CAPÍTULO #3

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"LA GRAN PANTOMIMA"

Y la noche llego con grandes coches lujosos y gente bien vestida. Todos con cara de aburrimiento y las mujeres mas jóvenes tratando de conseguir marido con estratégicos vestidos cortos.

—Mira ese vestido, es muy bonito ¿no crees?— mi madre me daba de vez en cuando un golpe en la espalda para enderezar mi postura.

—Ah, si, si...muy bonito— mire a todos y observe como todos se quedaban con la boca abierta, yo me puse a inspeccionar a todos para ver quien era en blanco de las burlas ahora. Obviamente para reírme también.

—Muy bien señores, hoy nos hemos reunido. No solo para festejar a este humilde servidor si no que también para mostrarles mi nuevo invento. Con este invento la vida inmortal sera posible de alcanzar. El sueño de todos aquellos que pensaron que nunca pasaría. Ahora esta por pasar...

Solté una carcajada y mi madre me hizo callar con un codazo en la costilla. La gente me miro de mala manera y yo solo me quede en silencio.

—Como iba diciendo señores. Con este chip podremos tener la vida eterna...

—¿Pero no es arriesgado?— un señor bastante mayor le dirigió la palabra a mi padrastro y yo puse aun mas atención en la conversación

—Oh vamos señor Arnoldo. ¿Cuándo he fallado a mi palabra? Esta en perfectas condiciones, espero que ustedes posen su confianza en mi y juntos alcancemos nuestra meta. ¿Quién esta conmigo?— mi padrastro alzo su copa de vino y sonrió triunfante.

¿Qué? ¿Eso es todo? ¿Ya los convenció? Pero que clase de gente es esta, gastando en cosas que son imposibles. Mire de reojo a todos los hombre mayores de la mesa festejando y riendo entre si, sentí lastima, solo les quitaran dinero y tiempo.

Sonreí en mis adentros y alce como toda niña educada la mano.

—Si dime querida hijastra..

—¿Podría darnos una prueba de que lo que dice es verdad?— le Sonreí al mismo tiempo que trataba de ocultar el dolor de un puntapié de mi madre.

—Claro, gracias Morgana por recordarme— se puso encamino con andar elegante hasta la puerta de entrada y la abrió de par en par

Yo me reí hasta que mis mejillas ardieron como sartén a fuego alto del coraje.

—¿Podría explicarnos lo que estamos viendo señor? — de nuevo el señor mayor hablo.

—Pues verán queridos señores. Esta mujer que era parte de mi servidumbre le he colocado el artefacto y miren claro esta que reduce los años, aumenta la energía y podrá seguir así hasta siempre...

Pero ¿Qué demonios? La madre de Carla. ¿Cómo pudo hacerle esto? Mire a todos lados buscando a Carla pero ella no se encontraba. Yo deje a su madre en casa, segura.

—Hija ¿Qué sucede? Estas sudando como corredor en maratón — mi madre me tomo de la mejilla.

Estaba realmente molesta. La gente aplaudiendo y volviéndose loca por lo que estaba frente a sus ojos. La señora no parecía estar consiente de que ya no era vieja. ¡¡De echo no parecía tener vida!!

Mi padrastro se acerco a todos para recibir abrazos, cheques, dinero, besos de mujeres mayores y jóvenes. Todos perdiendo el control.

Salí corriendo buscando a Carla
Llegue al cuarto de servicio agotada y sudada. Me acerque y escuche pequeños llantos.

—¿Carla? ¿Eres tú? — me acerque a la puerta y la abrí despacio

—¡¡Vete Morgana!!

Entre despacio y me sorprendí verla tan enojada que hasta cierto punto me dio gusto

—Oye, yo lo siento. Pero venga solo la rejuveneció. Tendrás para siempre a tu madre...

—Ese no es el problema— se levantó y se fue saliendo de entre las sombras

—Entonces...¿Cuál es?

Se puso a la luz de la pequeña bombilla y yo me fui para atrás asustada callendo entre cajas de cartón. No podría creer lo que estaba viendo.

—PERO ¡¡¿QUÉ TE HA ECHO?!!— grite y mi corazón no dejaba de latir rápidamente.

—Me ha matado...me ha matado...

Observe como fue cayendo el cuerpo de mi amiga al suelo.
Su cuerpo estaba totalmente chupado, no tenia músculos,ni color en la piel. Solo era un esqueleto viviente con la piel grisácea.

—Pero...pero ¿Cómo?— mis lágrimas rodaron por mis mejillas y sostuve la cabeza de mi amiga

—¿Qué te ha echo Carla? Dime...¿Qué te ha echo?— la cara avejentada de Carla me sonrió por ultima vez y se desvaneció en mi manos.

—¡¡CARLA NO!! ¡¡NO CARLA!! ¡¡NO!!— la pegue mas a mi y comencé a llorar

La tome con fuerza y comencé a tratar de reanimarla. Vamos, despierta Carla no puedes irte, no tu. Tú no.

La bese por última vez y la abrace con fuerza. No Carla, no mi Carla...

LA CREACIÓN DEL MAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora