Capítulo uno
La alarma suena con intensidad haciendo que abra los ojos con pesadez. El sol deja entrar rayos de luz a mi habitación y me da la sensación, al ser tan temprano, de que hoy vuelvo a la misma rutina de siempre; escuela-casa.
Tomo unos segundos antes de tomarme una ducha para despertar completamente. Me paro frente al espejo. Observo mi maraña de cabello revoloteado alrededor de mi cara. Mis ojos verdes están acompañados de ojeras. Mis labios rosados y pequeños, mi nariz derecha y mi fino rostro están hinchado de lo poco que dormí. Me parezco a mi mamá. Recuerdo que mi padre solía decirnos que cualquiera que nos ve por primera vez nos diría que somos hermanas gemelas. Lavo mis dientes.
Hoy es el primer día de clases. Busco con la mirada mi uniforme y un flash momentáneo me recuerda que lo había dejado tirado en una esquina de mi armario. Me dirijo a buscarlo rezando para que no estuviera sucio o estrujado. Ahí estaba doblado y con un poco de polvo. Sacudo el conjunto de camisa y falda cuando lo tengo puesto. La camisa era de un tono ligero rosa pastel y una falda azul marina. Así era el uniforme de las chicas.
Me hago una coleta alta, me pongo un pequeño lazo rosado para amarrarlo y mi cintillo azul marino. Uso un poco de labial transparente y tomo mi mochila.
—Buenos días.
Saludo al entrar a la cocina. La única que está ahí es mi madre pues es con la que solamente vivo.
—Buenos días, Britt, ¿Cómo amaneciste?
Me siento en la silla mientras asiento con una sonrisa. Ella pone mi desayuno en la mesa y se sienta en frente a mí.
—Brittany, hoy te llevaré, así no tienes que ir en autobús
—Vale.
Desayunamos en silencio. Es muy extraño que en el desayuno compartamos algún tema. Mientras ella desayuna siempre está calculando algo o llenando documentos mientras hace llamadas, por lo tanto. Pero hoy al parecer sólo tiene una cosa que hacer pues tiene una lista al lado de su plato pero es extensa. Comparado a los otros días siempre tiene muchas listas.
°•°•
Doy pasos largos hasta detenerme en la entrada del Instituto. Éste solamente tiene dos edificio y un gran comedor. No tiene una magnífica arquitectura como los institutos vecinos que quedan casi dos horas de éste. He estado aquí desde mi primer año de secundaria.
Levanto la pierna para entrar pero con sólo poner un pie en la entrada siento cómo me empujan y termino en el suelo. De pronto escucho las risas de todos burlándose de mí. Cierro los ojos y mis puños con fuerza tratando de respirar profundo y no descuartizar a los que me empujaron. Me levanto despacio, me giro y me veo con el típico chico más popular y guapo de la escuela Noah Steward junto a sus amigos: Tyler Brown, Marcus Pattison y su mejor amigo Stephen Jhonson, riéndose de mí. Por alguna desconocida y estúpida razón soy un blanco fácil para sus bromas.
Hecho un vistazo a Noah. Este chico, sin poder negarlo, es increíblemente guapo. Sus ojos verdes y pelo castaño hacen un buen contraste. Sus labios rosados y gruesos, nariz perfilada, mentón bien definido le roba el aliento a cualquier chica o chico que lo vea. Su piel es tersa y tiene un color que le conviene para sus ojos. Su cuerpo está marcado por el tiempo que tiene jugando al Football. Sin embargo, es una lástima que su cerebro no sea una buena combinación en el paquete. Al parecer no hay mucho que presumir en su cerebro o alma.
—¿Qué me miras? —pregunta enarcando una ceja. Yo hago lo mismo.
—¿Qué ra... ¡Tyler devuélveme mi celular! —exijo cuando no lo siento en mi mano y lo veo en la suya. Doy pequeños saltos debido a mi estatura.
—¡Vamos, salta más alto! — carcajea Marcus.
Intento dar más saltos altos pero Tyler era muy alto y yo parecía un conejillo a su lado. Estaba perdiendo aire y energía. Cuando casi lo tomo se escuchó un fuerte estruendo y al final un crack. Tyler había dejado caer mi celular. Veo todo mi celular esparcido. Tomo pedazo por pedazo cada parte del celular. La pantalla está totalmente rota.
No escuché claramente las risas de todo cuando me puse de rodilla para recoger mi celular, ni mucho menos veía la luz de todo porque mis lágrimas ocupaba mis ojos. El timbre suena así que limpio rápidamente mi cara con manos. No iba a llegar tarde por culpa de ellos.
Comencé nuevamente el día enojada y con deseos de que terminara rápido este día. Pero como todos los deseos como éste sabía que no se iba a cumplir.
No presté mucha atención en la primera clase pues estaba tratando de armar el celular.
En el receso me senté en una mesa alejada de todos los demás. Seguía tratando de arreglar mi celular. Al terminar lo que pude del celular comí la merienda mientras observaba cómo todos tenían una compañía. Cada mesa tenía más de dos personas.
Yo tenía una amiga, Summer. Ella tiene tiempo viviendo en los Ángeles. La extraño cada parte de mis días. Ella es guapísima, divertida, tan delicada que parece una princesa pero tiene sus momentos de locuras. Ahora sin ella nada es lo mismo.
°•°•
Al final del día me declaro con la necesidad de un celular nuevo. A pesar de que el mío enciende y su touch sigue funcionando me molesta ver la pantalla así. Más recordar la razón por la cual está en pedacitos.
Vuelvo a casa caminando, pateando cada cosa que hay en mi camino. Golpeando con tanta fuerza e imaginándome que cada cosa que golpeo es la cabeza de Tyler o Marcus. Lancé con tanta fuerza una piedra que no noté que había llegado hasta la frente de alguien. Éste se queja y me mira con el ceño fruncido.
—Perdón, perdón, no sabía que estabas ahí —digo revisando su herida —. ¿Te duele? ¿Te he dado fuerte?
—No, no tranquila —sonríe. Sacude un poco su cabeza. Si no fuera por los mechones que le caían en la frente me hubiera dado cuenta de que había un punto rojo en el medio de su frente a causa de la piedra -. Ya sanará —asegura—. Dime, ¿Cuál es tu nombre.
—En verdad lo siento. Soy Brittany, ¿tú?
—Eiden —se queda unos minutos observándome. Me siento un poco incómoda—. Al parecer eres de ese instituto que está al doblar la esquina.
—Eh, sí.
Se queda otros minutos callado. Después sonríe y me pasa un papelito.
—Bueno, ya me voy. Gusto en conocerte.
Con una mano en el bolsillo y agitando la otra se despide.
Vuelvo el rumbo hacia casa. ¿De qué va este tío?
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DETRÁS DE UNA SONRISA
RomanceNo todo aquel que tiene una sonrisa es feliz. .. Quizás esta detrás de una máscara ocultando lo mal que puede llegar estar pasando un momento.. Tal es el caso de Britany cooper ,una adolescente de 17 años de edad, que solo conoce el lado oscuro de...