. Era hermoso pero le faltaba un poco de vida.
- Adelante - me indicó - Este es mi apartamento por ratos, no es mi casa exactamente.
- Entiendo - respondí
Me condujo hasta el sillón en forma de L y me pidió que tomase asiento. Él en cambio se quitó su saco y pidió que le devolviera su gabardina para colocarlas en el perchero. Tomo asiento frente a mi después de haber hecho lo anterior.
- Se lo que ocurrió con mi hermano esta tarde - me sonrojé - Acepte mis excusas por parte el.
- Lo siento Sr. Aaron pero no puedo - le dije y me miró con un poco de curiosidad - Pero quien debe de dar la cara y pedírmelas es su hermano no usted.
- Entiendo - pausó - también tengo que afirmar que me sorprendió como reacciono usted.
- ¿A qué se refiere? - me sonrojé aún mas
- Nunca espere que rechazara a mi hermano, no conozco la primera mujer que lo haya hecho antes de usted. Debo admitir que me sorprendió, de muy buena manera claro está -
- Gracias... Supongo - respondí un poco tímida
- Eso... eso es lo que me gusta de usted - habló en un susurro.
- ¿Disculpe? -
- Olvídelo - y se levantó hecho una furia hasta el que supusé era el baño
Pero, ¿qué le sucede?
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Nuestra para amar. (Nuestra Ángel Nuestra Diabla)
Roman d'amourAaron Blair y Matthew Blair. Dos hermanos que a han logrado construir una de los mayores imperios en la industria de la construcción a nivel global. Son dueños y fundadores de Blair Construction Inc. Empresa encargada de grandes construcciones de ca...