La Maldición de Amarte

Cap. XV. Mitsuko aparece

Se separo lentamente al notar la neblina empezar a rodear el lago, se sentía mas densa de lo normal pero un gruñido la hizo reaccionar, no se sentía peligrosa además de que los cubría totalmente de cualquier ser que pasara por aquella zona, suspiro entrecortadamente al sentir las manos del pelinegro rozar nuevamente sus muslos.

-No te distraigas- Murmuro sensualmente tomando la cara de la ojiblanca para que lo mirara directo a los ojos, no sabía exactamente cuánto tiempo habían pasado ahí pero esa neblina era demasiado extraña, pero algo mas estaba ocupando su razonamiento en ese momento.

-Hai...- Susurro sensualmente sonriendo, tomo el rostro del pelinegro acariciándolo lentamente mientras volvía a presionar sus pechos contra ese firme tórax, el calor que los rodeaba era asfixiante, sabía que no podía seguir conteniéndolo mas.

Rodo sus dedos delineando nuevamente el cuello del chico, llegando hasta sus hombros y bajando lentamente por su pecho, su corazón quería explotar entre sus costillas, la excitación que la embargaba era irreal, respiro agitadamente mientras entre abría sus labios.

-Estas haciéndolo difícil- Dijo algo burlón el pelinegro notando el sonrojo de la chica y sus labios tentándolo a tomarla en ese preciso momento, lo tenia fácil, ella había atrapado su miembro entre sus muslos dejándolo rozar su intimidad con bastante insistencia, disfrutaba de aquella inocencia que brotaba de esa piel aterciopelada.

Gimió fuertemente al sentir las manos de el acariciando sus glúteos, subir y bajar rozando su espalda baja, presionando en los lugares precisos, justo donde ella sentiría placer, hizo su cabeza hacia un lado dándole espacio al chico para que la besara, en pocos minutos se había vuelto adicta a aquellas caricias, la encendían totalmente, la cálida lengua del pelinegro rodo sobre su hombro empezando a besar con demasiada vehemencia aquel espacio que ella había dejado a su merced.

-Hinata...- Gruño guturalmente tomando sorpresivamente a la ojiblanca de los glúteos y subiéndola totalmente dejando su intimidad justo sobre la de el, viendo como la chica se agitaba en ese preciso momento, sus senos quedaron a nivel de su boca haciéndolo sonreír de una manera hipnotizante.

-Iie... Sasuke...- Gimió al tiempo que sentía como uno de sus pezones era atrapado por aquella experta boca, volvió a sentir el calor recorrer su cuerpo pero ahora con mas intensidad, no deseaba que parara, quería sentirlo completamente.

Su sabor era mucho mejor en esos lugares erógenos, su piel era dulce, adictiva, mordió ligeramente la punta logrando hacerla gemir fuertemente, sintió aquellas delicadas manos enredarse en su cabello mientras apretaba inconscientemente su rostro más contra su grandes pechos, la tomo de la cintura acortando la poca distancia que había entre ellos, se detuvo al sentirla tensarse en su lugar.

-Sas...Suke...- Gimió ahogadamente al sentir la punta del chico chocar de golpe contra su entrada, la presión fue embriagadora, pero nuevamente el temor a ser lastimada volvía a apoderarse de su cuerpo controlándola totalmente.

-Relájate- Murmuro tomando las caderas de la chica y empezando a profundizar lentamente, el agua causaba más presión en el nublando el poco razonamiento que le quedaba, quería sentirla siendo suya, aquella pasión que parecía esconderse debajo de toda esa inocencia, ese cuerpo estaba hecho para el pecado, el lo sabía bien.

Sintió una puntada de dolor en su vientre por lo que se abrazo con más fuerza al chico escondiendo su rostro en el cuello de él, sintiendo como uno de sus hombros era besado tiernamente por el pelinegro mientras sus manos intentaban relajar sus muslos para que le diera más espacio para entrar, ella suspiro entrecortadamente abriendo ligeramente sus piernas sintiendo como en su cuello quedo atrapado un ronco gruñido, gimió al sentir los dientes del hombre clavados en su piel, sentía como la cortaba pero extrañamente lo disfrutaba, disfrutaba saberse suya.