Capítulo 5

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William POV

Me levanté temprano para prepararle una sorpresa, a pesar de casi no haber podido dormir, y no dormí no por el hecho de haberme levantado cuando mis niños lloraban o por el poco frío que tenía aunque tuviera todas las cobijas que Brooklyn me había prestado, sino por las constantes reprimendas que tuve que darme yo solo para no ir y meterme a su cama y abrazarla.

No podía joder más las cosas, si de por sí ella no me tragaba.

Sin embargo no todo fue malo en la noche. El poder tener de nuevo a mis hijos cerca, cuidarlos, darles de comer, hasta el cambiarles el pañal extrañaba. Pude observar a mi princesa dormir plácidamente en su cuna, parecía un bello ángel igual que sus dos madres, sabía que sería una hermosa chica y en un futuro tendría que comprarme una escopeta para alejar a los chicos de su alrededor.

En eso escuché cuando una puerta fue abierta, voy hacia la sala y miro a Brooklyn en el marco de la puerta.

-Buenos días- digo sonriendo.

-Buenos días.

-Hice de almorzar, pensé que te levantarías con hambre, esperó que te guste...

-¿No irás al hospital?- se miraba tan bella con su cabello enmarañado alrededor de la cara, sus ojos me echaron una mirada profunda.

-Pedí un permiso para llegar tarde, no quise dejarte sola con los niños, se te podía ofrecer algo.

Hace un amago de sonrisa y yo me siento satisfecho.- Gracias- con pasos dudosos vino en mi dirección pero me pasó de largo y entró a la cocina.- ¿Hiciste todo tú?

-Sí.

-No te hubieras molestado, yo soy feliz con un cereal.

-Mereces más que un cereal- aprieto los labios tan pronto lo digo, no pensé en mis palabras y ahora sé que me la va a cagar.

-Me levanté de buen humor, no lo arruines William- dice simplemente y asiento sin verla a los ojos.

Esto es malditamente doloroso, no quiero estar así, siento que Dios me castiga por algo que hice, sé que tanto ella como yo merecemos ser felices pero no veo nuestro felices por siempre en ningún lado, por momentos las esperanzas de recuperar lo nuestro disminuyen y más por la forma en que ella me trata pero necesito recuperarla, a ella y a mis hijos.

Almorzamos sin dirigirnos la palabra y yo aprovecho para escapar cuando Kim llora. Me arreglo con brevedad y me despido para irme a trabajar al hospital. No quiero irme y dejarla sola pero prácticamente me está corriendo así que no hay nada que pueda hacer.

Llego directamente a mi consultorio, mi asistente entra saludándome con un excelente ánimo pero su sonrisa se aleja cuando ve mi rostro, deja los expedientes de los pacientes que atenderé el día de hoy y sale más rápido de lo que entró. Tocan la puerta del consultorio pero no me da tiempo de permitir el paso ya que la puerta se abre y entra Daryl.

-Por la cara que tiene tu asistente veo que no tienes una buena mañana.

-Pudo haber sido peor, al menos hoy no salimos peleando, pero casi no cruzamos palabra- digo desanimado.

-Eso un avance ¿no crees? ¿Cuál es el siguiente paso?- la sonrisa de mi amigo me hace sentir una extraña molestia, parece demasiado feliz y optimista, todo lo contrario a como me siento en estos momentos.

-¿Paso? ¿De qué?

-Para traer de regreso sus recuerdos. Ella aún no comienza con sus terapias, si es que las toma, y mientras no recuerde no te dejará de lanzar cuchillos. A ver doctor, dígame, ¿cómo le hará para que su prometida madre de sus hijos lo recuerde?

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