Matrimonio de Lobos

Parte 4 - La llave del reino

Las palabras que Robb le había brindado momentos antes de entrar, ahora las entendía y bien pudo haberlas cambiado por "deja que yo me encargue". Los sombríos rostros en cada uno de los asistentes a esa reunión fueron mostrados nada más al verlos entrar juntos. Las palabras crueles y los gestos de desprecio en cada uno de ellos poco a poco lo hacían sentir fuera de lugar y nada mejoro cuando, después de varios informes y decretos, Daenerys declaro el compromiso de Robb Stark con Jon Targerian como un hecho.

El silencio era una mala señal y ambos jóvenes lo sabían, pero una voz no tan agradable interrumpía el silencio entre todos. En ese instante, Jon solo pudo sentir la mano de Robb sobre hombro, presionando para recordarle que él estaba allí.

—Pues, que más podemos decir mi reina—Asha Greyjoy era aquella que quebraba el silencio—esperaremos la pronta invitación a la "alianza" Stark Targaryen—Robb tomo la mano de Jon inclinando la cabeza en señal de agradecimiento. Muy a pesar de su encuentro anterior, era la primera en mostrar su apoyo, Jon, sin embargo, se mostraba cabizbajo, pensativo por las acciones de Robb y recordando las palabras de Varys ¿Quién de los era el que de verdad se sacrificaba?

—Vamos Jon—Robb trato de despertarlo de su distracción, pero el moreno solo atino a seguirle, pensando detenidamente. Su hermano, siendo tan orgulloso, se exponía a las burlas y estragos que pudiera pasar su nombre con tal de tener al norte unido nuevamente. ¿Por qué?, Porqué era su deber, el deber que su padre había puesto en sus hombros—Jon...—Una mano en su rostro lo hizo alejarse mirando a los lados como la gente los devoraba con la mirada, la gran mayoría inconformé y con indicios de rabia en sus voces.

—Hay que salir—Jon empezó a avanzar con Robb detrás de él, se sentía abrumado, solo hasta ese momento ponía real atención a lo que significaba ese compromiso. Había sido una jugada demasiado arriesgada, pero ahora lo veía, si los Stark no hubieran tomado el lugar a lado del trono, ¿Quién hubiera reclamado ese puesto?

No pudo sacar de sus pensamientos esa pregunta durante toda la tarde, pasando casi todo el tiempo en completo silencio, interrumpido por una que otra pregunta acerca de su bienestar de parte de Robb, quien se mantuvo a su lado como solo Gosth solía hacerlo, lobo que ahora descansaba junto a viento gris en el más allá.

—Tranquilízate Jon, no creeré que esto es demasiado para ti—El mestizo tomo aire nuevamente, suficientemente alejado del salón principal para tener un poco de espacio, podía sentir las manos de Robb en sus hombros, justo detrás de él, protegiéndole.

—¿Por qué no me lo dijiste?—Jon pregunto entristecido por todo lo que alcanzaba a comprender—¿Por qué solo me decías que a nadie le importaría, que todo estaría bien?—se quejo indignado consigo mismo por no darse cuenta y haber dejado toda la carga en sus manos...no, no toda, más incluso con su actitud caprichosa e infantil, actitud que Robb tuvo que solapar y solventar para que los demás no se percataran de su disgusto.

—Vamos, debemos regresar—Jon tomo aire nuevamente, asintiendo, había pasado demasiado tiempo y se estarían preguntando por la nueva pareja—Jon— pidió Robb con más demanda, a lo que el otro empezó a seguirle, recordando la última vez que se sintió de esa manera, tan ignorante de todos los enemigos que le rodeaban, tan ingenuo...tan...imbécil.

Ambos entraron nuevamente a la ya casi sala vacía, Jon, mucho más serio que antes, había soltado ya la mano de Robb, no creía necesario demostrar más muestras de afecto que las de por sí el castaño les había regalado a todos.

—Y justamente de ustedes estábamos hablando—Tyrion los recibia sin desaprovechar ni una sola gota de licor—hemos empezado la celebración—levanto las manos, una con una copa y otra con una jarra llena de vino—con permiso de las damas presentes por supuesto...—Señalo a una sonrientes Daenerys y Missandei y a una molesta Catelyn Stark, quien no había tenido otro remedio que soportar la actitud jocosa de Tyrion.