Cap. XVII. La Verdad de los Medallones.

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Sentía todo su cuerpo adormecido, el inmenso placer de poder destruir a su propia especie había nublado completamente su razón, adoraba de una manera casi obsesiva esa sensación que tenia tanto tiempo sin experimentar.

-Terminamos- Gruño desanimado girando su vista rojiza hacia el biju que lo acompañaba, lo vio asentir suspirando mientras se dejaba caer junto a un árbol.

-Eran demasiados- Comento bostezando ligeramente mientras dejaba que el poder de su bestia interior empezara a disminuir, volviendo poco a poco a su apariencia humana, Sasuke miraba aquello con cierta envidia, Naruto controlaba perfectamente su cambio físico y al parecer también tenía dominado el poder que aquella presencia le brindaba.

-No eran tan fuertes...- Comento sentándose frente al rubio, su cuerpo tardaba más en volver a su apariencia original, la maldición tenía vida propia y se negaba volver a quedar encerrada. –Nos tardamos demasiado- Comento recordando la sensación de debilidad que lo invadió en medio de la batalla.

-Porque lo dices?- Pregunto roncamente apoyando su cabeza en el tronco del árbol, su cuerpo estaba más cansado que de costumbre, sus manos le ardían y no entendía realmente porque, esa sensación solo la había tenido una sola vez en todo lo que llevaba de existencia y no había sido una buena señal.

-La maldición... Hinata la posee y...- Se cortó al sentir la corriente fría del aire, una fugaz presencia pasó a su lado rozando sus mejillas, como si de una caricia se tratara aturdiéndolo, llevaba el olor que alguna vez tanto disfruto.

-Que pasa si Hinata tiene la maldición?... Paso algo malo?- Pregunto preocupado por el mutismo repentino del pelinegro, el cuerpo de su compañero estaba paralizado, las manchas negras desaparecían lentamente, como negándose a abandonar aquel lugar para sumirse nuevamente en la oscuridad del interior del chico.

-Ella la utilizo... Hinata libero parte de la maldición debilitándome- Completo buscando con la vista el ser que había creado aquella ilusión, ese aroma era irrepetible y aunque sabía que era imposible algo en su interior se movió al recordarlo.

-Te debilito?!- Grito sorprendido poniéndose de pie de golpe, sabía muy bien cuan peligrosa podía resultar la maldición y aunque le preocupaba que habría pasado para que esa dulce muchacha utilizara ese poder más le preocupaba la debilidad de su amigo.

-Hai...- Dijo intentando no parecer tan preocupado como el rubio, la inestabilidad de su poder era peligrosa y más cuando se enfadaba pero por los momentos era algo que no tenía importancia, las energías del rubio como las suyas propias estaban casi al límite por lo cual era más sencillo controlarlas.

Nuevamente la brisa arrastro hacia su delicado olfato el olor pero llevando algo mas, una risa conocida, como si de un fantasma se tratara, controlando su propio raciocinio, su vista cayó en el rubio que intentaba decir algo pero lo callo con una seña, deseaba saber que era aquello que empezaba a bailar a su alrededor.

Una silueta grisácea de dibujo frente a él, mostrándole la figura que tanto había añorado, que en su pasado significaba tanto, sintió la mano del rubio tomarlo por el antebrazo pero en un ágil movimiento se libero dejándose arrastrar por aquella ilusión que lo confundía.

-Sasuke...- Ese timbre de voz, sintió su corazón latir con rapidez como en sus años de humano, extendió una mano intentando tocar la silueta que le sonreía tiernamente mientras esta flotaba hacia él.

-Hinata...- Murmuro al sentir como el medallón empezaba a latir frenéticamente en su pecho, la preocupación de horas anteriores volvió a tomar posesión de su ser, ahogándolo momentáneamente, bajo su vista intentando controlar el miedo de que algo le hubiera pasado a su delicada compañera.

La Maldición de AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora