Cap. XXII. Tu Sacrificio.

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Su mirada recorrió el lugar intentando encontrar algún lugar por donde entrar, la brisa se hacía cada vez más fuerte y el aire seguía impregnándose cada vez más con el delicado aroma de la ojiblanca, se sentía totalmente frustrado, realmente no había nada que hacer.

-Tranquilízate- Murmuro la mujer a su lado tocando su hombro, Sasuke subió su mirada confundido al ver los opacos ojos de la mujer fijarse en él, la sangre todavía seguía fresca en su cuerpo aturdiéndolo.

-Ella está muriendo…- Murmuro con dificultad al darse cuenta de lo que sus palabras significaban, le era imposible concebirse sin sentir ese frágil latir junto al suyo y en cada segundo podía sentir como se apagaba lentamente.

-Lo sé- Respondió tocando ligeramente aquella barrera, la energía se concentro en esa área iluminándose tenuemente con verde, no era una barrera dañina, más bien se amoldaba al cuerpo del intruso sin dejarlo penetrar nunca al lugar.

Sasuke miro a la mujer frustrado, como podía encontrarse tan tranquila sabiendo que su hija estaba a punto de morir unos metros sobre su cabeza, el silencio se volvió sepulcral en todo el bosque mientras una onda de energía se acercaba a su posición.

-Es el momento…- Murmuro la mujer sacando su abanico, podía sentir la onda de energía que producía la magia antigua al acercarse a su renovación, al buscar su nuevo contenedor.

-Nani…- Pero no pudo continuar al sentir una presión contra su cuerpo, una corriente azul intensa choco contra el abanico de la mujer empujándolo contra la barrera a sus espaldas, podía ver como apenas y podía contener aquella energía tan extraña.

-Sasuke…- Dijo con dificultad girando su mirada hacia el pelinegro, este la miro confundido haciéndola reír con dificultad. –Toma tu medallón…- Ordeno avanzando un paso haciendo que saliera una especie de gruñido de la energía que acababa de desplazar.

-Que voy a hacer con él?- Dijo molesto viendo como el medallón empezaba a moverse frenéticamente ante aquello, al parecer deseaba fundirse con esa energía que parecía ser el origen de todo y a la vez de nada.

-Tu alma esta allí… Tu alma humana… Te elegí desde antes de nacer- Explico con dificultad sintiendo como sus dedos empezaban a quemarse por la energía de la magia que buscaba purificarse. –Tú debes proteger a Hinata… Tu demonio debes protegerla!- Grito avanzando un paso más mientras las mangas de su kimono empezaban a encenderse con fuego azul asustando al demonio.

-Que debo hacer?!- Grito exasperado al ver como la mujer empezaba a mostrar el dolor en su rostro. –Piensas morirte?!- Dijo entendiendo lo que hacia la mujer, esta solo se limito a sonreírle y clavando sus perlados ojos en él lo entendió, finalmente entendió la verdadera razón por la que el futuro se había movido de aquella forma.

-Colócalo frente a la barrera- Ordeno sintiendo como la fuerza de la energía luchaba contra la suya propia, a su alrededor el resto de la onda ya había destruido la barrera cortándoles el escape, o morían o entraban.

-Que pasara luego?- Murmuro acercándose más al cuerpo de la mujer, podía sentir el calor salir de aquella onda mágica, incluso podía diferenciar algunas figuras en su interior, figuras que nunca antes había visto.

-Ahí está tu parte pura- Dijo sintiendo como las pocas fuerzas que había adquirido empezaban a abandonarla. –Solo los seres puros pueden pasar esta barrera… Esa es la razón de la existencia de tu alma en ese medallón- Revelo sintiendo la mirada acusadora del pelinegro.

-Se destruirá cierto?- Murmuro viendo con sorpresa como la mujer asentía retrocediendo un poco, el poder empezaba a aplastarla mientras el fuego seguía consumiendo poco a poco sus brazos.

La Maldición de AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora