CAPÍTULO 11

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Despierto escuchando la voz de Diane. El horrible olor a podrido se hace más intenso a medida que voy despertando del profundo sueño en el que estaba. Siento los ojos adoloridos.

Toco la contusión de las costillas a causa de las patadas y siento que el terrible dolor va consumiéndome poco a poco.
- Nos encontraremos en un punto. No. No llevaré a tu amiguita. Querida, escúchame. Tengo unos amigos que quieren conocer a tu amiga, solo espero que la policía no se encuentre allí porque de seguro ya te imaginas lo que le pasara... Te daré la ruta para que la encuentres... Sin policías Camille. Ya sabes lo que pasará.
Me quitan la venda de los ojos y observo a Diane sonriendo.
- Hola dormilona. Iré a recoger el dinero que Cami tiene para mí. ¡Uh! Y también es un adiós. Me ha encantado conocerte. Espero que seas feliz con Jack.
-Vete a la mierda -respondo con tono cansado.
Frunce el ceño y se acerca amenazante.
-Repite lo que has dicho - ordena.
Hago mi mayor esfuerzo para sonreír.

- ¡Que te jodan! -grito
Vuelve a patear la mayor parte de mis costillas, yo me vuelvo a retorcer, ella no se detuvo hasta que uno de los hombres le dijo que parará. Luego se fue llevando un revolver en sus vaqueros.

Dos hombres corpulentos están en la puerta esperando la llamada de Diane. Ya ha pasado más de una hora y no hay señales de ella.
Camille es lista pero desearía que no esté tramando algo. Mis padres podrían estar allí y resultar heridos, o también Jack, incluso ella podría salir herida.

El teléfono empieza a sonar. Me tenso pensando si eso es una mala señal. El más alto se acercó y pone sus labios en mi cuello.

Con ese hecho me preparo para lo peor.
- ¡Suéltame! - digo en un intento fallido de alejarme.
- Mierda. ¡Vámonos de una maldita vez! -le dice su cómplice.
Por Dios. Camille les dio el dinero.
Ellos se apresuraron en tomar sus cosas y se fueron cerrando la puerta con candado. Espero a que se alejen y me arrastro hacia la puerta para abrirla. Es imposible abrir estando amarrada, débil y adolorida.

Estuve sentada al costado de la puerta esperando a escuchar algo para que pudiera pedir ayuda, pero nada.

Vuelvo a empujar la puerta una y otra vez.

Me detengo al escuchar a alguien acercándose.
- ¿Hay alguien ahí? -Grito- ¡Ayuda! Ayúdenme por favor.
- ¿Quién es? -Habla una mujer.
- Es... estoy encerrada. ¡Ayúdame!
- Aléjate de la puerta. - Advirtió
Me alejo y poco después de tres golpes la puerta se abre, revelando a una mujer alta y un poco robusta. Tiene un hacha en las manos.
Se acerca y me desata las manos y los pies -Debemos llevarte al hospital -dice ayudando a levantarme.
- Mi familia llegara en unos minutos.
Mis lágrimas no se detenían.
-Oh, niña. Debo llevarte al hospital. Estas por desmayar.
- Ayúdam...

-No duermas. Quédate despierta. Vamos, querida. Escu...

Despierto en una habitación completamente blanca. Sospecho que estoy hospitalizada. Siento la calidez de una mano áspera frotando la mía. Bajo la mirada y encuentro a mis padres. Mi mama está sentada en un pequeño sofá con una mano sosteniendo su cabeza y con la otra sostiene un pañuelo. Le doy un apretón a mi papa y él alza la mirada.
-Cariño - le dice a mi mamá.
Mamá alza la mirada y me abrazo.

Trato de no quejarme por el dolor.
- Oh, mamá. No llores, ya todo pasó.
- Mi niña, creí que te perdería, imaginé lo peor. Quise llamar a la policía pero Camille dijo que eso sería peligroso. La policía ya está en busca de los que te secuestraron.
- ¿Camille? - Pregunto
- Camille nos ayudó mucho. Ella está afuera. Jack también estuvo muy preocupado. Acaba de irse, fue a cuidar a Elián. Y Elián es un niño maravilloso, no entiendo como su madre lo ha podido dejar.
Miro confundida a mis padres.
- Jack trajo a Elián aquí - explica mi papá.
¿Conocieron a Elián?
- Le diremos a Camille que entre -dice mamá.
Salieron de la habitación y Camille entra. Tiene ojeras, esta despeinada y la nariz roja por haber llorado.
Le sonreí- Te ves espantosa.
- Mirella... - Me abraza y su llanto aumenta cuando suelto un sollozo.
- Gracias Camille, gracias por todo... También agradecería que no aprietes mucho. -Le digo haciendo una mueca.
-Lo lamento.
Nos quedamos en silencio y luego se aleja.
- La policía está en busca de esa maldita perra. También hay alerta en Canadá, ella dijo que tenía una pareja allí, así que les he dicho a algunas personas que investiguen.
- No creí que ella fuera capaz de hacer esto. ¿Jack?
- Fue a casa. ¡Conocimos a Elián! Me enamore de ese niño, es tan lindo. Jack lo trajo porque no tenía con quien dejarlo. Patrick está en la comisaría.
- Yo... quiero hablar con él. ¿Cuánto tiempo estaré aquí?
- ¡Uh! Cierto. Tengo que llamar a la enfermera.
- Camille -dije antes de que saliera.
- ¿Si?
- ¿La señora que me ayudo?
- Oh está bien. Estuvo aquí y luego se fue. Le di dinero por haberte ayudado.
- Te lo pagaré.
- No es necesario - dice con un guiño.

Entré al auto con Camille. Mi papá conduce y mi madre va de copiloto.
- Mamá estoy bien. No es necesario que te quedes en mi departamento. Camille se quedará conmigo y no podré descansar pensando en que tú estarás durmiendo en el sofá.
Por primera vez me encantaría estar sola pero será imposible deshacerme de Camille.
Papá toma la mano de mi mamá. -Lía, ella tiene razón. Tiene que descansar. Tú puedes ir mañana a primera hora y acompañarla.
Mamá asiente.
Tener a mis padres adelante hace que Camille y yo nos volvamos a sentir como niñas.
- Camille, gracias por lo que estás haciendo. Te pagaremos todo. Y por favor, cuida a mi hija.
- No me deben nada. Le debía algunas cosas a esta chica y ahora estamos a mano.
Mamá le asiente a Camille.
- ¿Sabes que pastillas tomar? -pregunta mamá.
- Si mamá. No soy una niña y tengo a Camille como enfermera.
- Muy bien niñas. Llegamos -avisa papá.
- Tengan mucho cuidado. Llámame si te sientes mal.
Pongo los ojos en blanco- Estaré bien.
Salgo del auto y me despido. Camille se adelanta llevando mi maleta y yo solo llevo las medicinas.
Estuvimos en silencio hasta llegar a mi piso.
- ¡Estoy cansada! -Dice Camille tumbándose en el sofá.
- Necesito una ducha.
- Bien. Pero tendrás un resfriado. Ya es muy tarde.
- No importa.
- ¡Okay! Yo dormiré. Ew... ¿Estás bien?
- Si -Respondo sin mirarle a los ojos.
Dejo a Camille en el sofá y me dirijo a mi habitación para sacar una toalla y bragas. Contuve las lágrimas hasta estar dentro de la bañera. El agua se siente bien en mi piel.
Apoyo mi espalda en la baldosa y me acurruco lentamente para no sentir el dolor. Rodeo con los brazos mis piernas y oculto mi cabeza en ello y me dejo llevar, con el agua cayendo sobre mi cuerpo Suelto un sollozo mas fuerte sabiendo que nadie puede escucharme. Alguien toca mis brazos y alzo la mirada.

Observo los ojos de Jack llenándose de lágrimas, solo lleva pantalones y esta descalzo. Rodeo su cuello con mis brazos y él me abraza muy fuerte, haciendo que suelte un quejido, pero aún así no deje que se separe de mí.
-Perdóname. -dice en mi cuello.
Me alejo unos centímetros para mirarle los ojos- No hay nada que perdonar, Jack.
- Es mi culpa.
- No tienes la culpa de nada.
- Aún así me siento como un maldito idiota.
Bajo la mirada y noto que sus pantalones están completamente mojados.

-Cariño, creo que te salpique un poco de agua. -digo para cambiar de tema.

-Tranquila, solo son unas gotas.

Sonrió y le abrazo durante unos minutos.

-Perdóname - digo.
- No hay nada que perdonar,
Apego mis labios a los suyos y consigo un beso realmente apasionado. Extrañaba sus labios y esa lengua experta en excitarme. Coloco mis manos en su torso y él me aprieta más hacia su cuerpo, logrando que sienta su erección.

Gimo y el gruñe a la vez.

- ¿Camille? -Pregunto
- Esta dormida.
Jack sigue torturando mi cuerpo hasta que me gira.

Apoyo las manos en la pared y separo las piernas, deseando que se introduzca en mí, pero él besa mi cuello y se mueve seductoramente para permitirme sentirlo
- Jack...
Coloca una mano en mi cadera y con un movimiento lento se introduce en mi. Suelto un gemido, antes de retirarse, cubre mi boca con su mano y luego me embiste, sus dedos recorren mi cadera y bajan hasta el clítoris. Mis piernas tiemblan y él sigue a un ritmo rápido y fuerte.

Me acuesto lentamente en la cama para que el dolor en las costillas sea leve. Obervo que Jack se queda mirando la contusión y percibo que quiere decir algo.

-No quiero hablar de eso.

Asiente y se acuesta a mi lado.

- ¿Jack?
- ¿Si?
- Creo que iré con Ross a Brasil.
- ¿Qué? - dice incorporándose.
- Quiero darme un tiempo y creo que sería bueno que vaya con ella.
- Estas hablando de Ross. Ella solo viaja para ir a discotecas.
- Lo sé Jack. Pero quiero alejarme de todo esto y tener unas vacaciones.
- ¿Alejarte de mí?

Este hombre es tan complicado.
- Tú necesitas pasar tiempo con Elián.
- No te entiendo.
- Necesito un respiro ¿Si? Antes de que tú aparecieras, hablé con Ross y le dije que iría con ella a Brasil.
- Tú en ese tiempo lo dijiste porque querías olvidarte de mí. ¿Eso quieres?
- Solo necesito aclarar mis pensamientos. No sé lo que quiero.
Frunce el ceño- Pueden pasar muchas cosas en ese viaje.

¿Cosas? ¿Cree que quiero olvidarme de él?
- ¡Es solo un mes, Jack! No exageres.
- No, lo digo en serio.
- ¿Quieres que te pida permiso?
- No.
- Bien. Ahora solo les diré a mis padres.
Su expresión cambia a divertida.
- ¿Qué? -Pregunto
- Nada. Hay que dormir. Debes estar cansada. Mañana tienes que hablar con los detectives.
- Mmm... Duerme bien.
- Contigo siempre - susurra.

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Es Difícil Olvidar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora