Escucho que alguien se acerca al baño.
Son dos personas.
Seguramente Megan y Holly, las lameculos personales de Rebecca, que me han visto correr hacia el baño.
¿Son ellas?
Pues por lo visto no, porque ni tan solo se molestan en picar a la puerta.
Estoy nerviosa y tengo miedo. Escucho ligeros golpes. Y... ¿Gemidos? Decido que es mejor salir antes de que la cosa se ponga fea. Me seco las lágrimas con mi blusa a cuadros y giro el pestillo y empujo el pomo.
Sorpresa
Rebecca y Dan acariciándose, lamiéndose y besándose el cuello el uno al otro. Algo que debería de resultar sensual... A mi me provoca arcadas.
Supongo que debo de haber pasado un rato mirándoles atónita, porque Rebecca se gira, me mira y aparta a Dan.
— ¡Joder! ¿Siempre me espías, o qué?
—De hecho— Me sorbo la nariz hacia arriba, aún tengo el disgusto dentro y temo que mis lágrimas vuelvan a caer— he llegado yo antes. Así que lo que dices no tiene mucho sentido.
—¿Que hacías mirándonos tanto rato?
—Me estabais impidiendo pasar, y esperaba a que alguno se diera cuenta de mi presencia.—Replico sonriendo. Sonriendo para disimular una mezcla entre asco, rabia, envidia, tristeza...
—¿Y quién pretendías que se diera cuenta? Si eres invisible. Una fantasma. ¿Cuál era tu nombre?— Dice en un claro intento de humillación, acabando su frase con una sonrisa triunfal. Se cree que me ha ganado.
Lástima Rebecca, yo he hecho bullying mucho antes que tu...
Yo era, y supongo que sigo siendo, la reina de las contestaciones. Esa perra no me va a doblar tan fácilmente.
— Pues por lo visto tu misma te has dado cuenta. Y...que curioso que hables de nombres. Cuando hace un año y poco solo sabías pronunciar el mío.—Boom. Veo como su cara se encoje entre una mezcla de rabia y humillación. Sí, ella también recuerda mi pasado como reina del instituto. Claro que sí.
Cuando creo que ha llegado el momento de salir caminando del baño con aires de diva (como solía hacer antes), una voz me detiene.
—Anda, cállate ya, perra.— Me suelta Dan con frialdad.
La única persona que me puede herir con palabras en el mundo es él. Pero aún no me puedo doblar. Le odio. Se lo tengo que hacer saber, que no soy esa debilucha que se calla cuando el chico que le gusta le habla.
— Ayyyyy, ¡hola Dan! Es la sexta en este mes, ¿no? ¡Estas en racha!— Replico con sarcasmo.
Veo como la cara de Dan se tensa por un instante. Me mira a los ojos con odio y prosigue con su ataque. Como un tanque apunto para arrollar a otro tanque.
—Disculpa su comportamiento Becca... Se siente sola, invisible, marginada. Qué lástima. Si no te conocen ni en tu casa.
Mi tanque se derrumba. Ha ganado.
Me muero de ganas de pegarle. De gritarle que su propia madre me ha dicho que le espíe porque no se fía de él. A el si que no le conocen en su casa. En su casa no conocen a este Dan. Nadie de este instituto recuerda al de antes. Nadie excepto yo. Y es esa la razón por la que me hecho a llorar, y salgo abucheada y humillada del baño.
Corre, corre, corre
Tengo las piernas muy cansadas, y correr con botas no ayuda, para colmo, se ha puesto a diluviar.Llueve poco, de hecho no es más que llovizna, pero por los enormes nubarrones gris oscuro del cielo temo e la cosa va a ir a peor.
Jamás había hecho pellas, pero tengo que huir de allí. No aguanto ni un segundo más.
Miro hacia atrás mientras corro, y distingo una fornida y esbelta silueta que me observa desde la entrada del edificio.
Dan
Me hace el gesto de que vuelva con la mano. Pero, aunque a simple vista pudiera parecer un acto de arrepentimiento puro, sé que no es así. Probablemente Dan tenga una cámara o una grabadora, o tal vez... Bah. Ya me conozco sus trucos baratos.
Así que sigo corriendo
Pierna derecha, izquierda, derecha, izquierd....
Creo que mis piernas no saben a donde van, no se coordinan, y temo que me haya olvidado de como caminar. Me estoy entorpeciendo a cada paso que doy.
Hasta que sucede. Las dos piernas se me duermen y caigo como una muñeca indefensa caería al suelo.
Llueve. Mucho. Ahora truena. Relámpagos.
No me puedo mover. De hecho, aprovecho para llorar, no me siento tan sola. Las lágrimas y la lluvia combinan perfectamente. Me gusta.
Creo que voy a llorar un rato más. Aquí. Hasta que deje de llover, tal vez.
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NEGANDO //Trilogía: No caeré//
Teen FictionHace 3 años que me perdió. Me olvidó. Intenté retomar conversa. Hablar... Dicen que le deje ir ya, que ha cambiado. Mientras yo iba perdiendo popularidad él la estaba ganando a una velocidad sorprendente. Hasta que llegó la señor...