CAPÍTULO # 8

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Camine por el gran cesped recien cortado y aquellos escalones que tanto limpie cuando era una chiquilla.

-Muy bien, aquí esta el cuarto de la servidumbre, póngase cómoda yo enseguida le muestro la casa- mi patrona salió sin ningún gesto en su rostro.

-Yo creo que se alegro de verme- sonrei a mi adentros y deje mi equipaje en la cama desgastada.

Entonces me invadió los recuerdos de mi pequeña Carla. Hay mi niña, cuidate mucho. Apegue a mi una blusa negra y mire a la pequeña ventana oxidada.

-Muy bien emepecemos mostrándole las habitaciones-la señora se puso enfrente de mi y señaló la primera

-Esta es el baño, la que esta a mi izquierda es...

-Es el cuarto de huéspedes, el que le sigue es el cuarto de la señorita Morgana, y el mas grande es el de su marido y el de usted mi señora. No tiene que enseñarme todo, me lo se desde que era un chiquilla de 12 años.

-Por favor sígame a la planta principal. La presentare a la demas gente de servicio- me dio la espalda y bajo la gran escalera de mármol en forma de caracol dejándome ahí parada como estatua.

-Muy bien, todos vengan a conocer la nueva sirvienta-la gente se amontono y me miraron fijamente.

-Se llama Teresa, su familia a servido desde que su patrón era un niño en pañales. Por favor tratenla con mucho respeto. Ahora señora Lucía, por favor muestrele a su nueva aprendiz lo que debe hacer.

-Si señora -la muchacha se me acerco y me sonrió amablemente

-Los demás, vuelvan a sus quehaceres estan apunto de llegar los invitados

-Muy bien Teresa, nos toca poner la mesa para los invitados, pero primero, iremos por tu mandil y ropa de servicio- camine junto a ella por unos minutos mientras me platicaba de su vida y como paro aquí.

La verdad es que no le estoy prestando tanta atención, yo solo quiero probar su sangre, aunque esta huele diferente a las otras que he olido. ¿Será que ya no es virgen? Pero, su sangre huele tan dulce y fresca...

-Muy bien, ¿Qué talla eres de falda? - me saco de mis pensamientos tan repentinamente que solté un ehhh prolongado.

-Mmmm, veamos. Creo que eres de mi talla, tu cintura es demasiado grande y tus parte delantera no tanto- rebusco en el gran estante de ropa y saco una camisa negra mediana y una falda grande.

-Listo, pruebatelas detras de esa cortina y ne dices si te quedan bien.

Entre en la cortina y ahi se enclntraba una ventana y un lava manos. Me puse el uniforme y senti que mi cuerpo se sentia libre.

-Me ha quedado estupendo-dije sonriendo.

-Bueno, entonces corramos oh si no , no acabarenos a tiempo.

-¡¡Morgana!! ¡¡Abre la puerta!! - golpeé la puerta fuertemente hasta que se le hizo una grieta.

-¡¡NO BAJARÉ!! ¡¡PAREZCO UN HIPOPÓTAMO!! -grito mi hija a lo lejos

-¿Es por eso? Hija eres mas delgada que yo y eso que yo peso 56 kilos. Ponte el vestido que te ha comprado tu padre y baja de inmediato. ¡¡NO ESTA HA DISCUSION!!

¿Mas delgada que ella? Pero so yo acabo de ver mi reflejó y he aumentado considerablemente mi peso y no es solo eso es mi cabello esta totalmente destrozado. Pero y si solo fue un truquillo de mi mente.

-Puede ser...

Corri hacia mi gran espejo y me mire bien.

-¡¡Uff!!, sigo siendo delgada- Sonreí y me coemence a arreglar.

Cuando baje observe que mi padrastro estaba siendo alagado por varias personas bien vestidas de nuevo.

-Hija, por dios te vez hermosa - mi madre me tomo del brazo y me jalo- Ven quiero presentarte a unas personas....

-¡No, mamá! Yo estoy bien aqui, enserio. Es más estaba a punto de ir con mi padrastr-me solté de su mano y me fui cami ando hacia la pequeña bola de personas.

-Oh, señores, permítanme presentarles a mi hija Morgana- me tomo de la mano y los señores me saludaron amablenente. Todos excepto uno.

-Mucho gusto- dije sonriendo, pero cuando fije la mirada en la del señor seguía sin ningún gesto.

-Hija, porque no vas con tu madre y convives un poco

-Si claro, bueno encantada de conocerlos - me incline y me fui caminando. Pero que payaso es ese señor, yo saludando bien y el con su cara de odio.

Pasaron las horas y sentia que esto no podía estar peor. El ambiente era para mayores de 30 años y yo todavía no cumplía la mayoria de edad. Pero que odioso.

Entonces conence a fijarme en algo para reirne, pero en vez de causarme risa me sorprendió ver a la madre de Carla.

-Señora... Teresa... -camine hacia ella con desesperación, moviendo a todas que estaban enfrente.

Sali corriendo hasta el jardín trasero y me bombardeo un dolor de cabeza inmenso, sujete con fuerza mis cienes y me quejé.

-¿Señorita? ¿Se encuentra bien? - la escuche decir. No podía estar alucinando, es Teresa.

Abri los ojos y entonces recorde todo, pero como es posible esto. Aturdida sujete el brazo de Teresa y tire de él.

-¡¿Por qué tú?! ¡Tú estabas muerta! ¡Al igual que Carla! - le grite y ella me miraba sin ningún asombro .

-Señorita, usted me esta confundiendo, yo me llamo Lucia, no Teresa...

-No, yo te ví haya dentro y se que eres tu Teresa, pero ¿Dónde esta Carla? -entonces sentí la mirada mas intensa y se safo de mi
agarré.

-Mire señorita, le pido que entre y disfrute de la fiesta en lugar de estar aquí, hace mucho frío - tomo mis hombros y ne guió de nuevo a la entrada.

-Pero es que yo... Yo la ví, yo se que la ví. Carla debe estar viva- trate de explicarme con la sirvienta pero ella parecía tan imparcial.

-En seguida le llevo una taza de té, necesita calmarse.

Me dejo en el umbral de la gran casa y comenzó a darme miedo. Abracé mis antebrazos y mire al suelo.

-Por dios Teresa, pero que fue eso. Explicame - Lucia me miro fijamente y yo no tuve mas remedio de contarle. Claro, con sus reservas.

-Pues eso paso, la señorita Morgana y mi hija estaban juntas pero ocurrio un accidente en una fiesta igual a esta. Por eso la señorita Morgana esta tan afectada.

-Oh, ya entiendo, pero ya no me pidas de nuevo que haga esto. Podria ser despedida, ya sabes como es él señor.

-Si, si. Ahora vamonos a limpiar.

Deje que pasara adelante de mi y me gire a ver la puerta principal. Entonces esboze una sonrisa siniestra.

-Serás muy infeliz, Morgana...

LA CREACIÓN DEL MAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora