Su felicidad depende de mi

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Domingo 18 de diciembre. A sólo una semana de Navidad y lo único que tengo planeado es quedarme en casa. No me apetece ir a casa de mis padres. Sólo mandaré los regalos y mis saludos, eso es suficiente.
Me sentía nerviosa por haber aceptado lo que Patrick me pidió. No tengo idea de por qué me escogió a mí. Pudo haber contratado a alguien profesional, así Jack se hubiera ahorrado la condición que he pedido. Es mejor para los dos separarnos. Él necesita pasar más tiempo con su hijo y yo... Bueno yo tengo que trabajar para poder pagar una buena universidad.
Tocan la puerta y corro para abrir, creí que eran las chicas pero es un hombre llevando unas rosas color rosa pálido y una caja de chocolate.
— ¿Es usted Mirella Christiane Carter Ledezma?
— ¿Si?
— Bien. Firme esto.— Firmo y recibo las rosas —que por cierto ya sé quien había enviado este presente.
Pongo las rosas con los chocolates en la mesa y veo una nota en las rosas.
      
       Lo que no pasó en años, puede
                 pasar en segundos.
                                             
¿Eso qué significa? ¿Que el beso que no le di en años se lo di en segundos?. Como sea, solo me interesan los chocolates. Antes de sentarme recibo un mensaje en el móvil, es de Patrick. Me ha mandado la fecha y el número de Diane y también dice que la llame apenas reciba el mensaje.
Oh, esto es muy rápido. ¿Por qué demonios acepte?
Bien, Vamos Mirella. No te pongas nerviosa.
Marco el número y ella responde de inmediato.
— Hola. —dijo. Su voz era muy firmé.
— Hola. ¿Hablo con Diane?
— Si. ¿Quién habla?
— Buenas tardes Diane. Soy Mirella, eh.. Tengo entendido que tienes algunos problemas con Jack. ¿Es eso cierto?
— ¿Eres Mirella Carter?
¿Cómo me conoce? Oh, no. Patrick dijo que ella no me conocía.
— ¿Si?
— Nunca pensé hablar contigo. Y menos que me llamarías. ¿Deseas algo?
— Deseo hablar contigo. Y sé que tú quieres tener la custodia total de tu hijo. Tengo unas imágenes muy comprometedoras de Jack, esas imágenes harán que ganes la custodia.
— ¿Cómo sabes de eso?
— ¿Lo quieres o no?
— Puedes venir mañana. Te mandaré la dirección.
Dios... ¡Mañana!
— Hasta entonces.
Rápidamente llamé a Camille para decirle que cancelará la visita de Ross y Linda. Acto seguido llamo a Patrick.
— ¿Qué pasó?.—la voz de Patrick hace que me ponga más nerviosa.
— Eh.. Salió bien. Quiere que me reúna con ella mañana.
Siento mis piernas temblar. ¡Mierda!
— Oh bien. Tienes poco tiempo para prepararte. Llamaré a Jack para decirle y gracias por hacer esto.
— Adiós.
Me duche y decidí dormir temprano. Agarro el pomo la puerta de mi habitación pero me sobresalto al oír la puerta. No espero a nadie.
— ¿Quién es?—digo detrás de la puerta.
— Abre.—Era la voz de Jack
Vacilo antes de abrir.
¿Debería abrirle?
No debería haber problema, será la última vez que lo vea.
Abro la puerta.
—¿Qué quier... —No me dejo terminar la frase, me beso con tanta intensidad que me deje llevar. Era como si los dos quisiéramos esto desde hace mucho. Y era cierto. Siempre quise besarlo, quise que fuera mío por siempre. Pero eso terminó cuando me enteré que tenía una familia.
Hago un intento de zafarme de él pero tiene las manos puestas en mis muñecas.
— Por favor. No... — suplica
Me quedo observando sus ojos por un momento y luego rodeo mis brazos al rededor de su cuello y le devolví el beso. Jack me carga y me lleva a mi habitación. Todo fue muy rápido. Nunca creí que esto pasaría pero aquí estoy, haciendo el amor con Jack.
¿Así se le dice? ¿Hacer el amor? Si dos personas se aman creo que está bien decirlo así.
Jack esta encima de mí, va a un ritmo lento mientras me besa. Es realmente excitante. Yo mantengo las manos en sus brazos y me deleita sentir sus fuertes brazos.
El ritmo fue acelerándose más haciendo que los dos lleguemos al clímax. Es una sensación realmente extraordinaria. Jack me dio un beso fugaz y salió de mí.
Nos quedamos en silencio hasta quedarnos dormidos.

Son las 3:00 am y yo tengo sed; me pongo las bragas y el sujetador. Camino hacia la cocina para servirme un vaso de agua. Al regresar a la habitación veo a Jack sentado en el borde de la cama con los codos apoyados en las rodillas y las manos en la cabeza. Me dirijo hacia él y me siento en su regazo.
— ¿Qué sucede?—pregunto
Su mirada no expresa nada, me gustaría tener la habitación iluminada en este momento. Así podría verle mejor.
Me sonríe, de modo que revela que algo anda mal.
—Nada. Vamos a dormir.
—Dime. —Insisto— ¿Por favor?
—Tú me dejarás y si la idea de Patrick no funciona mi hijo también. Las dos personas que amó se irán... 
Mierda.
—Tu hijo se quedará contigo.
— Y ¿tu?
—Hice un trato con Patrick.
—Lo sé. ¿No quieres verme? ¿Nunca?
Le respondí con un silencio y un abrazo.
—No me dejes.
Voy a llorar. No...
No puedo responderle ahora.
—Vamos a dormir. —le digo.
Debe ser horrible saber que te pueden quitar a tu hijo. Y todo depende de mí.
La felicidad de Jack está en mis manos. Haré lo que pueda para que él se quede con su hijo.

Es Difícil Olvidar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora