Cap. VII. El Poder Oculto detrás de mis Ojos.

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El día estaba bastante claro y la brisa refrescaba todo aquel ambiente, no entendía muy bien que era lo que estaba sucediendo pero no podía sentirse más tranquila, pasó junto a unas pequeñas niñas que le sonrieron a modo de saludo y vio a lo lejos su objetivo.

-Yoko-san- Su alegre voz resonó por todo el pasillo, la aludida detuvo su andar y se giro lentamente para ver de quien se trataba. –Termine- Completo intentando recuperar el aliento, la mujer peliplateada asintió y empezó a caminar hacia el lugar de donde había salido la chica.

-No deberías apurarte tanto en esto de aprender a manejar tu herencia espiritual... Toma muchos años lograr dominarlos todos- Dijo tranquilamente mirando de reojo a la que parecía una niña con juguete nuevo.

-Hai! Demo... Me pareció apropiado terminarlo ahora- Dijo todavía sonriendo cerrando sus ojos y dejando que la brisa hiciera bailar su largo y suelto cabello.

-Ya veo...- Reflexiono la mujer mirando al cielo con nostalgia. –Tal como lo diría mi querida Mitsuko...- Murmuro sintiendo sobre si la mirada curiosa de la ojiblanca.

-Mi okasan...- Empezó pero la mujer al hacer un gesto con sus manos la hizo callar, haciéndola sentir torpe.

-Has logrado hablar con tu amiga?- Cambio el tema viendo como la chica cambiaba su rostro a uno más triste. –Ya veo...- Completo colocando su mano sobre el hombro de la ojiblanca.

-Responderá algún día mis dudas?- Dijo apretando sus puños. –Y ellos?-

-Cazadores y demonios no deben estar cerca de usted o de su okasan... Solo las contaminan- Dijo seria deteniéndose y girándose para quedar frente a la chica. –No debes olvidarlo nunca-

-Demo... Mi otosan... El... El es una bestia- Defendió separándose un poco de la mujer.

-Ya te he explicado esto muchas veces Hinata-hime- Murmuro suspirando con cansancio. –Deberías entender la diferencia entre las sirenas y elfos y las demás criaturas que siguen su instinto de destrucción-

-Demo... El...- Se corto al ver la mirada inquisitora de la mujer. –Ellos no son malos- Corrigió bajando su mirada.

-Cuando sea el momento sabrás el porqué de todo esto- Dijo tranquilamente abriendo la puerta de uno de los salones, viendo con sorpresa como todos los cuerpos estaban purificados hasta su máxima expresión, se giro y sonrió aprobando la Azaña de la chica.

-No tomo mucho tiempo... Con mi poder acuático- Se explico caminando hacia las personas. –Demo... Ahora que sucederá con ellos?-

-Volverán adonde pertenecen...- Dijo sonriente tocando a una de las mujeres que parecía estar embarazada. –Nosotras nos encargamos de cuidar que exista el equilibrio en el mundo humano-

-Lo sé- Dijo cansada la ojiblanca viendo de reojo a un pequeño niño. –Son sacerdotisas muchas van a templos dispersos por todo el mundo-

-Hai... Demo una cantidad limitada nos quedamos cuidando y entrenando a las demás, como casi todas son humanas normales hay que buscar sus sucesoras y entrenarlas para que puedan seguir el legado de su antecesora-

-Entonces yo...-

-Eres mitad sirena, tu vida es mucho más larga que la de cualquier chica al igual que tu okasan que consiguió hacer que el tiempo pasara más lentamente en ella-

-Como lo consiguió?-

-Eso... Es un secreto que no necesitas saber por ahora- Dijo la mujer girándose para salir de la habitación. –Vienes?-

La Maldición de AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora