14. Oops, despertaste en mi cama p. III.

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El portero sonrió mientras abría el paso con una mano. El interior del hotel era tal cual lo recordabas, bastante lujoso con todos esos candelabros colgando del techo y los grandes cuadros de pintores famosos decorando las doradas paredes.

Las personas tenían ese aire de cagar dinero, odiabas tanto que tu familia amara ese lugar.

Sebastian abrió la puerta del restaurante dejándote entrar sin problemas, pasaste debajo de su brazo y lo primero que viste fue el rostro sorprendido de tu madre, que estaba en la mesa de en medio del lugar rodeada de tus hermanos, tíos, primos y abuelos.

Saludaste con la mano para evitar que notarán que estabas tan nerviosa que vomitarías en cualquier momento. Sentiste un apretón en la mano que te quedaba libre y viste a Sebastian sonreírte mientras caminaba sin rastro de nervios hacia la mesa de tu familia.

—¡Buenos días, (tn)! —saludó tu abuelo sin apartar la vista de tu mano entrelazada con la del chico.

—Siéntense, siéntense —dijo la abuela con una sonrisa mientras hacía que tu primo Jason dejara espacio para tu pareja.

—Buenos días, un placer conocerlas al fin —para tu sorpresa, Sebastian le estaba hablando a tu madre que estaba igual de atónita que tú. Tomó su mano y dio un beso en ella seguido de una encantadora sonrisa.

—Ah, sí, f-fa-familia. —llamaste la atención de todos con la voz temblorosa— Él es Sebastian Stan. Es mi... Mi...

—Soy su novio —completó el mencionado con su característica sonrisa de oreja a oreja. —Es un placer estar acompañándoles en su desayuno. Así como también es un placer tener la dicha de conocerlos.

Tu mandíbula no cayó hasta tus pies porque está conectada a tu rostro, pero juraste que lo hubiera echo si no. Los rostros de tus familiares eran casi similares a diferencia de tu madre y de tu abuela que tenían una mano en el pecho y cara de estar soñando con el hombre ideal.

Mentiroso.

Lo siguiente fue un pequeño debate sobre las indiferencias que se presentaban en la empresa de la familia , mientras que las mujeres en la mesa se estaba comiendo con la mirada al chico de ojos azules que estaba a tu lado.

—¿Por qué tienes esa cara? —te dijo en tu oído rozando levemente sus labios.

Gracias a que habías decidido llevar el cabello suelto esa tarde, nadie se daba cuenta. Pero Dios, ¿cómo se le ocurre hacerte eso frente a tu familia?

—Al parecer tienes fans —lo apartaste con el hombro causando que se riera.

Rodeo tu silla con su brazo y acercó su rostro de nuevo a tu oreja.

—Tus primas son lindas.

—Oh, no comiences. —le diste un pequeño puñetazo en su pierna.

—Sabes que es mentira, amor —mordió el lóbulo de tu oreja y después dio un beso a tu mejilla—. Tú me encantas.

Vale, eso alimentó tu ego hasta el nivel cien.

Sonreíste mordiendo tu labio inferior.

—¿Verdad, (tn)? ¿(Tn)? —apenas te dabas cuenta que tu abuelo llevaba unos segundos esperando tu respuesta, todos los de la mesa te estaban mirando.

Sebastian tuvo que morderse los labios para no reír así que dio un sorbo a su cerveza.

—Lo-lo siento abuelo. Es que tengo que ir al baño —no supiste cómo pero ahora hablabas con más valor, dejaste tu servilleta sobre la mesa y te levantaste—. Sebastian, sé amable y acompáñame.

Él se atragantó con la cerveza y comenzó a toser.

Comenten para la cuarta partee🌚

✨Sebastian Stan One Shots ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora