Parte 16 - Entre tinieblas

725 57 10
                                    


Robb detenía a Jon por ambos brazos mientras miraba con horror como sus prendas se obscurecían por la sangre que traspasaba desde su interior. Nada más al verla ambos habían sacado la espada, siendo Robb el primero en atacar, dando un corte lo suficientemente amplio en el pecho de la mujer para haberla derribado, pero eso no sucedió, detrás de él, un grito de dolor se escucho retumbando en los ecos del cementerio familiar. Dejando ver como Jon caía de rodillas, presionando su pecho con fuerza.

¡¿Qué es lo que le hiciste Melisandre?!—Exigió Robb quitando las capas del convaleciente para ver su pecho desnudo con la misma cortada que tenía la mujer.

—Ah, Lord...sus preguntas...Acaso no debería pensar en ellas antes de hacerlas?—Robb giro su cuerpo, pero no se aparto de él.

—Fue lo mismo que hiciste en el bosque—Jon toco su pecho, entendiendo una verdad que deseaba aceptar. Sin levantarse, la herida le dolía, escociendo cada que respiraba.

Solo con mirarlo puede comprobarlo—Ella llevo una mano a su pecho herido. Justo encima de sus senos la cortada quebraba su piel blanquecina, pero ni una sola gota de sangre era derramada y ambos norteños estaban seguros de que, si hubieran estado a la luz del día, la espantosa visión dentro de su piel y entrañas les hubiera petrificado.

—¿De qué hablan? Dijiste que fue solo cansancio—Jon bajo el rostro ante la pregunta de su compañero sorprendido, había bajado la guardia con sus palabras.

—...ha...era de esperarse—Ella negó con el rostro mientras la luz de las antorchas hacia que su sombra bailara—la confianza no es para todos los matrimonios—Se burlo sin importarle las heridas en su piel, notándose poco a poco hombres traslucidos detrás de ella, murmurando quedo, susurrando insultos e injurias.

Jon, por fuerza de voluntad se levanto, poniendo el brazo sobre Robb. Viéndose en instantes rodeados de enemigos que ni siquiera podían reconocer, sombras que viajaban de una pared a otra pero con figuras humanas, o, más bien, similares a ellas.

—¡Jaja! ¡Debiste haberte quedado de rodillas bastardo!—La voz cavernosa e indolente hizo levantar a Jon la mirada luego de ser empujado otra vez al suelo...Detrás suyo, la silueta de un hombre envuelto en tinieblas se dirigía a él con la voz de un hombre muerto. Él no podía estar allí.

—¡Silencio!—Melisandre ordenó antes de que Jon siquiera se animase a hablar, bajando la cabeza con una molestia que pocas dejaba ver, haciendo que el hombre sombra se dirigiera a ella sin que sus pasos fueran escuchados—Tu no deberías estar aquí—Los ojos brillantes y verdes de la bruja, los pocos que permanecían intactos en su cambiante y decadente apariencia, dejaron de prestar atención a los guardianes del norte para centrarse en el hombre claramente indeseado.

—¿Y por qué no debería si esta tierra es mia?—La mano del hombre quiso tocar la mujer, pero tan solo al acercarse a la débil luz que iluminaba su hombro tuvo que retirarla, siendo quemado en el acto.

¡Regresa a tus deberes joven Bolton!—Ella amenazo, enderezándose enfrente de él, áspera y autoritaria.

Jon, entonces, aprovechándose del desconcierto, coloco a garra clavada en el suelo, alejando a Robb de si mismo, para que este pudiera moverse con libertad.

¡Tu no me ordenas bruja!—Escupió Ramsey dando un paso hacia delante, con cuidado de no tocar la línea de luz, pero no el suficiente para importarle la espada que Robb había precipitado en su contra, desvaneciendo su cuerpo como si de una simple bruma se tratara.

No había necesidad—Acuso Melisandre mientras las sombras que buscaban la oportunidad de acercarse se desvanecían junto con el hombre muerto.

Matrimonio de LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora