Brooklyn POV
Me levanté desde temprano para bañarme a mí y a los niños. Primero lo hice yo aprovechando que los niños seguían dormidos, tenía muchas ganas de un baño largo así que lo hice, bueno no pensaba durar 3 horas bajo el agua sólo quería durar al menos más de 5 minutos ya que con los niños a veces así duraban mis baños.
Abrí la regadera mientras el agua se calentaba y comencé a desvestirme, el baño no tardó en llenarse de vapor; templé la temperatura ya que el agua quemaba como si el mismísimo infierno estuviera en la regadera, entré cuando ya estaba a mí gusto. Las gotas ferozmente golpeaban sobre mi espalda se sentía tan bien, creo que me hacía falta un masaje.
Cogí la botella de shampoo y eché un poco para luego aplicarlo en mi cabeza, obviamente, y me di un ligero masaje en todo mi lastimado cuero cabelludo. Me enjaboné el cuerpo y una vez que creí que era suficiente el baño salí prácticamente rechinando de lo limpia que había quedado. Me sentía muy descansada.
Tomé un vestido del guardarropa, el clima se miraba muy cálido así que lo aprovecharía, hoy era el día de aprovechar las cosas. El vestido me llegaba encima de la rodilla, no estaba muy ajustado que digamos pero resaltaba las pocas curvas que aún conservaba. Eso me recordaba que tenía que empezar a hacer ejercicio, que el parto haya sido a través de una cesárea y que luego haya entrado en coma y me haya despertado después de 3 meses no me ayudó en nada.
Recogí mi cabello en una coleta alta, puse un poco de rímel en mis pestañas y brillo en mis labios. Ya me encontraba casi lista, me faltaba sólo ponerme unas sandalias pero no alcancé a ponérmelos ya que escuché un grito proveniente desde la otra habitación.
-¡¡¡Mami!!!- gritó nuevamente Kim.
-Ahí voy, nena- le respondo para que deje de gritar y así no despierte a sus hermanos.
Llego a la habitación y ella está parada en su cuna con una mano rascándose sus ojos.
-Buenos días, Kimmy- la tomo en mis brazos y deposito un beso en su mejilla, ella me sonríe y también me da un beso. Supongo que la hermosa sensación que siento en mi pecho es el orgullo que siento por ella.
Me la llevo a la sala y la siento conmigo en el sillón pero ella rápido se baja y se va caminando hasta sus juguetes, es demasiado temprano y ella sólo quiere jugar. Además se mira entre chula y graciosa al caminar, es como un pato debido al pañal y sus cabellos despeinados mejoran la escena.
Mis tripas comienzan a hablar y decido ir a preparar algo de comida.
-¿Quieres comer, Kim?- ella voltea velozmente.
-Aja- si la estuviera viendo más de cerca hubiera asegurado que se le dilataron sus pupilas al oír esa pregunta, temía que ésta niña me fuera a salir muy comelona.
-¿Quieres ir conmigo a la cocina?- ella toma su muñeca y se levanta de la alfombra para venir conmigo y darme su mano.
La siento en su silla y ella me ignora después de eso, me pongo a tararear una canción mientras preparo el almuerzo y pico un poco de jamón que me como en el proceso, mis tripas continúan sonando como leones hambrientos. El teléfono de casa suena y salgo corriendo por él.
-¿Hola?
-Hola, pastelito.
-¿Y ese milagro que llamas a casa? Siempre me llamas al celular.
-Te he llamado como 100 veces mínimo y no contestas, me vi en la necesidad de llamarte a casa.
-Oh lo siento, creo que el celular está en la habitación y no lo escuché.
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Believe
Novela JuvenilLa vida le dio a ella una oportunidad más para comenzar de cero, el comienzo será difícil y tendrá muchos tropiezos en el camino pero aún existe la posibilidad de ser feliz. Él ya no creía en los finales felices, lo volvió a comprobar después de q...