La loca

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Después de que Jack me dejara sola,  tuve que alistarme para ir al trabajo.
Mi móvil sonó y me detuve en la puerta para contestar.
— ¿Dónde diablos estuviste anoche?  Te busque, te marque al móvil y no tuve ningún rastro de ti. Estuve a punto de llamar a la policía.
—Eh, regresé al departamento, Jack dijo que te mandaría un mensaje.
Camille se queda en silencio.
¡Genial! Metí la pata.
—Uh, te explicaré luego, Adiós.
Cuelgo antes que Camille empezará a chillar.

Odio trabajar. Hoy me tocó estar en el mostrador. Es mejor que estar recogiendo los juguetes que votan los niños a cada segundo, pero las horas se pasaban muy, muy lentas.
Mientras atendía a las personas, me entró curiosidad sobre Jack. Dijo que llamaría al abogado. ¿Diane habrá hecho algo?. Nunca he hablado con Diane, ella a mí no me conoce. Y espero que siga así, no me gustaría conocerla.
—¿Por qué no contestas mis llamadas?
Me sobresalte al ver a Camille parada con dos cajas de juguetes.
— ¿Qué haces aquí?
— ¡Mirella Christiane! ¡Cuéntame lo que pasó con Jack y exagera!
— ¿Llevarás esos juguetes?- digo, señalando los juguetes que lleva y haciendo caso omiso a lo que dijo.
— Oh ¡Por favor!
— Estoy en el trabajo, espérame en la cafetería de enfrente. Llevaré algunos juguetes y quiero que me ayudes.
— Okay, pero no tardes.

Salí del trabajo con las cajas y le hice señas a Camille para que se acerque.
— Dijiste que no tardarías. —dice  haciendo un puchero, típico de ella.
—No sabía que juguetes escoger. —Camille me ayuda con las cajas.—Y tu pagas el taxi.—dije
En el taxi, le conté a Camille lo que hice mientras ella seguía en la discoteca. Ella grito en todo el camino. Pero mi buen humor mejoró cuando se atragantó por causa de un bache en el camino.
— No fue gracioso. —dijo enojada.
— Para mí sí lo fue.

Al llegar al edificio vimos que Patrick salía de allí.
— ¡Patrick! —Grito
Salgo del auto con Camille y nos dirigimos a la parte de atrás para sacar las cajas.
— ¿Qué hace aquí?. -Pregunta Camille.
— No tengo idea.
Patrick se acerca a nosotras y ayuda con las cajas.
Demonios, parezco ridícula con tantas cajas.
— Hola. No te encontré, estaba por irme.
— Ya me encontraste. —le digo sonriente— ¿Paso algo?
—Necesito pedirte algo.
Para lo que tengo entendido, no soy buena haciendo favores.
¿Qué querrá?
— Bien, subamos.
Entramos al departamento y dejo las cajas en una esquina, le ofrecí algo de beber a Patrick pero lo rechazo.
Camille se dirige a la cocina para darnos privacidad, podría haber ido a mi habitación pero se fue especialmente allí para escuchar la conversación.
El semblante de Patrick me preocupa, no me atrevo a decir otra cosa y no entiendo que hace aquí.
— Diane tiene más posibilidades para ganar la custodia.—me informa.
Sigo sin entender.
— Lamento eso.
— Necesito que hables con Diane.
— ¿Eh?
Espero haber escuchado mal.
— Wow, esperen.— interrumpe Camille. — ¿Eso viene con seguro de vida? Porque, por lo que tengo entendido ésa mujer está loca.
Vuelvo la mirada hacia Patrick.
— Te escucho.

Patrick me puso al corriente sobre su terrible idea en la que estoy incluida. La cual pienso que sería una excelente idea sí yo no estuviera involucrada. Soy muy mala mintiendo y los nervios siempre me ganan.
— Por favor Mirella, eres nuestro único recurso.
— Lo haré, pero con una condición. —digo decidida.
Es ahora o nunca.
— ¿Qué condición? — Patrick está muy serio, nunca lo he visto así, lo normal es que él estuviera bromeando y fastidiando a cualquiera que se le cruzará.
— Lo haré, pero sea cual fuese el resultado quiero que Jack se mantenga alejado de mí. No quiero verlo más.
Camille y Patrick alzaron la mirada hacia mí.
Si, esa es la condición.
— Será difícil convencerlo pero es eso, ó que pierda a su hijo. Te mandaré un mensaje para decirte la fecha y también para darte el teléfono de Diane.
Patrick se levanto y se despidió de Camille, lo acompañe hasta la puerta y me despedí de él.
— Eres muy injusta. —dice Camille
— ¿Por qué?
— Es obvio que la idea de Patrick funcionará. Debiste decir que sí, sin condiciones.
—Es mi vida, no la tuya. No te metas.
— ¡Uh! Eso me recuerda. Mañana saldremos con Ross y María.
— ¡Gracias por consultarlo conmigo!—respondo sarcástica.
— Mañana es domingo, no tendrás nada que hacer, ellas vendrán aquí y haremos cualquier cosa. Hace mucho no salimos con ellas. —Habla como si le estuviese hablando a un niño... En mi caso sería a una niña.
— Esta bien. ¿Te quedarás a dormir?
— No. Iré a visitar a mis padres.
— Mándale saludos de mi parte.
— Te quiero nena, adiós.
Camille cierra la puerta y yo prefiero ir a descansar. Es difícil tratar de dormir cuando tienes muchas cosas en que pensar.
¿Qué es lo que estoy haciendo?
Primero lo beso, le digo que quiero ser su amiga, luego me besa, y ahora estoy pidiendo que se olvide de mí.
Será mejor que Jack se olvide de mí. Y espero olvidarme también de él.
Es lo mejor para los dos.

Es Difícil Olvidar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora