CAPÍTULO #4

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Salí caminando del pequeño cuarto sujetando mi costado con fuerza. Mis lágrimas caían como manantial.

—¿Por qué Carla?.... — susurré mientras trataba de no caer al suelo.

Escuchaba el sonido viscoso que provocaba su lengua y sentía el temor fluir por mis venas.

¿Qué esta pasando? ¿Por qué Carla me ataca? Tome la manija de la puerta principal y la abrí.

La gente me miraba, pero que me miraban. Mi padrastro se acerco corriendo a mi. Mi madre se asusto tanto que se desmayo

—Morgana...vamos quedate conmigo. No cierres los ojos— sentí sus manos en mi espalda y cabeza.

—Ella...tu...

—¿Qué? Vamos Morgana no cierres los ojos. ¡¡LLAMEN A UNA AMBULANCIA!! ¡¡MALDICIÓN!! — me miro a los ojos.

¿Qué dices? No te entiendo. Tengo sueño, quiero dormir, pero ....¿Dónde esta Carla? ¿Estará bien? Mi Carla....
Sonreí al recordar su hermoso rostro y cerré mis ojos.

~•~ DOS HORAS ANTES ~•~

Al abrir mis ojos sentí un ligero ardor por la luz del sol. Me incorpore  con dificultad.

—¿Qué paso? ¿Dónde estoy?— sujete mi cabeza dolorida.

—Amor, ya despertó...— grito mi patrona. Pero sentía como me taladraban las orejas.

—¡¡CALLATE!! ¡¡ME DUELE!!— grite pero fue omitido y mi patrona siguió gritando a todo pulmón.

—¡¡DIJE QUE GUARDARÁS SILENCIÓ!!— azote mis brazos y sentí como mi cama se venia abajo con todo y equipos médicos.

—¡¡SEÑORA TERESA!! ¿Qué haces?—mi patrona se me acerco y percibí ese delicioso olor a vainilla.

—Que rico hueles... Debes dejarme probar...—me abalance sobre ella.

—Señora, deje de ser tan cariñosa. Se que le agrado, pero no exagere— mi patrona me alejaba de ella pero es que debe dejarme morderla.

—¡¡EY!! ¡¡SEPARATE DE TERESA CARIÑO!! — para mi suerte el intervino y me empujo hasta la pared.

Tomo a mi patrona por su cintura y la pego a él

—¿Te encuentras bien? Amor puedes dejarme un momento con nuestra Teresa— le planto un beso a mi patrona y yo sentí un pequeño cosquilleo en la boca.

Que delicioso olor expulsa esa pareja. Yo quiero probar. Me volví a lanzar hacia ellos y un golpe en la cara me freno por completo.

—¡¡QUE TE ESTÉS EN PAZ!! Amor por favor, sal — guió a la señora hasta la salida y cerro con seguro y comenzó a reírse.

—Al fin, por fin lo he conseguido. Tú aclaraste el panorama, la respuesta esta en ti. ¿Cómo no me di cuenta?— se acerco a mi y yo lo mire confundida.

—¿De qué hablas?— pregunte y el me miro sonriendo

—¿No te acuerdas de mi? Soy tu patrón, aquella noche tuviste una platica conmigo... Carla tu hija tuvo que hacer algo...

Me incorpore. ¿Quién es Carla?....
Pasaron unos minutos y sentí como la oleada de recuerdos me inundó la cabeza y recordé quien le había echo eso a Carla y a su madre. A mi

—¡¡TÚ!! ¡¡MALDITO DESGRACIADO!!— saque mis colmillos y corrí hacia él

—Ufff, tendré que ser malo contigo— de forma elegante estiro su mano y abrió la cortina

El sol penetro todo mi cuerpo y comencé a quemarme. Mis gritos no hicieron que el sujeto se detuviera. Mire como mis manos se iban volviendo cenizas mis ojos comenzaron a ser chamuscados pero aun así podía ver, podía oler, podía sentir las cosas.

—¡¡¿QUÉ ES LO QUE ME HAS ECHO?!!— entonces el dolor desapareció y mi cuerpo poco a poco se fue reconstruyendo

—Bueno, espero que entiendas quien manda aquí.

—¿Qué le has echo a mi hija? ¿Qué me has echo a mi? ¿Por qué no he muerto? ¿Por qué tengo colmillos? ¿Por volví a ser joven?— la señora Teresa se comenzó a cuestionar tantas cosas que hasta me dio flojera hablar.

—A ver, ya guarde silencio. Oiga creo que ya no la llamare señora. Usted lucia muy bien de joven— sentí su mirada amenazante y yo entre abrí la cortina.

—¡¡BASTA!!— grito

—Bien, te lo explicaré todo, pero primero tendrás que sentarte en esta silla — tome la silla de ruedas y camine hasta ella

—¿Dónde esta mi hija? Digame que ella esta bien, digame que no le hizo nada malo...Tenga piedad de ella....

¿Piedad? Esa frase como la recuerdo. De aquel hombre que me fallo, lastima que se dejo rendir hubiera sido la clave de todo esto, pero ya encontré a la verdadera clave de este asombroso proyecto.

—Tú...mi querida Teresa tienes que hablar muy seriamente conmigo. Tú teniendo una hija de 16 años, resulto que tu sangre es de una mujer virgen. ¿Puedes explicarme eso?— me le acerque cara a cara esperando cualquier gesto o palabra.

—Vamos, confía en mi....

—Carla no es mi hija...Es hija de una de mis hermanas que murió al dar a luz. Yo nunca he tenido nada que ver con un hombre— la expresión de aquella mujer me hizo darme cuenta de algo.

La sangre que ha sido profanada por los actos profanos no sirve para la inmortalidad. Pero cuando una mujer o hombre no ha sido profanado su sangre es en parte inmortal. Pero que imbécil la respuesta estaba aquí, en esta mujer que es parte de la servidumbre. Al fin sirven para algo.

—Le digo algo mi querida Teresa...

—Digame...

—Usted y yo...seremos muy buenos amigos— sonrei maliciosamente y ella me miro aterrorizada

LA CREACIÓN DEL MAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora