DE MADRUGADA.
El momento de reflexión a llegado, donde te atreves a preguntarte el ¿por qué? de tus acciones. Donde te atreves a recordar el pasado dolido.
Y allí entre los recuerdos; decides si dejar que te venzan o aprender de ellos, aprender y superarte porque de eso se basa la vida.
De errores y enseñanzas. De nada sirve amargarte la existencia con problemas porque ellos van y vienen, porque no son para siempre.
Quizás esto no piense cuando la haya cagado de nuevo, pero llegará el momento donde dicho problema dejará de importar y como una rutina misma, volveré a sonreír.
Porque creo que es lo más sincero que puedo tener, lo más puro que puedo mostrar y no dejaré que ésta también se contaminé de hipocresía.
Porque es mí vida y yo decido cuando me dolerán o no los problemas. Porque yo decido qué me afectará y qué pasará de largo.
Los desprecios de las personas son cosa estúpida, si te quedas bien, y si decides irte; suerte. No puedo desearte más.
Pero si decides quedarte es porque en verdad me aprecias tanto como para soportarme más tiempo. Y gracias por eso.
El tiempo vuela tan rápido que tienes que ser veloz con tus decisiones, no dudes, no lo medites, a menos de que sea necesario, porque hasta en ello se va el tiempo.
Disfruta de la vida, de la edad, de tu cabello alborotado, de tu risa molesta, de tu sonrisa; muestrala al mundo, muestra lo hermosa que es.
No necesitas más que tu confianza misma.
Y aquí en la madrugada, entre cobijas y el cabello alborotado, te deseo lo mejor, porque sé que puedes, así como yo puedo.
Linda madrugada... Linda vida.
