El Viaje Comienza

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En el Oscuro y vasto universo, en un pequeño tranquilo y soleado planeta, el viento soplaba suavemente sobre un lindo campo lleno de césped.

A lo largo del gran llano, se logra ver un grande y frondoso árbol y en el cual estaba un joven de piel clara, ojos azules y cabello negro, tomando una siesta tranquila en el paso rico ambiente.

En ese momento, un ave de su planeta, se posa sobre su cabeza y al sentirlo, este se mueve y se despierta de su siesta.

El joven se estira satisfactoriamente, para después sentarse y observar a su alrededor. Sin pensarlo mucho, se levanta y camina hasta un un suave río cristalino en el cual se podía ver hasta el fondo.

El observa el agua y se deja caer al agua, hundiéndose de a poco, para después salir para tomar un poco de aire.

Ahí se queda flotando ligeramente pero enseguida sale del agua y se recuesta en el pasto verde, cruza sus brazos para usarlos de almohada y apoyar su cabeza para poder observar las nubes ser empujadas por el viento.

Llegada la noche, estaba volviendo a su casa en el árbol, luego de cortar algunas manzanas, pero algo en el medio del campo llama su atención.

Era una especie de nave color Blanca y redonda como una esfera. De ella, habían bajado dos hombres de trajes elegantes blancos. Sus rostros eran muy serios y daban algo de miedo, pero el chico aún así trató de acercarse con cautela para curiosear.

Esto hizo que los hombres se dieran cuenta de su presencia y se acercan sin pensarlo hasta donde se encontraba el chico.

-Identifícate!!- Ordena de forma autoritaria.

Al escucharlos, Eiclod se sorprende y solo se les queda viendo.

- jovencito, estás solo o viene alguien contigo?-. Pregunto uno de ellos.

-No- respondió dudoso.

Ambos hombres se miraron.

-Tienes algún familiar que espera que regreses a casa?- siguen cuestionando.

-No, señor! Yo vivo solo! Mis padres están... muertos!- responde con duda.

Al escuchar esto, los hombres se miran y confirman entre ellos, solo asentando con la cabeza.

-Quieres acompañarnos a dar un paseo por la galaxia!?- preguntan muy serios.

-Está... bien?- duda.

Enseguida, ambos hombres escoltan al joven hasta la entrada de la nave, donde le indican que debe ingresar a una especie de cápsula, donde viajará más cómodo hasta llegar.

Desde la ventana de la nave, Eiclod sólo veía a su tranquilo planeta alejarse más y más, sin saber que seria la última vez.


Tras varios minutos de viaje, llegaron a una pequeña base en la superficie de un pequeño planeta opaco y miserable.
El suelo era árido y gris como las cenizas que quedan después de un gran incendio.
Ahí se encontraban varios contenedores cerrados con cerrojo.

Antes de bajar de la nave, los hombres le indican a Eiclod que tiene que llevar unas pulseras de seguridad para que "no pierda el camino en el recorrido".

Enseguida le indican al chico que debe entrar a uno de los contenedores.
Pero él sin dudarlo ni cuestionar nada, entró y enseguida cerraron la puerta.

Estando en plena oscuridad, solo escuchaba como los hombres desde afuera, cerraban con llave y candado la puerta de contenedor.

Todo estaba muy oscuro que no se podía ni ver la punta de la nariz, tanto que no se podía ni distinguir si tenía los ojos cerrados o abiertos.

El Chico Espacial Where stories live. Discover now